martes, 29 de julio de 2008

Estudio de la máquina humana

Todo ser humano tiene siete centros básicos fundamentales, veámoslos:

1) - El Intelectual, situado en el cerebro.
2) - El Centro Motor o del Movimiento, ubicado en la parte superior de la espina dorsal.
3) - El Emocional, el cual se halla en el plexo solar y en los centros específicos nerviosos del gran simpático.
4) - El Instintivo, situado en la parte inferior de la espina dorsal.
5) - El Sexual, ubicado en los órganos genitales.
6) - El Emocional Superior.
7) - El Mental superior.

Estos dos últimos solo pueden expresarse a través del auténtico cuerpo astral y del legítimo cuerpo mental.

El Yo ejerce control sobre los cinco centros inferiores de la máquina humana. Esos cinco centros son: Intelecto, Movimiento, Emoción, Instinto y Sexo. Los dos centros del ser humano que corresponden a la Conciencia Cristo, se conocen en ocultismo como Mente Cristo y Astral Cristo. Estos dos centros superiores no pueden ser controlados por el Yo.

Desgraciadamente todavía la Mente Superior y la Emoción Superior, no disponen de estos dos vehículos de Cristo. Cuando la Mente Superior queda vestida con el Mental Cristo y cuando la Emoción Superior se reviste con el Astral Cristo nos elevamos de hecho al estado verdaderamente humano.

Todo aquel que quiera disolver el Yo (La causa del pecado y el error) debe estudiar sus funcionalismos en los cinco centros inferiores. No debemos condenar los defectos. Tampoco debemos justificarlos. Lo importante es Comprenderlos. Es urgente Comprender las acciones y reacciones de la máquina humana. Cada uno de estos cinco centros inferiores tiene todo un juego complicadísimo de acciones y reacciones. El Yo trabaja con cada uno de estos cinco centros inferiores y comprendiendo a fondo todo el mecanismo de cada uno de estos centros estamos en camino de disolver el Yo.

En la vida práctica dos personas reaccionan ante una representación en forma diferente. Lo que es agradable para una persona, puede ser desagradable para otra. La diferencia está muchas veces en que una persona puede juzgar y ver con la mente y otra puede ser tocada en sus sentimientos. Debemos aprender a diferenciar la mente, del sentimiento.

Una cosa es la mente y otra el sentimiento. En la mente existe todo un juego de acciones y reacciones que debe ser comprendido. En el sentimiento existen afectos que deben ser crucificados, emociones que deben ser cuidadosamente estudiadas y en general todo un mecanismo de acciones y reacciones que fácilmente se confunden con las actividades de la mente.
Centros

1.- Intelectual
Tal centro es útil dentro de su órbita; lo grave es quererlo sacar de su campo de gravitación. Las grandes realidades del Espíritu sólo pueden ser experimentadas con la Conciencia. Quienes pretenden investigar las verdades trascendentales del SER a base de puro razonamiento, caen en el mismo error de alguien que, ignorando el uso y manejo de los instrumentos modernos de la ciencia, intentara estudiar la vida de lo infinitamente pequeño con telescopios y la vida de lo infinitamente grande, con microscopios.

2.- Movimiento
Necesitamos auto-descubrirnos y comprender a fondo todos nuestros hábitos. No debemos permitir que nuestras vida siga desenvolviéndose mecánicamente. Parece increíble que nosotros viviendo dentro de los moldes de los hábitos, no conozcamos estos moldes que condicionan nuestra vida. Necesitamos estudiar nuestros hábitos, necesitamos comprenderlos. Ellos pertenecen a las actividades del centro del movimiento. Es necesario auto-observarnos en la manera de vivir, actuar, vestir, andar, etc.

El centro del movimiento tiene muchas actividades. Los deportes también pertenecen al centro del movimiento. Cuando la mente interfiere en este centro, obstruye y daña porque ella es muy lenta y el centro del movimiento es muy rápido. Todo mecanógrafo trabaja con el centro del movimiento y como es natural, puede equivocarse en el teclado si la mente llega a intervenir. Un hombre manejando un automóvil podría sufrir un accidente si la mente llegase a intervenir.

3.-Emocional
El ser humano gasta sus energías sexuales torpemente con el abuso de las emociones violentas: cine, televisión, partidos de fútbol, etc. Debemos aprender a dominar nuestras emociones; es necesario ahorrar nuestras energías sexuales.

4.-Instinto

Existen varios instintos. El instinto de conservación, el instinto sexual, etc. Existen también muchas perversiones del instinto. En el fondo de todo ser humano existen fuerzas subhumanas instintivas, brutales, que paralizan el verdadero espíritu de amor y caridad.
Estas fuerzas demoníacas deben primero ser comprendidas y luego sometidas y eliminadas. Son fuerzas bestiales: instintos criminales, lujuria, cobardía, miedo, sadismo sexual, bestialidades sexuales, etc. Necesitamos estudiar y comprender profundamente esas fuerzas subhumanas, antes de poder disolverlas y eliminarlas.

5.-Sexo
El sexo es el quinto poder del ser humano. El sexo puede liberar o esclavizar al hombre. Nadie puede llegar a ser íntegro; nadie puede realizarse a fondo sin la fuerza sexual. Ningún célibe puede llegar a la realización total. El sexo es el poder del alma. El ser humano íntegro se logra con la fusión absoluta de los polos masculino y femenino del alma. La fuerza sexual se desarrolla, evoluciona y progresa en siete niveles. (Los Siete Niveles del Alma). En el mundo físico el sexo es una fuerza ciega de mutua atracción; en el astral la atracción sexual se fundamenta en la afinidad de los tipos según sus polaridades y esencias.

En el mental, la atracción sexual se realiza según las leyes de la polaridad y de la afinidad mental. En el plano causal, la atracción sexual se realiza sobre la base de la Voluntad Consciente. Es precisamente en este plano de las causas naturales donde se realiza conscientemente la plena unificación del alma. Realmente nadie puede llegar a la gloria plena del Matrimonio Perfecto, sin haber alcanzado este cuarto estado de integración humana.

Necesitamos comprender a fondo todo el problema sexual. Necesitamos ser íntegros. Necesitamos trascender la mecánica del sexo. Necesitamos saber procrear hijos de la Sabiduría. En el instante supremo de la concepción, las esencias humanas están completamente abiertas a toda clase de influencias. El estado de pureza de los padres y la fuerza de voluntad para no derramar el Vaso de Hermes, es lo único que puede protegerlos contra el peligro de que se infiltren en el Zoospermo y en el Ovulo substancias subhumanas de Egos bestiales que quieren Reencarnarse.

martes, 22 de julio de 2008

La Trinidad Gnóstica

El concepto de Trinidad en el cristianismo gnóstico (el primitivo y el de sus auténticas vertientes contemporáneas) difiere ligeramente del concepto trinitario del cristianismo exotérico (católico, ortodoxo, protestante) y sus miriadas de corrientes y es, en efecto, uno de los principales motivos de disputa por parte de los dogmáticos interesados de siempre, como Calvino que asesinó al maestro gnóstico Miguel de Servet -a la memoria de cuya obra se tiene este blog- entrer otras cosas, por la definición de Trinidad.
Recordemos un poco.

La sabiduria griega o gnóstica estaba basada en la Tetraktis Pitagorica que es el equivalente griego del Arbol de la Vida (etz ha-hayyim) de los cabalistas hebreos.

Esta tetraktys como el mismo Etz ha-hayyim (árbol de la vida hebreo) está conformada por cuatro grandes regiones o mundos, pues tanto la tetraktys como el arbol de la vida estan tomados de la sabiduria aryo-hindu.

Veamos estas correspondencias:

a) HINDU (aria primigenia): Mahakarana, Karana, Sukshma, Sthula
b) HEBREA (atlante final): Atzilut , Beriah , Yetzirah , Assiah
c) GRIEGA (tercera subraza aria): Pleroma , Gnosis, Psike, Hyle


Asi que no son tres categorias como veras, pues son grados de perfecion del alma.

los hylicos (materialistas de hyle, materia) son aquellos que alcanzaron las cuatro primeras iniciaciones de misterios mayores (malkut, yesod, hod, netzaj)

los Psiquicos (los que tienen alma) son los que alcanzaron el naciomiento segundo, el nacimiento del alma humana, con la iniciacion trinitaria de misterios mayores (tiferet, geburah, y jesed).

los gnósticos o pneumaticos, son aquellos que alcanzaron la duada de misterios mayores: Binah (barbelohim, el hijo de Dios) y chokhmah (sophia, la madre divina).

los pleromaticos (los que gozan de la plenitud) son aquellos que se han fusionado con Propator, el Padre Celestial, la monada divina, al Dios Uno. Jeshuá Ben Pandhirá, Iesus el nazarita era un pleromatico, por eso podia decir que el padre y el eran uno.
LA OGDOADA, los ocho cielos.

los cielos internos de nuestra propia tierra.

estos son los cielos divinos, los cuales vienen señalados en la divina comedia del Dante florentino.
1 cielo de saturno
2 cielo de jupiter
3 cielo de marte
4 cielo del sol
5 cielo de venus
6 cielo de mercurio
7 cielo de la luna
8 cielo de la tierra (nuestra atmosfera azul).

Para ascender a cada uno de estos cielos primero hay que bajar a su correspondiente infierno, como viene en la Divina Comedia y explicados en los libros de Samael Aun Weor: "Si hay infierno, si hay Diablo, si hay karma" y "Las tres montañas".
EL BAUTISMO

Es la inmersion en las aguas de la novena esfera, Tantra Maithuna Sadhana.

Por eso el bautismo es una decision personal que debe tomar una persona adulta para poder aceptar al Cristo en su corazón. A esto también se refería Servet al referirse sobre este punto. Los protestantes y los ateos han falsificado la doctrina de Servet; pero leído en syu plenitud se comprende la naturaleza gnóstica de ese pensamento.

Las siete grandes iniciaciones de misterios mayores

1- la primera coprresponde a la del cuerpo fisico (guf fisi), esfera de malkut.
2- la segunda corresponde a la del cuerpo eterico, el cuerpo anímico o animal, (soma psuchicon, néfesh, guf nafshani), esfera de yesod.
3- la tercera corresponde a la del espiritu astral o cuerpo espiritual, (soma pneumaticon, rúaj, guf rujani), esfera de hod.
4- la cuarta corresponde al cuerpo mental, (Nous, Majshabah), esfera de netzaj: este es el grado de Buddha.
5- la quinta corrseponde al alma humana (neshamah), esfera de tiferet: este es el grado de Dwidja, dos veces nacido, el grado del nacimiento segundo.
6- el sexto corresponde a la del alma gemela (hayyah), esfera de geburah: la buddhi de los teosofos, la sulamita de Salomon.
7- el septimo corresponde al de la monada interna, (yehidah), esfera de jesed: la encarnacion de Atman en cada uno de nosotros.
La 8va es la encarnacion de BARBELO, barbelohim, el hijo de Dios en cada uno de nosotros.
Ananda entre los hindues.
La 9na es la encarnacion de SOPHIA, la madre divina, en cada uno de nosotros.
Chit entre los hindues
La 10ma es la encarnacion de PROPATOR, el Padre Divino, en cada uno de nosotros
SAT entre los hindues.

La Trinidad Gnóstica

Está conformada por:

1- PROPATOR, el padre celestial.
2- SOPHIA, la madre divina
3- BARBELO, el hijo de Dios


Por esto en el evangelio de Judas, este elevado apósltol dice a Cristo cuando se le pregunta "¿Quién dicen que soy?": "Tú eres de la región del Barbelos". Es decir, reconoce que Jeshuá Ben Pandhirá había alcanzado el nivel de la "Cristificación"
El Espiritu Santo

El espiritu de Santidad, Rúaj ha-Qodesh en hebreo y Pneuma Hagios en griego, entre los antiguos gnósticos no formaba parte de la trinidad, sino que era simplemente la fuerza aeolica o pranica del Padre, que el iniciado recibia a traves de haberse sumergido (bautismo) en las aguas de la novena esfera. Por esto Servet dice: "el Espíritu Santo no es una tercera Persona trinitaria, sino la fuerza o manifestación del espíritu de Dios tal como actúa en el mundo a través de los hombres.".Sin embargo por motivos didácticos los padres del cristianismo asumieron esta enseñanza; otorgándo a la Madre Divina ( en la figura de María, Miriam) las categorías de : Hija del padre, madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo.

Tenemos que hablar con claridad sobre el gnosticismo primitivo, que son las bases del gnosticismo moderno, y especialmente el samaeliano.

Por eso hay tanta tergiversacion entre los actuales gnósticos modernos pues se han olvidado del origen del gnosticismo primitivo.

Nuestro Ven Maestro Samael Aun Weor habla de impurezas en la doctrina de Eliphas Levi señalando que porque estuvo rencarnado como chaman en el antiguo mexico pre-hispanico.

Pues lo mismo sucede desgraciadamente en la misma doctrina de nuestro Ven Maestro Samael, pues en su doctrina existe cierta impureza doctrinaria, y esto es debido a que nuestro maestro estuvo reencarnado en tiempos idos como monje catolico (Tomás de Kempis), y estas impurezas en la doctrina acuariana son de origen catolico.

Una impureza catolica(y evangélica) es que Jeshúa el Cristo fue crucificado y muerto en un Viernes cuando eso es una falacia. Pues sabemos que Jeshúa el Mesías fue crucificado y muerto a mitad de semana, en Miercoles (domingo esoterico), pues a mitad de semana se llevo el sacrificio tal como fue profetizado en el libro de Daniel. Impureza doctrinal semejante se observa en el tema de la Trinidad.
El mismísimo V.M. Mahoma vino a descifrar este misterio que había sido infamemente propagado por los religiosos cristianos de aquel entonces.
Nuestro Ven Maestro Samael Aun Weor menciona fragmentos del sagrado Qor'an y habla de Mohamed, pero nunca quiso aclarar el porque Mohamed prohibía la trinidad catolica, y ningun misionero gnostico le cuestiono sobre eso.

Asi vemos que en el gnosticismo primitivo que la trinidad es PROPATOR, SOPHIA ,Y BARBELO.

MARIA es la madre terrenal, mientras que SOPHIA es la Madre Divina o Celestial.

Hemos creido al ver el Arbol de la Vida que en HOCHMAH o CHOKMAH (sabiduria) esta el hijo de Dios, el Cristo, cuando realmente en HOCHMAH esta la MADRE DIVINA, SOPHIA entre los antiguos gnosticos, tambien llamada PISTIS SOPHIA y como HACHAMOT, que es el superlativo femenino de HOCHMAH.

El evangelio nos dice que el Cristo está sentado a la derecha de Dios el Padre, y en el Arbol de la Vida, la esfera de Kether representa al Padre, y a su derecha está la esfera de BINAH que es el Cristo, pues a su izquierda está la esfera de CHOKMAH o HOCHMAH (pronunciese jojmá) que repesenta a SOPHIA la Madre Divina.

Pimero viene la UNIDAD, la MONADA, la esfera de Kether, donde esta el Dios UNO predicado por los Judios y Arabes.

Despues viene la DUADA, conformada por SOPHIA, la Madre Divina y el BARBELO, barbelohím, el hijo de Dios, el Cristo.

Y hasta despues viene la TRINIDAD, conformada por las vasijas o esferas de CHESED, GEBURAH, y TIFETET.

Esta es la verdadera trinidad: YEHIDAH (Atman), HAYYAH (Buddhi), y NESHAMAH (Jivi o Buddhata).

Cuando nuestros amados hermanos católicos y protestantes dicen que "tres personas diferentes pero un mismo Dios" dice un sofisma que explicado en forma matematica es una falacia:
1 + 1 + 1 = 1

Cuando los gnosticos hablamos que Kether, Chokmah y Binah es una trinidad nos expresamos matematicamente con la siguiente ecuación:
1 + 2 = 3

¿porque de esta manera?

Porque gnosticamente nos apoyamos en la ecuacion de la tetrakys pitagorica:
1+2+3+4=10

De esta forma de gnosis apologetica, enseñamos la UNICIDAD DE DIOS predicada por el monoteismo judio y arabe.
Las proyecciones o salidas astrales en la Biblia son llamadas "arrebatamiento en espiritu".

En la Biblia la palabra ESPIRITU y CUERPO ESPIRITUAL son la forma correcta en como se le denomina al cuerpo astral de la actual Aquarian New Age.

Rúaj (espíritu) en la Biblia es el cuerpo astral.

Paulo de Tarso (El V.M. Hilarión) en el evangelio lo denomina como CUERPO ESPIRITUAL, en griego biblico es SOMA PNEUMATICON y en hebreo es GUF RUJANI.

Solamente que en la Biblia se señala que a las proyecciones astrales, o "arrebatos en espiritu", son realizadas en Sábado, que es el Día del Señor.

Para comprender estas cosas se necesita despertar conciencia, por eso en el evangelio gnóstico llamado La Sophia de Jesus éste exclama: "¡ Quien tenga oidos para oir de cosas infinitas, que oiga!” Y siguio diciendo:”Es a los despiertos a quien me dirijo.” Es decir, toda persona que vive en el sueño de la conciencia, aunque fuere muy religioso o versado en doctrinas de hombres se perderá en los asuntos de Dios.
Asimismo en la Epístola Secreta a Santiago se lee: “¿Sereis capaces de seguir durmiendo ahora que podeis estar en vigilia desde el principio, de manera que el reino de los cielos pueda recibiros.?”

Este conocimientoi se concsigue con el Gnose Te Ipsum griego; por eso en el evangelio gnóstico de Tomás se dice: “Pues quien no se conoce a si mismo, nada a aprendido, y sólo quien se conoce a si mismo aprende también al mismo tiempo el conocimiento de Todo” (osea quien no se concoe a sí mismo no pued eentender ni la Biblia ni ninguna obra sagrada).

Es tiempo de que los cristianos de todas las denominaciones despiertenm de ese largo sueño y se dirigan hacia la verdad si auténticamente quieren la Redención.
Colaboración: F:.G:. Tekujtli

martes, 15 de julio de 2008

Aproximaciones al cristianismo gnóstico

La Gnosis ha sido desde los tiempos más remotos definida y vista como una forma diferente de entender la vida, el mundo, la naturaleza, Dios; un conocimiento que implica los destinos del hombre mismo.

Es precisamente el conocimiento de la verdad esencial de las cosas, un conocimiento que sin embargo, no es estático sino dinámico, ya que es experimentable individualmente según las infinitas formas de ser de la existencia; y que no puede ser encerrado en dogmas o esquemas, sino que debe ser visto por todos los hombres según su forma particular de ser.

Pero si esta forma de entender la Gnosis puede parecer fácil de aceptar, no es así cuando se trata de vivirla efectivamente, realizarla en uno porque entonces se muestra extremadamente complicada y ardua de seguir.

En efecto se trata de coger en todo ser y cosa con el que entremos en contacto, su realidad esencial (= la Verdad); y ésta realidad íntima y esencial está más allá de todo lo que existe en lo finito y relativo: su dimensión total y verdadera, que es la misma y única Verdad infinita y absoluta que los sentidos no pueden percibir por ser finitos y relativos.

Por eso para sentir, reconocer, comunicar con la Verdad de los seres y de las cosas, deberá sentirse y conocerse no solo intelectualmente con el cerebro, sino también intuitivamente con el corazón sutil para comunicar y ser uno con ella.

Solamente entonces, la Gnosis pierde su carácter de conocimiento intelectual, objetivo en sí mismo, para adquirir el de identificación y comunión.

En este aspecto conocer es reconocer y vivir ante todo la propia realidad esencial (que es desde luego la realidad Una de todo y de todos) por ello expresar gradualmente también en lo externo lo que todo ser es en potencia en su interior; y entonces el conocimiento llega a ser iniciación, sendero, la vía hacia la reintegración.

Y esta vía está abierta a todos, solamente que requiere primero haber tenido conocimiento de esta realidad oculta interior ya que la vía está diseminada de obstáculos sin fin.

Los obstáculos derivan en su origen de la constitución humana: una esencia interior espiritual y su condición exterior de ser, o sea sus dos naturalezas contrastadas; el ego desarrollado de la naturaleza animal y el Si mismo o Yo superior, o Uno/Todo del que todo hombre es un fragmento.

Todo hombre tiende en general a identificarse con el yo de los sentidos, en vez de considerarlo como es en verdad, un instrumento o vehículo de expresión gradual del Si mismo, por lo que la vía gnóstica es ante todo Teología, es decir estudio de Dios, conocimiento de Dios, ciencia divina.

La doctrina secreta de Oriente y de Occidente ha transmitido de época en época el gran Misterio de la Gnosis: el hombre encierra dentro de sí, en su complejo espacio/temporal, una naturaleza pura idéntica a Dios.

Este concepto gnóstico preside en toda iniciación auténtica e inspira todo peregrino hacia la patria perdida celeste en las múltiples vías de la Realización Una.

El hombre interior (= el Si mismo) es el único Dios que podemos conocer y encarnar individualmente aquí y ahora, y el universo es el depositario de una espiritualidad infinita, de la cual cada uno de nosotros es una parte.

Así de un lado la Unidad de la Vida, consiguiente a la omnipresencia de la espiritualidad, y por otro la manifestación viviente de esta Unidad en el hombre, que sufre y lucha para reunirse con la propia raíz y ser así finalmente completo.

La Gnosis por consiguiente como conocimiento que implica la vida, el comportamiento y el destino del hombre; y constituyendo en si una forma de ser, no solo no se conoce su origen por perderse en la noche de los tiempos, sino que tampoco puede verse su final. Esta Gnosis Perenne emerge todavía y asume una organización particular en los primeros dos siglos que precedieron la era actual así como en los dos siglos que siguieron: en Occidente y en Egipto, en Oriente Medio dentro y fuera del Cristianismo.

Cada sistema o corriente, con sus modalidades particulares, a veces aparentemente oscuras e incoherentes, se rehace como fuere y siempre en un denominador común que todo lo reúne en un todo orgánico, que cada vez se adapta y se desposa en diversos tiempos y lugares con las creencias locales de las que va a constituir la linfa secreta y subterránea y el aspecto secreto (esotérico).

También la ciencia moderna de las Religiones ha reconocido hoy finalmente en los motivos esenciales del gnosticismo la línea interrumpida de la sabiduría secreta, que constituye la raíces de todas las religiones.

La integración practicada a partir del gnosticismo de las religiones hebrea, persa, babilónica, egipcia, griega y romana, influenciada por elementos hindúes, taoístas y budistas, con una completa nivelación de todas las diferencias étnicas, confluye en las nuevas religiones donde todas las demás participan en esta fusión ecuménica de su patrimonio sagrado.

El cristianismo considerado ortodoxo quiso hacer histórico y temporal lo que estaba fuera y más allá del tiempo y la historia, por lo que el mito con el que desarrolló la Iglesia romana institucional debía necesariamente adaptarse con la historia en la que justificar su propia supremacía y legitimidad.

Y el cristianismo, tal como lo conocemos hoy, se transformó en religión histórica, apoyada sobre la persona del Jesús histórico, dando así a la historia un significado soteriológico, por el que la lucha contra el gnosticismo en su interior fue de supervivencia.

Pero el Evangelio de Juan habla con terminología gnóstica de una Luz que, preexistiendo en el principio del tiempo, ilumina a todos los hombres que vienen a este mundo; y Pablo, el verdadero fundador del cristianismo, habla en el mismo lenguaje de la Luz/ Cristo en nosotros, representando la autentica enseñanza de la Sabiduría antigua, de la Gnosis Perenne; la naturaleza divina de todo ser humano y no solo del Jesús histórico, que es en suma el único modelo perfecto a seguir para hacer viva la presencia divina en el mundo.

No obstante los fabricantes de los dogmas del cristianismo, triunfan después de haberse impuesto sobre las demás iglesias cristianas aceptando el compromiso con el Poder Temporal, identifican esta Luz/Cristo en el Jesús histórico que obtuvo así su estado civil bien definido en el Concilio de Nicea en el 325.

Esta Luz/Cristo en nosotros (= el Reino de los Cielos en el hombre) ha sido, con una cuidadosa y aguda manipulación de los textos, impuesta en el Jesús Nazireo, lo cual no hacía ninguna falta porque tal había sido la enseñanza de todos los Santuarios Iniciáticos de la Antigüedad.

El cristianismo considerado ortodoxo la hizo suya, limitándola a un solo hombre que vivió hace dos mil años aproximadamente en Palestina, avalándola con los Evangelios llamados de Mateo, Marco y Lucas (= copias de copias) que habían sido astutamente retocados, añadiendo y cambiando para los fines de su causa: un Jesús- Cristo histórico, sobre el que edificar y legitimar su autoridad indiscutible, que fuese superior también al poder temporal y así reunir, bajo una autoridad confirmada y reconocida con una fe y religión común, a todos los pueblos del mundo.

Desde la segunda mitad del siglo tercero este Redentor Jesucristo tuvo así su estado civil bien establecido y desde entonces sería la Luz que ilumina a centenares de millones de hombres y mujeres en todo el mundo.

En efecto, con el nacimiento de Jesús señala un nuevo orden de la historia, con el cual se mide el tiempo, así la historia resultará desde entonces un poco más ordenada en función de su nacimiento (= Anno Domini), punto de llegada de todo el periodo anterior y simultáneamente punto de partida para seguir el tiempo en el futuro.

La historia entera del género humano es condicionada de tal manera, partiendo directamente desde la creación del mundo y del descenso del hombre espiritual en la dimensión terrestre hasta su ascenso o reintegración con la segunda venida del Cristo glorioso, que señalará la restauración y la consumación de la historia.

La nueva religión en suma, para legitimar su ortodoxia y garantizar su continuidad se encontró en la necesidad de romper con el pasado de Israel, oponiendo el Nuevo al Antiguo Testamento, un nuevo pacto que anula el antiguo de la alianza, por el cual la encarnación de la Luz/Cristo del Jesús histórico, que muere sobre la cruz para rescatar al género humano del pecado original, que establece la continuidad del pasado y completará al final de los tiempos el ciclo histórico con la realización progresiva de la Redención Universal Final.

La salvación o reintegración será el resultado de la encarnación y resurrección del Redentor Jesucristo y tendrá que ver con la total unidad del hombre, es decir, cuerpo, alma y espíritu; el hombre inmerso en el tiempo y en la historia, que actúa según el plan de Dios, resucitará en espíritu, alma y cuerpo al final de los tiempos y de la historia.

Como puede verse todo está previsto y establecido e igualmente calculada y condicionada la total existencia de todos los hombres: vinculados desde su nacimiento a la Iglesia por el bautismo, ella lo seguirá paso a paso durante todo su peregrinar terreno y condicionará su suerte en el más allá.

Bien diferente es la concepción del cristianismo primitivo, donde lo que se salva de la prisión del tiempo y de la historia es el Si mismo, el yo auténtico atemporal o espiritual del hombre, el cual asume distintos cuerpos temporales como vehículos o medios de tener sus experiencias en el mundo, pero que abandona una y otra vez una vez que son logradas y consumadas.

Pero ya que el cristianismo al institucionalizarse quiso confinar deliberada y astutamente la mitología en la esfera histórica, limitando el mito eterno del espíritu que está misteriosamente insertado en el proceso de la historia y del tiempo, pero que es en si mismo transcendente, los gnósticos no dieron importancia a las escrituras sagradas (bíblicas) cuyos personajes y sucesos consideraban simples alegorías para expresar la verdad eterna, y les añadieron sus especulaciones cosmológicas, tal vez complicadas y oscuras, pero siempre sublimes para explicar aquello que las palabras no podían hacerlo.

Como tendremos ocasión de ver más adelante la concepción gnóstica es exactamente todo lo contrario de la posición cristiana ortodoxa. El cristianismo original en cuanto presentación de la Gnosis Eterna en una expresión adaptada a los nuevos tiempos, fue una actitud y un método de vida, que es como decir una tentativa de vivir lo eterno y la unidad en la multiplicidad y en las dimensiones espacio/temporales.

El hombre, dios en potencia, para alcanzar su plena estatura y plenitud aquí y ahora debe combatir contra los gobernantes (= centros de energía psíquica de sus "revestimientos" a fin de liberarse del sometimiento tiránico de Yahvé(= el creador del ego o personalidad separada) y unirse en éxtasis supremo con su esposa divina (= su Si mismo eterno).

Y en el matrimonio alquímico de lo inferior y lo superior, del ego y del Sí mismo, todas las ilusiones de las apariencias desaparecen como por encanto y la verdad se muestra sin ningún velo; el tiempo deja de ser y con ello la tragedia de la separatividad de tal forma que cada hombre se hace uno no solo con su Si mismo, sino también con el Si mismo de todos los demás y de esa forma hace viva y actual la experiencia consciente de la verdadera Fraternidad: la Comunión de las Almas Despiertas, la verdadera y única Ecclesia.

Hoy que el Jesús histórico aparece siempre más como una figura que se saca lentamente del abrigo del tiempo para revelar el Cristo cósmico, que todo individuo deberá antes o después encarnar; hoy que la institucionalización eclesiástica del Cristo ha llevado a la completa cristalización del mismo, los hombres de nuestro tiempo se están poniendo de forma siempre creciente a meditar sobre los hechos míticos de las especulaciones místicas y sobre los sucesos que intentan revelar.

Toda la tradición arcaica cosmogónica y antropológica de tantos siglos fue adaptada y distorsionada por la Iglesia de Roma para imponer su supremacía indiscutible para quedar como depositaria e intérprete exclusiva de la Verdad; así, con la ayuda del poder temporal, tildó de herejía a los incómodos gnósticos que no querían aceptar la profanación de la Iglesia Primitiva cristiana; aunque desde entonces usará injustamente el título de católica a pesar de que al haber perseguido a los gnósticos cesará de ser universal y al refutar la Gnosis perderá el conocimiento.

Pero el verdadero cristianismo está fuera de todo esquema pre-ordenado y por ello solo en el gnosticismo se expresa auténticamente y también en el interior del esoterismo continuó vivo y auténtico porque allí no fue oscurecido por autoridad ninguna ni por ningún interés parcial.

El cristianismo de los orígenes surgió como una vía y sendero realizativo o iniziático de carácter universal, y se injertó en el antiguo tronco neotestamentario con objeto de obtener simultáneamente una efectiva transformación de la consciencia para crear las condiciones de un aumento cualitativo de la sociedad humana, es decir, un paso evolutivo desde el concepto del Dios terrible (el Jahvé juez y vengador) del Antiguo Testamento al Dios de bondad revelado en los Evangelios; y si el cristianismo considerado ortodoxo no hubiese prevalecido, la historia de estos últimos dos mil años hubiera podido ser muy diversa.

El cristianismo ortodoxo (católico, protestante) ha perdido hoy casi toda su matriz guía, que solo ofrece la experiencia directa de la verdadera vida y naturaleza de todos los seres, o sea de su esencia divina y ahora finalmente, después de los recientes descubrimientos arqueológicos, está plenamente justificado individuar en el movimiento esenio/gnóstico la matriz del cristianismo primitivo y el gnosticismo de los siglos sucesivos como su continuador legítimo y natural.

El mito y no la historia es la esencia de todas las religiones y la justa comprensión del mito y su correcta interpretación es la clave de la Gnosis, que en el principio de nuestra Era se expresó en el cristianismo.

En efecto los mitos son fábulas exclusivamente en la proporción en la que sea comprendidos o malinterpretados. A este respecto escribía C.G. Jung que la mente humana está formada por una trinidad: consciencia común de vigilia, inconsciente individual (con los recuerdos personales y las emociones reprimidas) y el inconsciente colectivo (en el que tienen su ser imágenes persona- les y suprapersonales relacionadas con imágenes psíquicas y fuerzas).

En el inconsciente colectivo hay una fuerza central que opera como causa insondable de energías, que actúa a causa de ciertas imágenes focales, llamadas por Jung Arquetipos.

A estos Arquetipos, liberadores de los poderes internos de hombre, han hecho referencia los mitos religiosos con el fin de manifestar su fondo psíquico y divino.

Los mitos gnósticos, con su trama completa, están basados en estos principios porque los gnósticos reconocen que en la base radical de la consciencia humana hay un campo transcendental que han llamado Pleroma (= mundo de la Plenitud) del que emergen campos de consciencia limitados, pero algunos con propiedad y poderes del Principio original y omnisciente.

La Plenitud (= el Si mismo transpersonal) es la raíz de la consciencia y la base energética del inconsciente colectivo de la moderna psicología analítica, así como la Madre Divina de los gnósticos de todas las épocas y latitudes.

La finalidad de la ascesis gnóstica es establecer un contacto consciente con esta fuente de todo Poder, Vida y Esencia, que habita en lo más profundo de toda consciencia humana, por lo que el conocimiento directo de las cosas divinas es posible para el hombre que posee la Gnosis, la cual es simplemente Conocimiento de si mismo y de Dios. Mediante la toma de consciencia y la transcendencia de las distintas esferas o mundos ilusorios, el alma humana aquí y ahora puede establecer un contacto directo con lo que constituye su fundamento y fuente verdadera de su vida y energía.

Pero este contacto directo puede ser establecido cuando se supera el dominio de los regentes del mundo o esferas (Demiurgos = Arcontes) que se separan de la Plenitud; y en cuanto el hombre no está sujeto a las ataduras y al encanto de los mundos inferiores, habiendo comprendido su precariedad y deficiencia, viste finalmente su vestidura de luz.

El sendero hacia esta fuente oculta y liberadora (= la Luz/Cristo en todo hombre) es la mitología correctamente entendida. Los Maestros Gnósticos, para conducir al hombre gradualmente desde las tinieblas exteriores a la Luz interior, construyeron sus intrincados y majestuosos mitos, que no solamente ocultan la verdad espiritual, sino que constituyen el método idóneo mediante el cual esta verdad puede llegar a ser aprehendida a causa de una efectiva realización interna. Según la revisión y revaloración del Gnosticismo conseguida con los recientes descubrimientos arqueológicos del auténticos textos de la época, éste deja de mostrarse como deformación o herejía del cristianismo, o de cualquier otra religión, aunque por su misma naturaleza tiende a englobar en si todas las religiones.

El Gnosticismo es en realidad una religión suprahistórica que pone el drama de la salvación más allá del tiempo y del espacio mundanales, por lo que ha debido en todas las épocas servirse necesariamente de las religiones existentes para acoplar su propio esoterismo al exoterismo de éstas y en verdad penetra en todas ellas y es la esencia de todas.

De esta forma, como había usado como vestiduras exteriores el paganismo y después las religiones de misterios, con el cristianismo buscó universalizarse cristianizando una parte de su inefabilidad, pero lográndolo no obstante solamente en el cristianismo primitivo; y después, con la llegada del cristianismo mismo a religión del estado un abismo vino a dividir las dos visiones, la cristiana y la gnóstica.

Aquí todas las Sagradas Escrituras son vistas nada más que como expresiones simbólicas o representaciones dramáticas de la verdad espiritual y el mismo Cristo, más que una atribución personal y particular del Jesús histórico, sirve para indicar la naturaleza divina en el hombre, cuya toma de consciencia y realización hace del iniciado un verdadero "cristóforo" o cristiano.

Sin embargo, el nombre Jeshua parece ser en el mismo contexto el término simbólico de este principio divino en el hombre, principio destinado a conducirle ante o después de la ignorancia al conocimiento, y de la muerte a la resurrección espiritual; así, la misma fe (= pistis), como aceptación pasiva e incondicionada de afirmaciones dogmáticas presentadas como Verdad revelada, se convierte en instrumento y preparación a la Gnosis y a la Salvación.

Aparte de las interpolaciones sucesivas introducidas para consolidar la instrumentalización ortodoxa, es bastante evidente que toda la enseñanza de Pablo, así como el Evangelio, la Epístola y el llamado Apocalipsis de Juan tienen sus raíces en la doctrina y en la tradición gnósticas; y aunque no se pueda probar, es más que probable que el gnosticismo cristiano haya surgido entre los seguidores y discípulos de Juan.

Siempre se ha reprobado al gosticismo su derivación al dualismo maniqueo, pero en realidad la visión gnóstica es dual solamente respecto a la manifestación y al mal que la acompaña; es sin embargo esencialmente monística por el hecho mismo de dar al mal un comienzo y por consiguiente también un fin, por lo que la Luz perdida en las Tinieblas al despertarse a si misma (es decir en cuanto se sacuda el torpor del sueño en el que ha caído, tomará consciencia de su propia realidad verdadera) será reintegrada en la plenitud y por fin las Tinieblas acabarán por iluminarse por el hecho mismo de haber sido morada de la Luz.

Se podrá incluso no compartir la actitud mental y existencial de los gnósticos, pero cualquiera que recorra sin prejuicios los rastros del tiempo, deberá reconocer el ímpetu y ardor con que han afrontado los problemas dolorosos y vitales de nuestra humanidad: Dios y la Providencia, el origen del mal, la formación del cosmos, las relaciones entre Dios y el hombre, entre el espíritu y la materia, el destino del hombre y del mundo; y como con sus únicos medios y su intuición han tratado de encontrar las soluciones (siempre de buena fe y asumiendo sobre ellos mismos todas las implicaciones).

Todos aquellos mitos sugestivos, incluso oscuros y complejos, son el resultado de las especulaciones de los Maestros Gnósticos que quieren de cualquier modo explicar el insondable misterio de nuestra aparición en el espacio-tiempo y la naturaleza de nuestros límites, de nuestras imperfecciones y las del universo.

?Si somos emanaciones del Pensamiento del Dios Transcendente e Inefable, Amor y Bondad Absoluta, chispas de su Luz, como es que hemos nacido en un cuerpo pensante, con una psique durmiente en un mundo de necesidad y de deficiencia? Desentrañar los misterios de esta incógnita es la empresa de la Gnosis eterna y universal, antigua y moderna, cristiana y no-cristiana

Por T. Johannes
(publicado en italiano en la revista CONOSCENZA)
Arte: Brueghel

viernes, 11 de julio de 2008

El Recuerdo de Sí

Aun cuando parezca increíble, cuando el estudiante se observa a sí mismo, no se recuerda a Sí Mismo.

Los aspirantes, fuera de toda duda, realmente no se sienten a Sí Mismos, no son conscientes de Sí Mismos.

Parece algo inverosímil que cuando el aspirante gnóstico auto-observa su forma de reír, hablar, caminar, etc., se olvida de Sí Mismo; esto es increíble, pero cierto.

Sin embargo, es indispensable tratar de recordarse a Sí Mismo, mientras se auto-observa. Esto es fundamental para lograr el despertar de la Conciencia.

Auto-observarse, sin olvidarse de Sí Mismo, es terriblemente difícil, pero espantosamente urgente para lograr el despertar de la Conciencia.

Esto que estamos diciendo parece una tontería, las gentes ignoran que están dormidas, ignoran que no se recuerdan a Sí Mismas, ni aunque se miren en un espejo de cuerpo entero, ni aún cuando se observen en detalle minuciosamente.

Este olvido de Sí Mismo, esto de no recordarse a Sí Mismo, es realmente la causa causorum de toda la ignorancia humana.

Cuando un hombre cualquiera llega a comprender profundamente que no puede recordarse a Sí Mismo, que no es consciente de Sí Mismo, está muy cerca del despertar de la Conciencia.

Estamos hablando de algo que hay que reflexionar profundamente; esto que aquí estamos diciendo es muy importante y no se puede comprender si se lee mecánicamente.

Nuestros lectores deben reflexionar: la gente no es capaz de sentir su propio Yo mientras se auto-observa, de hacerlo pasar de un centro a otro, etc.

Observar la propia forma de hablar, reír, caminar, etc., sin olvidarse de Sí Mismo, sintiendo ese Yo adentro, es muy difícil y sin embargo básico, fundamental, para lograr el despertar de la Conciencia.

El gran Maestro Ouspensky dijo: "la primera impresión que me produjo el esfuerzo por ser consciente de mi Ser, por ser consciente de Mí Mismo como Yo, decirme a mi mismo: "Yo estoy caminando, Yo estoy haciendo", y de tratar de mantener vivo ese Yo, de sentirlo dentro de mí, fue la siguiente: el pensamiento quedaba como dormido; cuando yo asía al Yo, no podía pensar ni hablar, hasta disminuía la intensidad de las sensaciones. Además, uno podía mantenerse, en semejante estado, sólo por un tiempo muy breve".

Es necesario disolver el "yo pluralizado", volverlo ceniza, pero tenemos que conocerlo, estudiarlo en los cuarenta y nueve departamentos subconscientes, simbolizados entre los gnósticos por los cuarenta y nueve demonios de Jaldabaoth.

Si un doctor va a extirpar un tumor canceroso, necesita primero conocerlo. Si un hombre quiere disolver el "yo", necesita estudiarlo, hacerse consciente de él, conocerlo en los cuarenta y nueve departamentos subconscientes.

Durante la íntima recordación de Sí Mismo, en ese tremendo super-esfuerzo por ser consciente de su propio Yo, es claro que la atención se divide, y aquí volvemos nuevamente a aquello de la división de la atención. Una parte de la atención se dirige, como es apenas lógico, hacia el esfuerzo, y la otra hacia el Ego o "yo pluralizado".

La íntima recordación de Sí Mismo es algo más que analizarse a si mismo: es un estado nuevo, que sólo se conoce a través de la experiencia directa.

Todo ser humano ha tenido, alguna vez, esos momentos, estados de íntima recordación de Sí Mismo; tal vez en un instante de infinito terror, tal vez en la niñez, o en algún viaje, cuando exclamamos: "¿y qué hago yo aquí? ¿Por qué estoy yo aquí?"

La auto-observación de sí mismo, acompañada en forma simultánea con la íntima recordación de su propio Yo, es terriblemente difícil, y sin embargo indispensable para auto-conocerse de verdad.

El "yo pluralizado" resulta siempre haciendo lo contrario durante la meditación: el goza fornicando cuando tratamos de comprender la lujuria; él "truena" y "relampaguea", en cualquiera de los cuarenta y nueve departamentos subconscientes de Jaldabaoth, cuando tratamos de comprender la ira; él codicia no ser codicioso, cuando queremos reducir a polvo la codicia.

"Intima recordación de Sí Mismo", es darse cuenta cabal de todos esos procesos subconscientes del mí mismo, del Ego, del "yo pluralizado".

Auto-observar nuestra forma de pensar, hablar, reír, caminar, comer, sentir, etc., sin olvidarse de Sí Mismo, de los íntimos procesos del Ego, de lo que está ocurriendo allá adentro, en los cuarenta y nueve departamentos subconscientes de Jaldabaoth, resulta de verdad espantosamente difícil, y sin embargo fundamental para el despertar de la Conciencia.

La auto-observación, la íntima recordación de Sí Mismo, inicia el desarrollo del sentido espacial, que llega a su plena madurez con el despertar de la Conciencia.

Los Chacras, mencionados por Mister Leadbeter y muchos otros autores son, con relación al sentido espacial, lo que las flores con relación al árbol que les da vida. Lo fundamental es el árbol. El sentido espacial es el funcionalismo normal de la Conciencia despierta.

Todo hombre, despierto de verdad puede ver, oír, tocar, oler y palpar todo lo que ocurre en los cuarenta y nueve departamentos subconscientes de Jaldabaoth.

Todo hombre, despierto de verdad, puede verificar por sí mismo y a través de la experiencia directa, los sueños de las gentes; puede ver esos sueños en las personas que andan por las calles, en los que trabajan en fábricas, en los que gobiernan, en toda criatura.

Todo hombre despierto de verdad puede ver, oír, oler, tocar y palpar todas las cosas de los mundos superiores.

Quien quiera experimentar la realidad de todo lo que sucede en las dimensiones superiores del espacio, debe despertar Conciencia, aquí y ahora.

Samael Aun Weor : "El collar de Buda", capítulo 16.

viernes, 4 de julio de 2008

El lado oculto del cristianismo


EL TESTIMONIO DE LAS ESCRITURAS

Después de haber visto que las religiones del pasado proclaman a una tener un lado oculto o ser guardianes de "Misterios", y que tal afirmación aparece certificada por los más grandes hombres, al buscar la iniciación, procede investigar ahora si el Cristianismo se halla fuera de este concepto de religiones, y si es la única que no tiene una Gnosis, ofreciendo al mundo sólo una creencia sencilla y no un conocimiento profundo. Si así fuese, sería, a la verdad, un hecho triste y lamentable, que probaría que el Cristianismo estaba destinado únicamente para una clase y no para todos los tipos de seres humanos. Pero que esto no es así, lo podemos demostrar fuera de toda posibilidad de duda racional.
De esta prueba tiene el Cristianismo grandísima necesidad en estos tiempos, porque la flor misma de la Cristiandad está pereciendo por falta de conocimiento. Si la enseñanza esotérica pudiera restablecerse y conquistar estudiantes pacientes y ardorosos, no tardaría mucho sin que lo oculto fuese también restaurado, Los discípulos de los Misterios Menores se convertirían en candidatos a los Mayores, y con la reaparición del conocimiento, se lograría otra vez la autoridad de la enseñanza.
Y, verdaderamente, la necesidad es muy grande, pues contemplando el mundo que nos rodea, vemos que la religión en Occidente está sufriendo por la dificultad misma que teóricamente debía esperarse encontrar. Habiendo perdido el Cristianismo su enseñanza mística y esotérica, va viendo desaparecer su influencia sobre gran número de las personas más altamente educadas, coincidiendo la vivificación parcial de los últimos años con la restauración de algunas enseñanzas místicas. Es cosa evidente para todo el que haya estudiado los últimos cuarenta años del siglo que ha terminado, que mucha gente moral y pensadora ha abandonado las iglesias porque las enseñanzas que en ellas recibían, eran un ultraje para su inteligencia y pugnaban con su sentido moral. Es inútil suponer que el muy extendido agnosticismo de esta época tuviese sus raíces en la falta de moralidad o en una deliberada perversión de la mente.
Todo el que estudie con atención los fenómenos indicados, convendrá en que personas de gran inteligencia se han alejado del Cristianismo por la rudeza de las ideas religiosas que les eran expuestas, por las contradicciones entre las autoridades de la enseñanza, por los puntos de vista acerca de Dios, del hombre y del universo, que ningún entendimiento educado podía admitir. Ni es posible tampoco sostener que una degradación, de cualquier clase que se suponga, fuese la causa fundamental de la rebelión contra los dogmas de la Iglesia. Los rebeldes no eran demasiado malos para su religión; al contrario, la religión era la que resultaba demasiado mala para ellos. La rebelión contra el Cristianismo popular era debida al despertar y al desarrollo de la conciencia; la conciencia era la que se revolvía, así como la inteligencia, contra enseñanzas que deshonran a Dios y al hombre igualmente; que presentan a Dios como un tirano y al hombre como esencialmente malo, obteniendo la salvación por medio de una sumisión servil.
La razón de esta rebeldía se halla escondida en el gradual rebajamiento de las enseñanzas cristianas para llegar a la llamada sencillez, con objeto de que los más ignorantes pudieran comprenderlas. Los protestantes afirmaban muy alto que no debía predicarse más que aquello que pudiesen comprender todos; que la gloria del Evangelio estaba en su sencillez, y que el niño y el ignorante debían ser capaces de comprenderlo y aplicarlo a la vida.
Muy verdad, si con esto quería decirse que ciertas enseñanzas religiosas deben estar al alcance de todos, y que una religión fracasa si deja fuera de la esfera de su ennoblecedora influencia a los seres ínfimos, a los más ignorantes, a los más pobres.
Pero falso, completamente falso, si con esto se quiere significar que la religión no tiene verdades inaccesibles a la ignorancia, que es tan pobre y limitada que no tiene nada que enseñar que no esté por encima de las mentes rudas o de la estrechez de miras de la moralidad degradada. Falso, fatalmente falso, si tal es el sentido; pues a medida que esta opinión se extiende, ocupando los púlpitos y resonando en las iglesias, muchos seres nobles, cuyos corazones se han desgarrado al romper los lazos que les unían a su creencia primera, se retiran de los templos y dejan que su sitio sea ocupado por los hipócritas y los ignorantes. Pasan a un estado de agnosticismo pasivo, o, si son jóvenes y entusiastas, de agresión activa, no creyendo que pueda ser lo más elevado lo que así ofende al entendimiento y la conciencia, y prefiriendo la honradez de un descreimiento manifiesto, a la mistificación de la inteligencia bajo la férula de una autoridad en que no reconocen nada de divino.
Al estudiar así el modo de pensar del tiempo presente, comprenderemos que la cuestión de una enseñanza oculta relacionada con el Cristianismo, es de vital importancia. ¿Ha de sobrevivir el Cristianismo como la religión de Occidente? ¿Deberá existir en los siglos futuros y continuar desempeñando su papel en la formación del pensamiento de las razas occidentales en evolución? Si es así, tiene que recobrar el conocimiento que ha perdido y poseer de nuevo sus enseñanzas místicas y ocultas; debe presentarse otra vez como un instructor competente de verdades espirituales, investido de la única autoridad que vale algo: la autoridad del conocimiento.
Sí estas enseñanzas vuelven a obtenerse, su influencia se verá pronto en manifestaciones más amplias y profundas de la verdad; los dogmas que ahora aparecen como cascarones vacíos, sirviendo sólo de grillos, volverán a ser presentaciones parciales de realidades fundamentales. En primer término, el Cristianismo Esotérico será restaurado en el "Lugar Santo" del Templo, en forma que todo el que sea capaz de recibirlo, pueda seguir la dirección de su pensamiento público; y en segundo término, el Cristianismo Oculto descenderá de nuevo al Adytum, residiendo detrás del Velo que encubre el "Santuario de los Santuarios", donde sólo el Iniciado puede penetrar. Entonces volverá a estar la enseñanza oculta al alcance de los que sean calificados para recibirla conforme a las antiguas reglas, de los que en estos tiempos estén dispuestos a someterse, a las exigencias impuestas a los que deseaban conocer la realidad y verdad de las cosas espirituales.
Volvamos a la historia una vez más para ver si el Cristianismo era la única religión que no tenía enseñanza interna, o si era igual a las demás por la posesión de este tesoro oculto.
Esta es una cuestión de prueba, no de teoría, y debe decidirse por la autoridad de los documentos existentes, y no por el mero ipse dixit de los cristianos modernos.
Como hecho positivo tenemos que tanto el "Nuevo Testamento" como los escritos de la Iglesia primitiva, hacen idénticas declaraciones respecto a la posesión de tales enseñanzas, mostrándonos la realidad de la existencia de los Misterios -llamados los Misterios de Jesús o los Misterios del Reino-, las condiciones que se imponían a los candidatos, algo acerca de la naturaleza general de las enseñanzas que se daban, y otros detalles. Ciertos pasajes del "Nuevo Testamento" permanecerían por completo obscuros, si no fuese por la luz que sobre ellos arrojan las declaraciones definidas de los Padres y Obispos de la Iglesia; pero ¿con esa luz se hacen claros e inteligibles?
A la verdad, hubiera sido extraño que fuera de otro modo, si consideramos la estructura del pensamiento religioso que influyó sobre el Cristianismo primitivo. Emparentada con los hebreos, los persas y los griegos, matizada por las creencias aún más antiguas de la India, profundamente dotada de color por el pensamiento sirio y egipcio, esta última rama del gran brote religioso no podía menos que volver a afirmar las antiguas tradiciones, y poner al alcance de las razas occidentales todo el tesoro de las enseñanzas arcaicas. "La fe, un tiempo dada a los santos", hubiese sido ciertamente privada de su principal valor, si al ser transmitida al Occidente, se hubiera reservado la perla de la enseñanza esotérica.
El primer testimonio que debe examinarse es el del "Nuevo Testamento". Para nuestro objeto podemos prescindir de las enfadosas cuestiones sobre interpretaciones y autores, que corresponden de lleno a los eruditos. La crítica docta tiene mucho que decir respecto de la edad de los manuscritos, la autenticidad de los documentos y otros puntos; pero nosotros no tenemos para qué ocuparnos de esto. Podemos aceptar las Escrituras canónicas, por lo que respecta a las creencias de la Iglesia primitiva sobre las enseñanzas de Cristo y de sus discípulos inmediatos y ver lo que dicen acerca de la existencia de una enseñanza secreta comunicada tan sólo a los pocos.
Una vez examinadas las palabras que se ponen en boca del mismo Jesús, consideradas por la Iglesia de autoridad suprema, estudiaremos los escritos del gran apóstol San Pablo; luego nos ocuparemos en las declaraciones hechas por los herederos de la tradición apostólica, que guiaron la Iglesia durante los primeros siglos. A lo largo de esta línea no interrumpida de tradiciones y de testimonios escritos, puede hacerse la afirmación de que el Cristianismo tenía un lado oculto. Veremos, además, que puede seguirse el rastro de los Misterios Menores de interpretación mística a través de los siglos sucesivos, hasta llegar a los comienzos del XIX, y que, aun cuando no quedaron Escuelas de Misticismo, preparatorias de la Iniciación, después de la desaparición de los Misterios, sin embargo, de tiempo en tiempo hubo grandes místicos que alcanzaron los estados inferiores del éxtasis, por medio de sus propios esfuerzos sostenidos, ayudados indudablemente por Instructores invisibles.
Las palabras del Maestro mismo son claras y definidas, y fueron, según veremos, citadas por Orígenes, haciendo referencia a la enseñanza secreta conservada en la Iglesia. "Y cuando estuvo solo, los que estaban cerca de El con los doce, le preguntaron sobre la parábola y El les dijo: “A vosotros es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que están fuera, todas las cosas se les comunican por parábolas." y más adelante: "Con muchas de estas parábolas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábola no les hablaba; y cuando estaban solos, El explicaba todas las cosas a sus discípulos" (1). Nótense las significativas palabras "cuando estaban solos" y la frase "aquellos que están fuera." Lo mismo sucede en la versión de San Mateo: "Jesús despidió a la multitud y entró en la casa, y sus discípulos con El." Estas enseñanzas dadas "en la casa", el significado más íntimo de sus instrucciones, se decía que eran transmitidas de maestro a maestro. El evangelio da, según puede observarse, las explicaciones místicas alegóricas, lo cual hemos llamado nosotros los Misterios Menores, pero el sentido más profundo se decía que sólo se daba a los Iniciados.
Además, aun a Sus mismos apóstoles dice Jesús: "Tengo todavía muchas cosas que deciros; mas ahora no las podéis llevar" (2).
Algunas de ellas las dijo probablemente después de Su muerte, cuando fue visto por Sus discípulos, "al hablar de cosas pertenecientes al reino de Dios" (3). Ninguna de ellas fue consignada en documento público, pero, ¿quién habrá que crea que se descuidaron u olvidaron y que no fueron transmitidas como tesoro inapreciable? En la Iglesia existía la tradición de que El visitó a Sus apóstoles durante un tiempo considerable después de Su muerte, a fin de instruirlos -hecho a que nos referimos más adelante-; y en el famoso tratado gnóstico el Pistis Sophia, leemos: "Sucedió que cuando Jesús se levantó de entre los muertos, pasó once años hablando con Sus discípulos e instruyéndolos" (4) . Hay también la frase que muchos desean suavizar dándole otro sentido: "No déis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas a los puercos" (5). Precepto que verdaderamente es de aplicación general, pero que era considerado por la Iglesia primitiva como referente a las enseñanzas secretas. Debe tenerse presente que las palabras no sonaban en los antiguos tiempos tan duras como ahora; pues la palabra "perros" -como "el vulgo", “los
profanos”- era aplicada a los de fuera por los que se hallaban dentro de determinado círculo, ya se tratase de una sociedad, o de una nación, como lo hacían los judíos respecto de todos los gentiles (6) . Algunas veces se usaba para designar a los que estaban fuera del círculo de Iniciados, y en este sentido la vemos empleada en la Iglesia primitiva; a aquellos que, por no haber sido iniciados en los Misterios, se consideraba como fuera del "reino de Dios" o del "Israel espiritual", se les aplicaba este nombre.
Había diversos nombres asignados exclusivamente al término "El Misterio" o "Los Misterios", los cuales se empleaban para designar el círculo sagrado de los Iniciados o de los relacionados con la Iniciación: "El Reino", "El Reino de Dios", "El Reino de los Cielos", "El Sendero Estrecho", "La Puerta Estrecha", "Los Perfectos", "Los Salvados", "Vida Eterna", "Vida", "El Segundo Nacimiento", "El Pequeño", "Un Niño pequeño". El sentido está aclarado por el uso de estas palabras en escritos cristianos primitivos, y en algunos casos hasta fuera de la comunión cristiana. Así el término “Los Perfectos” se usaba por los esenios, quienes tenían tres órdenes en sus comunidades: los Neófitos, los Hermanos y los Perfectos -estos últimos eran Iniciados, y en tal sentido es empleado generalmente este vocablo en los antiguos escritos.

"El Niño Pequeño" era el nombre usual para un candidato acabado de iniciar, esto es, que había logrado su “segundo nacimiento”.
Después de conocido este uso, muchos pasajes oscuros, y de otro modo discordantes, se hacen inteligibles. Entonces uno le dijo: "Señor, ¿son pocos los que se salvan?" y El les dijo: ' 'Porfiad a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar y no podrán" (7). Si esto se aplica en la forma ordinaria de los protestantes a la salvación del fuego eterno del infierno, la declaración se hace increíble, repulsiva. No se puede suponer a ningún Salvador del mundo, haciendo la afirmación de que muchos de los que tratan de evitar el infierno y entrar en el cielo, no podrán verificarlo. Pero aplicado el concepto a la estrecha puerta de la Iniciación ya la liberación del renacimiento, es perfectamente verdadero y natural. Así también: "Entrad por la puerta estrecha, pues ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan" (8) . El aviso que sigue inmediatamente contra los falsos profetas, los instructores de los Misterios tenebrosos, es de gran aplicación en el asunto.
A ningún estudiante podrá pasar inadvertido el sonido familiar de estas palabras, empleadas en el mismo sentido en otros escritos. El "Antiguo camino estrecho" es familiar a todos; el sendero "difícil de andar como el agudo filo de una navaja" (9) que ya se ha mencionado; el pasar "de una muerte a otra" de aquellos que siguen el camino sembrado de flores de los deseos, los cuales no conocen a Dios; pues sólo se pacen inmortales y escapan de la ancha boca de la muerte, de la destrucción siempre repetida, aquellos hombres que han abandonado todo deseo (10). La alusión a la muerte se refiere, por supuesto, a los nacimientos repetidos del alma, a la existencia material grosera, considerada siempre como "muerte" comparada con la "vida" de los mundos sutiles superiores.
La "Puerta Estrecha" era el ingreso en la Iniciación, y por ella el candidato entraba en "El Reino", y siempre ha sido y será verdad que sólo pocos pueden atravesar esa puerta, aunque miles de millones -"una inmensa multitud que nadie 'podría contar" (11) , no unos pocos-, entran en la dicha del mundo celeste. Así también habló otro gran Maestro, cerca de tres mil años antes: "Entre millares de hombres, escasamente uno se afana por la perfección; de los que se afanan y la logran, apenas uno me conoce en esencia" (12). Pues los Iniciados son pocos en cada generación: la flor de la humanidad; pero ninguna sentencia siniestra de desdicha eterna se pronuncia en esta declaración contra la gran mayoría de la raza humana. Los salvados son, como Proclo enseñaba (13), los que escapan del círculo de la generación dentro del cual se halla sujeta la humanidad.
A este propósito recordaremos la historia del joven que se acercó a Jesús, y dirigiéndose a El como "Buen Maestro", le preguntó cómo podía ganar la vida eterna -la bien conocida liberación del renacimiento por el conocimiento de Dios (14). “Su primera contestación fue el precepto regular esotérico: "Guarda los mandamientos". Pero cuando el mancebo contestó: "Todas esas cosas las he guardado desde mi juventud"; entonces a aquella conciencia libre de todo conocimiento de trasgresión, vino la respuesta del verdadero Maestro: "'Si quieres ser perfecto, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo; y ven y sígueme." "Si quieres ser perfecto, conviértete en un individuo del Reino; debes abrazar la pobreza y la obediencia." y luego Jesús explica a Sus propios discípulos que un hombre rico difícilmente puede entrar en el Reino de los Cielos; que tal entrada es más difícil que para un camello pasar por el ojo de una aguja; para los hombres esto es imposible; para Dios todas las cosas son posibles (15). Sólo el Dios en el hombre puede pasar esa barrera.

Este texto ha sido diversamente explicado, siendo a todas luces imposible tomarlo en su sentido superficial, de que un hombre rico no puede entrar en un estado post mortem de
dicha. El hombre rico puede alcanzar ese estado lo mismo que el pobre, y la práctica universal de los cristianos demuestra que no creen ni por un momento que la riqueza ponga en peligro su dicha después de la muerte. Pero si nos fijamos en el verdadero significado del Reino de los Cielos, tendremos la expresión de un hecho directo y sencillo. Porque ese conocimiento de Dios que es Vida Eterna (16) , no puede obtenerse hasta que se haya abandonado todo lo terrestre, no puede aprenderse hasta que se haya hecho sacrificio de todo. El hombre tiene que renunciar, no sólo a la riqueza terrena, que en lo sucesivo ha de pasar por sus manos como si fuese administrador de ella, sino que debe, además, abandonar su riqueza interna en cuanto la considere como suya propia frente al mundo; mientras no se haya despojado hasta la desnudez, no puede pasar por la angosta entrada. Tal ha sido siempre la condición exigida para la Iniciación; los candidatos a ella deben hacer voto de "pobreza, de obediencia y de castidad." Esto se consigue con la eliminación del ego animal pluralizado.
El "segundo nacimiento" es otro nombre, muy conocido, de la Iniciación; aun hoy en la India los individuos de las castas superiores son llamados "dos veces nacidos", y la ceremonia que los hace dos veces nacidos, es una ceremonia de la Iniciación -la mera. corteza, a la verdad, en estos tiempos, pero "la muestra de las cosas del Cielo" (17). Cuando Jesús habla de Nicodemo, declara que "a menos que un hombre nazca otra vez, no puede ver el reino de Dios", y menciona este nacimiento como el "del agua y, del Espíritu" (18) ; esta es la primera Iniciación; otra posterior es la del Espíritu Santo y el fuego (19) , el bautismo del Iniciado en su virilidad, así como el primero es el del nacimiento, que le da la bienvenida como "el Niño Pequeño" que entra en el Reino (20) Cuán bien conocidas eran estas imágenes en la mística de los judíos, se demuestra por la sorpresa que manifestó Jesús cuando dijo a Nicodemo, confundido con su fraseología mística: "¿Eres tú maestro en Israel y no conoces estas cosas?" (21). Otro precepto de Jesús que subsiste como "un dicho difícil de entender", dirigido a sus discípulos, es el de: "Sed, pues, Vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los Cielos es perfecto" (22). El cristiano ordinario sabe muy bien que no le es posible obedecer este mandato; lleno de fragilidades ordinarias humanas, ¿cómo podrá hacerse tan perfecto como Dios? Vista la imposibilidad de la empresa que le presentan, la pone tranquilamente a un lado y no piensa más en ella. Pero considerada como el esfuerzo final de muchas vidas de constante progreso, como el triunfo del Dios que está dentro de nosotros (El Real Ser, la Mónada), sobre la naturaleza inferior (el ego pluralizado), se coloca a una distancia calculable, haciéndonos recordar las palabras de Porfirio, de cómo el hombre que lleva a cabo “las virtudes paradigmáticas, es el Padre de los Dioses” (23), y que en los Misterios estas virtudes eran adquiridas.
San Pablo sigue los pasos de su Maestro, y habla exactamente en el mismo sentido, pero más explícito y con mayor claridad, como era de esperar de su obra organizadora de la Iglesia. El estudiante debe leer con atención los capítulos II y III y el versículo I del capítulo IV de la Primera Epístola a los Corintios, teniendo presente que las palabras iban dirigidas a individuos bautizados que formaban parte de la Iglesia, y que eran miembros completos de ella, desde el punto de vista moderno, aunque considerados como niños y como carnales por el Apóstol. No eran catecúmenos o neófitos, sino hombres y mujeres que estaban en plena posesión de todos los privilegios y responsabilidades de la comunidad cristiana, reconocidos por el Apóstol como apartados del mundo, y tenidos en la confianza de que no habrían de proceder como los hombres del mundo. Estaban, en una palabra, en posesión de todo lo que la Iglesia moderna da a sus miembros.
Resumamos las palabras del Apóstol: "Vine a vosotros trayendo el testimonio divino, no para halagaros con la sabiduría humana, sino con el poder del Espíritu. En verdad, hablamos de sabiduría entre aquellos que son perfectos, pero no es sabiduría alguna humana. Hablamos la sabiduría de Dios en un misterio, hasta la sabiduría oculta, que Dios ordenó antes que el mundo empezara, y que ni aún príncipe, alguno del mundo conoce. Las cosas de esta sabiduría están fuera del alcance del pensamiento de los hombres, pero Dios nos las ha revelado por medio de su Espíritu. . . las cosas profundas de Dios, que el Espíritu Santo enseña (24). Estas son cosas espirituales que sólo puede entender el hombre espiritual, en quien está la mente de Cristo y yo, hermanos, no podía hablaros como a espirituales, sino como a carnales, y aun como a niños de Cristo... Vosotros erais incapaces de llevarlo, y aun lo sois ahora. Porque todavía sois carnales. Como sabio maestro gnóstico-rosacruz (25) he echado los cimientos, y vosotros sois el templo de Dios, y el Espíritu de Dios mora en vosotros. Haced que se os considere como ministros de Cristo, y mayordomos de los misterios de Dios."
¿Puede leer alguien este pasaje -en cuyo resumen sólo se ha puesto de manifiesto los puntos salientes- sin reconocer el hecho de que el Apóstol poseía una sabiduría divina, que enseñaba en los Misterios, la cual no podían aún recibir sus discípulos corintios? y obsérvese los términos empleados: la "sabiduría", la "sabiduría de Dios es un misterio", la "sabiduría oculta", sólo conocida del "hombre espiritual", hablada sólo entre los "perfectos", sabiduría de la que eran excluidos los no "espirituales", los "niños en Cristo", los "carnales", conocida del "sabio maestro masón"; el "mayordomo de los Misterios de Dios."
Una y otra vez vuelve a referirse a estos Misterios. Al escribir a los efesios cristianos dice: "por revelación (levantando el velo) me fue declarado el Misterio" ; de aquí su conocimiento del Misterio de Cristo; y le era dado aclarar a todos cuál sea la "dispensación del Misterio" (26) . "De este Misterio, repitió a los colosenses, había sido hecho ministro", "el Misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, mas ahora ha sido manifestado a Sus Santos"; no al mundo, ni aun siquiera a los cristianos, sino sólo a los Santos. Para ellos fue alzado el velo "de la gloria de este Misterio"; ¿y qué era éste? "Cristo en vosotros" -frase significativa que, como pronto veremos, pertenecía a la vida del Iniciado; así cada hombre debe al fin aprender la sabiduría y llegar a ser "perfecto en Cristo Jesús" (27). A estos colosenses les pide que rueguen a "Dios que nos abra la puerta de la palabra para hablar el misterio de Cristo" (28), pasaje a que se refiere San Clemente, por ser uno en que el Apóstol "revela con claridad que el conocimiento no pertenece a todos" (29). Del mismo modo escribe a su amado Timoteo, recomendándole que escoja los diáconos entre aquellos que mantienen el "Misterio de la fe con una conciencia pura", ese gran "Misterio de la Piedad" que él había aprendido (30), cuyo conocimiento era necesario para los maestros de la Iglesia.
Ahora bien; la importancia de San Timoteo como representante de la siguiente generación de instructores cristianos, es indudable. Fue discípulo de San Pablo y designado por él para guiar y gobernar una parte de la Iglesia. Por lo visto, había sido iniciado en los Misterios por el mismo San Pablo, a lo cual se hace referencia, según resulta de las frases técnicas empleadas otra vez como clave. "Este cargo te doy, hijo Timoteo, con arreglo a las profecías que de ti se dijeron " (31): la solemne bendición del Iniciador que admitía al candidato; pero el Iniciador no estaba sólo presente: "No descuides el don que está en ti, el cual te fue dado por profecía, con la imposición de manos del Presbiterio" (32), de los Hermanos Mayores. y le recuerda que se atenga firmemente a esa "eterna vida, a la que también estás llamado, habiendo hecho una buena profesión delante de muchos testigos" (33) -los votos del nuevo Iniciado, hechos en presencia de los Hermanos Mayores y de la asamblea de Iniciados. El conocimiento que entonces se comunicaba, era el cargo sagrado que hace exclamar con tanta vehemencia a San Pablo: "¡Oh, Timoteo, guarda bien lo que te ha sido confiado!" (34): no el conocimiento que en común poseían los cristianos, respecto del cual ninguna obligación especial había contraído Timoteo, sino el sagrado depósito que se le había transferido como Iniciado, esencial a la prosperidad de la Iglesia. San Pablo, posteriormente, vuelve sobre lo mismo, poniendo particular empeño en asunto de tan suprema importancia, de un modo que resultaría exagerado, si tal conocimiento hubiese
sido propiedad común de los cristianos: “Retén la forma de las sanas palabras que de mi oíste. . . Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que habita en nosotros” (35) - la más seria invocación que labios humanos pueden formular.
Además, era obligación suya el proveer a la debida transmisión de este sagrado depósito, para que fuese pasando de mano en mano a las futuras generaciones, y así la Iglesia no careciese jamás de verdaderos instructores: "Las cosas que has oído de mí ante muchos testigos" -las sagradas enseñanzas orales, en la asamblea de Iniciados, que atestiguan la exactitud de la transmisión- "esto encarga a hombres fieles, que sean idóneos para enseñar también a otros" (36).
El conocimiento, o si se prefiere otra palabra, la suposición de que la Iglesia poseía estas enseñanzas ocultas, arroja una gran luz sobre las diseminadas indicaciones que San Pablo hizo respecto a sí mismo, y cuando se las reúne, nos encontramos con un bosquejo de la evolución del Iniciado. San Pablo declara que, aun cuando se hallaba ya entre los perfectos, los iniciados -pues dice: " Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos", él no había aún "alcanzado", ni era, a la verdad, del todo "perfecto", porque no había aún ganado a Cristo, no había alcanzado todavía "la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús", "la virtud de Su resurrección, y la participación de Sus padecimientos, en conformidad a Su muerte" ; y procuraba "si en alguna manera llegase a la resurrección de los muertos" (37) . Porque esta era la Iniciación que libraba, la que hacía al iniciado Maestro Perfecto, el Cristo Resucitado, libertándole finalmente de los muertos”, de la humanidad que se halla dentro del círculo
de la generación, de los lazos que sujetan el alma a la materia grosera. Aquí se presentan de nuevo numerosos términos técnicos; y aún el lector más superficial encontrará patente que la “resurrección de los muertos” de que aquí se trata, no puede ser la común resurrección que profesa el Cristianismo moderno; pues considerándose ésta inevitable para todos los hombres, es evidente que no requiere ningún esfuerzo especial por parte de nadie para alcanzarla. A la verdad, la palabra misma "alcanzar" estaría fuera de lugar aplicada a un acontecimiento universal e ineludible. San Pablo no podía evitar esta resurrección, conforme al punto de vista del Cristianismo moderno. ¿Cuál era, pues, la resurrección para cuyo logro estaba haciendo tan vehementes esfuerzos? Una vez más la única respuesta procede de los Misterios. En ellos, cuando el Iniciado se aproximaba a la especial Iniciación que libraba del ciclo de las reencarnaciones, del círculo de la generación, era llamado "el Cristo que sufre"; entonces tomaba parte en los padecimientos del Salvador del mundo, era crucificado místicamente, "obraba en conformidad a su muerte", y así alcanzaba la resurrección, la intimidad con el Cristo glorificado, después de lo cual la muerte no tenía ningún poder sobre él (38).
Este era "el premio" por el cual acentuaba sus esfuerzos el gran Apóstol, impulsando "a todos los perfectos", y no a los creyentes ordinarios, a seguir el mismo empeño. Que no se contentasen con lo que habían conseguido, sino que pugnasen por avanzar.
Esta semejanza del Iniciado con Cristo es, ciertamente, el verdadero fondo de los Misterios Mayores, como veremos más particularmente cuando estudiemos "El Cristo Místico."
El Iniciado no debía ya considerar fuera de sí al Cristo: "Aun si a Cristo conocimos, según la carne, empero ahora ya no le conocemos" (39). El creyente ordinario estaba "vestido de Cristo"; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos" (40). Entonces ellos eran los "niños en Cristo", a quienes ya se ha hecho referencia, y Cristo era el Salvador a quien acudían en demanda de socorro, teniendo conocimiento de El, "según la carne." Mas cuando ellos habían dominado la naturaleza inferior y dejaban de ser "carnales", entonces estaban a punto de entrar en un sendero más elevado, y de convertirse a sí mismos en Cristo. Esto, que el Apóstol había ya alcanzado, era lo que ansiaba para sus discípulos: "Hijitos míos, que vuelvo otra vez a estar de parto de vosotros, hasta que Cristo sea formado en vosotros (41). El era ya su padre espiritual, "que yo os engendré por el evangelio" (42), dice. Pero ahora quería darlos de nuevo a luz, conducirlos como madre a un segundo nacimiento. Entonces el niño Cristo, el Niño Santo, nacía en el alma, "el hombre del corazón que está encubierto" (43); así el Iniciado se convertía en este "Niño Pequeño"; en lo sucesivo debía vivir en su propia persona la vida del Cristo, hasta llegar a ser el "varón perfecto a la medida de la edad de la plenitud de Cristo" (44).
Entonces él, como lo estaba haciendo San Pablo, cumplía en su carne las aflicciones de Cristo (45), "llevando siempre por todas partes la muerte de Jesús en el cuerpo" (46), de suerte que podía decir en verdad: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo; no ya yo, mas vive Cristo en mí" (47).
Así sufría el Apóstol mismo; de ese modo se describía, y cuando ha terminado la lucha, cuán diferente es el reposado acento del triunfo del violento esfuerzo de los primeros años: "Yo ya estoy para ser ofrecido, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia" (48). Esta corona se daba "al que vencía", de quien decía el Cristo ascendido: "yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera" (49) Porque después de la "Resurrección" el Iniciado se ha convertido en el Hombre Perfecto, en el Maestro, y no vuelve ya a salir del Templo, sino que desde él sirve a los mundos y los guía.
Conviene indicar, antes de terminar este capítulo, que el mismo San Pablo autoriza el empleo de las enseñanzas místicas teóricas, para explicar los sucesos históricos consignados en las Escrituras. No considera la historia trazada en ellas como meros anales de acontecimientos ocurridos en el plano físico. Siendo un verdadero místico, veía en los sucesos físicos las sombras de las verdades universales desarrollándose constantemente en mundos más íntimos y elevados, y sabía que los sucesos escogidos para ser conservados en los escritos ocultos eran típicos, debiendo servir su explicación para instruir a los hombres. Así emplea la historia de Abraham, Sara, Agar, Ismael e Isaac, y afirmando que "estas cosas son dichas por alegoría" procede a dar la interpretación mística (50).
Refiriéndose a la huída de los israelitas de Egipto, habla del Mar Rojo como de un bautismo, del maná y del agua, como vianda y bebida espiritual, de la roca de donde fluía el agua, como Cristo (51). Ve el gran misterio de la unión de Cristo con Su Iglesia en la relación humana del marido y la mujer, y habla de los cristianos como la carne y los huesos del cuerpo de Cristo (52). El autor de la Epístola a los hebreos interpreta alegóricamente todo el culto judío. En el templo ve una copia del templo celestial; en el Sumo Sacerdote ve a Cristo; en los sacrificios, la ofrenda del Hijo sin mancha; los sacerdotes del templo no son sino "sombra y bosquejo de las cosas celestiales", del sacerdocio celestial que sirve en "el verdadero tabernáculo." Desde los capítulos tercero al décimo, ambos inclusive, se desarrolla una muy trabajada alegoría, dando a entender el autor que el Espíritu Santo quería significar así el sentido más profundo; todo era “figura de aquel tiempo presente”.
Este concepto de los escritos sagrados no implica que los acontecimientos que se consignan, no hubiesen sucedido, sino que su realización física era cuestión de menor importancia.
Tal explicación equivale a levantar el velo de los Misterios Menores, que es la enseñanza mística que se permite dar al mundo.
No es esto como muchos creen, un mero juego imaginativo, sino el resultado de una verdadera intuición que ve los modelos en el plano celeste, y no ya sólo las sombras que aquellos proyectan sobre el bastidor del tiempo terrestre.

Notas de este capítulo:
(1) San Marcos IV, 10, 11, 33, 34. Véase también San Mateo XIII, 11, 34, 36 y San Lucas VIII, 10.
(2) San Juan XVI, 12.
(3) Hechos I, 3.
(4) Loc. cit. Trad. por G. R. S. Mead. III.
(5) San Mateo VII, 6.
(6) Como con la mujer griega: “No es bueno tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos”. San Marcos VII, 27.
(7) San Lucas XIII, 23, 24.
(8) San Mateo VII, 13, 14.
(9) Kathopanishat II, IV, 10, 11.
(10) Brihaddranyacopanishat IV, IV, 7 ,
(11) Apoc. VII, 9.
(12) Bhagavad Cita VII, 3.
(13) Ante, pág. 26.
(14) Debe tenerse presente que los judíos creían que todas las almas imperfectas volvían a vivir otra vez en la tierra.
(15) San Mateo XIX, 16, 26.
(16) San Juan XVII, 3.
(17) Heb. IX. 23.
(18) San Juan III. 3, 5.
(19) San Mateo, lll, 11.
(20) San Mateo XVIII, 3.
(21) San Juan III, 10.
(22) San Mateo V, 48.
(23) Ante, pág. 28.
(24) Obsérvese cómo esto se relaciona con la promesa de Jesús en San Juan XVI, 12-14: "Tengo todavía muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar. Pero cuando viniere aquel Espíritu de Verdad. El os guiará en toda verdad. "El os hará saber las cosas que han de venir. . . El tomará de lo mío y os lo hará saber."
(25) Otro nombre técnico de los Misterios.
(26) Efes., III, 3, 4, 9.
(27) Col. I. 23, 25-28. Pero San Clemente en su Stromata traduce "cada hombre" como "todo el hombre". Véase lib. V, cap. X.
(28) Col. IV, 3.
(29) Biblioteca antenicena, vol. XII. Clemente de Alejandría. Stromata, lib. V, cap. X. Algunos dichos más de los Apóstoles pueden verse en las citas de San Clemente, demostrando, que significado tenían para los que sucedieron a aquellos, y vivían en la misma atmósfera de pensamiento.
(30) I, Tim., III, 9, 16.
(31) Ibid, I, 18.
(32) Ibid, IV, 14.
(33) Ibid, VI, 12.
(34) I. Tim. 20.
(35) II, Ibid. I. 13, 14.
(36) Ibid, II, 2.
(37) Filip. III, 8, 10-12, 14, 15.
(38) Apoc. I, 18. "Yo soy El que vivo y he sido muerto; y he aquí que vivo por siglos de siglos. Amén."
(39) II. Cor., VI. 16.
(40) Ga1. III, 27.
(41) Gal.. IV, 19.
(42) I, Cor., IV, 15.
(43) I, San Ped., III, 4.
(44) Ef., IV, 13.
(45) Col., I, 24.
(46) II, Cor., IV, 10.
(47) Gal., II, 20.
(48) II, Tim., IV, 6-8.
(49) Apoc., III, 12.
(50) Gal., IV, 22-31.
(51) I, Cor., X, 1-4.
(52) Ef., V, 23-32.
Fuente: "El lado oculto del cristianismo" de la V.A. Annie Bessant

miércoles, 2 de julio de 2008

La Conciencia y la Subconciencia

Después de la destrucción de la Atlántida, la conciencia humana se dividió en dos, la primera fue llamada Conciencia y la segunda recibió el nombre de Subconciencia. La Inconsciencia, resultó de nuestras formas meramente equivocadas de vivir, en definitiva, la causa del pecado. Es imposible que el Ser Humano pueda ser liberado de la esclavitud del pecado por Cristo, si este no se decide a trabajar decididamente por desperatr la Conciencia en Sí, que es Cristo mismo encarnado en el Alma de cada cristiano.

La Subconciencia debería ser Conciencia, pero desgraciadamente vivimos tan equivocados que de nuestras dos partes, duerme en forma profunda una de ellas: la Subconciencia.

El Subconsciente trabaja especialmente durante las horas de sueño físico. Si dicho subconsciente despertara y se tornara todo Conciencia, entonces es claro que viviríamos durante las horas del sueño totalmente despiertos en las dimensiones superiores y en el mundo tridimensional; seríamos concientes del conocimiento trascendental de las dimensiones superiores del espacio.
La llamada Infraconsciencia, Inconsciencia, Subconsciencia, etc., son únicamente distintas formas o zonas de la Conciencia dormida.
Urge despertar la Conciencia para ser un Iluminado, un Supraconsciente, un Santo.

La Supraconciencia es el atributo del Íntimo (del Espíritu). La facultad de la Supraconciencia es la Intuición.

Se hace necesario obligar a la Supraconciencia a trabajar para que la Intuición se haga poderosa. Recordemos que órgano que no se usa, se atrofia.

Las personas que no trabajan con la Supraconciencia tienen la Intuición atrofiada. La polividencia es Clarividencia intuitiva. Es la omnisciencia Divina. Este ojo se halla en la glándula Pineal. Allí reside el loto de mil pétalos. La aureóla de los santos. Allí reside la Supraconciencia. La Glándula Pineal se halla situada en la parte superior del cerebro. Quien quiera desarrollar la Supraconciencia deberá practicar la Meditación Interna.

Concentraos en la Divina Madre que reside en las profundidades de nuestro Ser, meditad en ella. Adormeceos rogándole que ponga en actividad nuestra Supraconciencia. Meditad diariamente. La meditación es el pan diario del sabio. Con la meditación desarrollamos la Supraconciencia.

A continuación vamos a definir qué es Conciencia para que se logre establecer una diferencia.

Conciencia: Aquello que llamamos Conciencia ordinaria de vigilia duerme profundamente. La Conciencia ordinaria de Vigilia se relaciona con los cinco sentidos y el cerebro. La gente cree que sí tiene Conciencia despierta y eso es falso, la gente vive en el sueño más profundo. Por lo tanto, Conciencia es Sabiduría, fundamento de lo que en verdad es.

¿Por qué duerme?- Nosotros hemos sido dotados de una Esencia, pero debido a la mecanicidad en que hemos caído y, a medida que ha nacido en nosotros la Legión o el "Yo Pluralizado", cada "Yo" ha agarrado una parte de la conciencia, la ha atrapado en su interior y esto ha hecho que nosotros tengamos la Conciencia dormida y no podamos ser dueños de nosotros mismos, porque el "Yo Psicológico " maneja la mente y las emociones y se encuentra ubicado en nuestro país psicológico, provocando que seamos esclavos del pecado y el error.

La Conciencia, mientras esté embotellada por el Ego, no puede despertar. Así que nos podemos atrever a decir, sin temor a equivocarnos que la humanidad actual tiene la Conciencia dormida, maneja una muy baja proporción de Conciencia. Se ha confundido el intelecto con la Conciencia.

Una persona puede llegar a ser muy intelectual pero esto no lo garantiza que su Conciencia esté despierta. Se sabe relacionar muy bien con el mundo en que anda, pero está muy mal relacionada con el mundo en que vive, o sea su cuerpo físico, su mente, su psiquis.

Es necesario saber que la humanidad vive con la Conciencia dormida. La gente trabaja soñando. La gente anda por la calle soñando. La gente vive y muere soñando.
Cuando hemos llegado a la conclusión de que todo el mundo vive dormido, comprendemos la necesidad de "despertar". Necesitamos el despertar de la Conciencia. Queremos el despertar de la Conciencia. El protagonista de esta terrible realidad es el obstinado Ego. El humano con respecto a su estado interior es una multiplicidad psicológica, una suma de yoes. Los ilustrados (ignorantes) de esta época tenebrosa, le rinden culto al "Yo" (el cual tiene embotellada nuestra Conciencia). Lo ponen en los altares, lo llaman "Alter Ego", "Yo Superior", no quieren darse cuenta que ambos son dos secciones del mismo Ego, ambos duermen nuestra Conciencia.