sábado, 26 de diciembre de 2009

Las 7 Razones de la vida

Nosotros venimos de un átomo, ese átomo habita en las moléculas, las moléculas habitan en las células y las células constituyen el cuerpo, Todas estas creaciones microscópicas, tienen características y tienen leyes a las cuales ellas obedecen hasta tanto un cuerpo este mas o menos equilibrado, marchando de acuerdo a esa orquesta, a esas notas en las que debe organizarse saludablemente el cuerpo humano.
El eter -el tatwa tejas- es el que se encarga de traernos a cada uno de nosotros la vibración, porque en él encontramos el calor; si el estudiante gnóstico que empieza a trabajar con la alquimia, con la vocalización y con todo aquello que tiene relación a despertar la armonía de un cuerpo para producirse posteriormente la regeneración, si esa persona, hombre o dama, no tiene en cuenta que el fuego que esta transmutando que la energía que está acumulando en las practica, que la energía que está acumulando con la santa unción; se constituyen todos en el elemento fuego que es el que posteriormente lo va a llevar a su redención, si esa persona no actúa de acuerdo a las leyes, a estar en armonía con ese infinito interior, que parte de la armonía de los electrones, de las moléculas y de las células, para que ese cuerpo responda a las exigencias que el padre tiene para la obra, ese elemento fuego de los tattwas -de tejas- se torna totalmente negativo, porque la energía que está recibiendo ese tattwa no pasa por una octava superior, trayendo como consecuencia que esa persona, tras de ser purificada por el fuego, es destruido por su propio fuego. Es necesario que nosotros aprendamos a vivir en armonía con el infinito a vivir en armonía con el cuerpo planetario, a vivir en armonía con las personas que nos rodean y por ende en armonía con las leyes de la naturaleza y los mandamientos de la ley de Dios.
Si analizamos lo que el maestro Samael llama “el doble centro de gravedad” que se forma en una persona que se propone a nacer y no morir, no es más que la condensación del elemento fuego en una forma negativa. Como quiera que el fuego cuando actúa purificando a la persona mediante esa disciplina, orden y obediencia de la persona, él tiende a subir como la luz pero sin el humo de la llama, ese humo lo constituyen todas las falsas emociones, todos los desequilibrios emocionales instintivos que la persona tiene, todas las luchas mentales que la persona tiene, no es mas que el humo que produce la llama de su propio fuego, si no hay una separación del humo con las llamas, de la energía y de la transmutación, indiscutiblemente esto se va a polarizar en los fuegos ígneos del interior de la tierra y de la naturaleza de nosotros.
Hay que reconocer que la transmutación es un arma de doble filo, si nosotros no separamos el humo de la llama ese humo producirá, (mala la comparación pero poca la diferencia) se negrea el latón; se negrea ese elemento conciliador que estamos tratando a rescatar, que sería nuestro Cristus-Lucifer, él se pone mas negro por el humo de esa llama que va impregnada con hidrógenos pesados y esa llama es la energía sexual, es la energía que se acumula en todas las practicas. Cuando no separamos ese humo de esa llama, esos recipientes que tienen que convertirse en los cáliz, donde se deposita el vino sagrado de la alquimia, se negrean, trayendo como consecuencia que esas llamas producidas por el fuego ya no se convierten en luz, sino se convierten en un fuego devorador que destruye a la persona, porque desciende a los mundos infiernos de la misma persona, poniendo en actividad, todos los mecanismos secretos que el agregado tiene en las infradimensiones de nosotros mismos. Quiera Dios y la Divina Providencia hermanos, que Uds. me estén entendiendo lo que aquí estamos diciendo. La persona que se de a la transmutación y a practicar la gnosis, y no tiene una disciplina en su comportamiento psicológico mental y físico, se está causando un terrible daño, porque todas las iglesias de su cuerpo físico y de su cuerpo astral, que en otros términos se les llaman chakras, quedan convertidos en antros, donde los mecanismos secretos del ego, siguen actuando en una forma indiscriminada y lamentablemente negativa ciento por ciento. Es necesario que toda persona que le guste o que quiera hacer transmutación de la energía sexual, se de a la tarea, todos los días, de practicar la meditación, de practicar la inspiración, de practicar la oración, porque de lo contrario no podría comprender ese tan difícil mecanismo de lo que es la alquimia. Queremos queridos hermanos que Uds. nos entiendan y si hay algo que no queda lo suficientemente claro, aquí estamos para aclarar esa situación.
Vamos a hacer, a continuación, un pequeño análisis de lo que son las 7 razones por las cuales vivimos.
La ciencia materialista cree que la vida es algo mecánico, creen que la vida no se sustenta sino en un tiempo de expresión física celular y que al retirarse quizás haya alma porque dicen que todavía no está debidamente demostrado; esto lo afirman inclusive los mismos religiosos, cuando se les somete a un análisis de fondo, ningún religiosos de los que tanto predican en esta época, saben de cierto que mas allá hay una vida, o un alma o un espíritu, esto es porque se desconocen todas las razones por la cuales hemos venido pasando la evolución del mundo y se desconoce en su totalidad cual ha sido, la forma en que El Creador trajo la vida a la tierra.

La primera razón de la vida es porque Dios necesita manifestarse a través de los elementos que han servido y que nos sirven a nosotros para vivir; me quiero referir al elemento tierra, donde las criaturas empiezan una evolución que aunque se sabe que es mecánica es una evolución que es mas consiente que la evolución de nosotros los humanos, cuando se interroga a uno de los devas que rigen los elementales de la tierra, y si ellos ven conveniente remiten a ese investigador a que hable con los gnomos de la tierra y ellos como maestros de esa evolución que comienza en ese reino ya conocen la ciencia que los rige y por ende ven a las criaturas que estén en otra escala de la evolución, los ven en un aspecto superior y les rinden culto, veneración y respeto.
No podemos nosotros, dejar de hablar con ustedes que cuando decimos “los gnomos y pigmeos de la tierra” nos estamos refiriendo a dos escalas de la evolución dentro de la vida mineral, los pigmeos son criaturas que tienen menos conocimientos objetivos de la ciencia que los rige, los gnomos son maestros de esa evolución y de ese reino, por eso alegóricamente la mitología los muestra como pequeños hombres llenos de barba y con el pelo blanco, indicando la sapiencia de la sabiduría que tienen allí en ese reino. Pasamos, posteriormente, a la vida que se encuentra en el reino vegetal, donde encontramos el cuerpo físico de elementos que ya han pasado de la tierra y que han venido a ubicarse en un organismo vegetal, pero que ya son conocedores y tienen en su conciencia el recuerdo y la experiencia vivida en el reino mineral. Cuando una persona se acerca a un árbol, con un hacha, con un machete o una motosierra a destruirlo, si tuviera sentidos extrasensoriales que le permitieran oír el clamor, oiría coros de niños pidiendo que no se le quitara el cuerpo físico, porque ellos saben que el que destruya a uno de ellos es capaz de destruirlos a todos. La naturaleza tiene en cada uno de estos reinos, Dioses, Devas, que se encargan de orientar a la humanidad para que solo destruya lo que sea justo y lo que necesite para su propia supervivencia.
Nosotros, los seres humanos de esta época, hemos venido cometiendo los errores más terribles, si nosotros estamos aquí dormidos, enfermos, inválidos, hay mucha gente prisionera en las cárceles, hay mucha gente que padece, no es porque Dios le ha mandado un castigo, sino porque lamentablemente ha sido uno de los que han destruido el vientre de esa Bendita Madre que se llama “La Naturaleza”, cuando nosotros destruimos a una criatura que la naturaleza la tiene allí, sin una razón que se justifique, estamos cometiendo el mismo crimen que matar a una persona o a un joven o a un niño que su padre y su madre lo tienen allí enseñándolos y educándolos, para que sean los hombres del futuro.
Es necesario que nosotros comprendamos que una de las necesidades y de las expresiones de la vida está en esas criaturas, nuestros hermanos menores, y que nosotros no tenemos derecho de maltratarlos por el solo hecho de que una sociedad descompuesta, degenerada y sin alma, nos induce a que lo hagamos. El gnóstico tiene que resolverse a vivir diferente, por eso nos persiguen, por eso no nos quieren, por eso nos odian; aprendamos nosotros que el instrumento que tiene la mano negra para destruir a dios en la tierra es el hombre, por eso en estos tiempos la humanidad ha sido declarada las séptima plaga, porque son los únicos que son capaces de convidarse unos contra los otros, nosotros podemos estar plenamente seguros que entramos a una selva donde hay tigres, leones, serpientes y todas esas criaturas, desde que no los ataquemos ellos buscan huir, el único que busca al hombre lo persigue hasta matarlo hasta destruirlo, es el mismo hombre.
La primera razón de la vida hay que comprenderla, queridos hermanos, pero de fondo, porque uno es muy poco o no quiere o no se ha interesado en comprender que la primer razón de vivir en que Dios necesita de todas esas diferentes manifestaciones y cuerpos para expresarse aquí. En el tercer orden tenemos a los animales, que yo pienso que todos ustedes conocen lo que el Maestro nos ha hablado como la evolución y la involución. Nosotros vemos como los gobiernos se dan el lujo de darle permiso legalizado por las autoridades, para que se asesinen a esas criaturas, justificando que es un deporte, eso es uno de los principales crímenes y nosotros no podemos ser solidarios con aquello porque caeríamos en el peor de los errores. Esas criaturas como nosotros necesitan vivir, y Dios necesita de ellas, porque muchas partes autónomas de las mónadas que están en el Altísimo, están evolucionando allí y si nosotros los quitamos, le quitaríamos el derecho a que esas mónadas tengan a sus esencias allí haciendo conciencia de los reinos que constituyen la naturaleza.
No podemos nosotros como estudiantes gnósticos serios, seguir cayendo en ese terrible error, que somos dueños de la vida de cualquiera de estas criaturas menores. Es necesario que los Sacerdotes gnósticos y las Isis gnósticas, comprendan que ustedes han sido ungidos para que cuiden de la vida, para que cuiden a todas aquellas diferentes manifestaciones de Dios; y si estoy hablando de los Sacerdotes y de las Isis, es porque todo hombre y toda mujer no es Sacerdote o no es Isis, porque la ungieron con aceite, sino porque ha aceptado la castidad, que es el principio fundamental de encarnar la vida para seguir viviendo. Es necesario que nosotros comprendamos que tenemos que luchar por la vida, ayudar a dar vida, para que nuestra vida interior, se desarrolle armoniosa con las leyes de la naturaleza. No es justo que nosotros los estudiantes gnósticos, vayamos por la carretera y le lancemos el auto encima a una criatura que va pasando por la carretera y que no tiene un sentido de la razón, que no alcanza a medir con su poca comprensión, la distancia en que viene un carro, y se le tira por que es un animal que dizque perjudicial, como es una pobre serpiente, como es un babo, como es cualquier animal, que los hombres los odian porque así se nos ha enseñado por una sociedad sin alma.
Nosotros, que tenemos el sentido de la razón, debemos de medir esas circunstancias, porque de lo contrario somos unos asesinos, que le estamos quitando a la naturaleza y a Dios el derecho de expresarse, en esas diferentes creaciones que tiene.
Son absurdos y herejes los enfrentamientos fratricidas en que se enfrentan los hermanos unos contra otros, como si todos no estuviéramos deseoso de poder encarnar al Ser. A la verdad no se la defiende con palabras, ella se defiende sola, la verdad se defiende con hechos y nada más que con hechos; donde hay hechos, donde hay hombres y mujeres haciendo una obra, esos son los hechos que Dios respeta, que Dios admira y que Dios ayuda.
Después viene el cuarto aspecto de esa creación que es el ser humano, ese ser humano tiene un dote especial, pero desgraciadamente tiene tres dotes negativos. La razón nos da a nosotros el derecho de salirnos de lo irracional a lo racional, pero cuando la razón ha tomado los destinos y la guiatura del hombre en la vida, lo ha convertido en una bestia; es decir, el animal usa su energía sexual, únicamente para su procreación, el hombre la usa únicamente como elemento de placer.
El animal usa lo que mata, lo come y no mas; el hombre mata todo lo encuentra a su paso. El animal vive una vida ajena a todo lo que es esa convulsionada evolución y cientifismo que tenemos; el hombre vive pendiente de que es lo nuevo que hay para complicarse más, es decir serían muchas las razones que tenemos para quedar plenamente demostrado por qué somos, en ocasiones, mas brutos que los animales.
La segunda razón que tiene la vida, para su existencia, es porque en un planeta viene a evolucionar una cantidad de elementos que podríamos llamar esencias, que sirven de un retro-alimento con el sol; un retro-alimento con la luna y un retro-alimento con la naturaleza; es decir, si no hubieran creaciones vivas en todos los planetas de un sistema solar, el sol no estaría haciendo ningún papel; cosa que nos hace entender que los científicos de la época están terriblemente equivocados, cuando creen que hay un sistema solar, que gira alrededor de una galaxia y de muchas galaxias nada más que para darnos luz, calor y sonido a unos pocos perversos que vivimos aquí.
El sol le está dando vida a un cuerpo, que ese cuerpo se llame el Cristo de nuestro sistema solar y el Cristo no tiene órganos muertos, el Cristo no tiene pies muertos ni manos muertas; el Cristo tiene un cuerpo organizado que está compuesto de diez partículas, esas diez partículas son diez sephirotes que él también tiene y que evolucionan dentro de ese sistema solar.
Hay siete partículas de Él, que corresponden a los siete planetas, que conocemos como el sistema, o los logos que actúan en nosotros; y hay tres partículas de él que corresponden a tres planetas que giran también alrededor de ciertas leyes pero que corresponden a otro número más liviano de leyes, que son los que le permiten que Él este unido con galaxia en que está. Si no fuera por ese retro-alimento, de la humanidad, las vidas con el Sol, la humanidad tendría alguna época en su desenvolvimiento, que quedaría estancada inclusive en la procreación. Mientras el Sol esté animando nuestro cuerpo, tiene en actividad un grupo de glándulas endocrinas, en las cuales Él está empezando a hacer microscópicas creaciones, que seguirán evolucionando en un cuerpo y, posteriormente, los que sean capaces de madurar, corresponderían a nuevas creaciones que el mismo Sol necesita hacer en otro lugar. La segunda razón de la vida tiene que ver, con ese cuidado que nosotros necesitamos tener, con nuestra vida, para colaborar con el Sol.
El que no colabora con el Sol, como lo dice el Maestro Samael, no tiene derecho a regenerar un cuerpo para continuar viviendo, con ese mismo calor, luz y sonido de ese Sol en otros estados de conciencia. Se equivocan los hermanos que creen que ser gnósticos, es asistir a una cadena el martes, una cadena el jueves y a un ritual el sábado y transmutar tal cual vez; eso no es ser un estudiante gnóstico, estudiante sí, pero no un practicante de la gnosis; porque eso es lo que la gnosis está haciendo por nosotros, pero que estamos haciendo nosotros por la gnosis, siendo que la gnosis es la matriz de todos los conocimientos, de todas las sabidurías, nosotros tenemos que hacer lo que nos corresponde para que entre la gnosis y nosotros haya un reto-alimento, el resultado de eso sería nuestro nacimiento interno.
Es necesario, queridos hermanos, que nosotros cuando transmutamos, nuestra energía, como solteros o como casados, posteriormente le dediquemos un tiempo mas o menos reglamentario, a ese trabajo que se hizo para llevar esa energía y fijarla en los lugares donde la naturaleza los está guardando, para producir en nosotros eso que todos necesitamos que es una regeneración.
Se equivocan los hermanos que transmutan y no vocalizan, los hermanos que vocalizan y no meditan, los hermanos que comen pan y vino y viven con peleas y con desequilibrios emocionales, esos hermanos están siendo devorados por su fuego interior, desgraciadamente en una forma negativa, porque ese fuego debido a la densidad del humo que tiene, esas llamas descienden a nuestras infradimensiones y desde allí, empieza a despertar los chakras en una forma negativa, como viva expresión de un agregado o de lo que en otros términos llamaríamos nuestro guardián del umbral. Estamos haciendo Dioses es cierto, ¡pero negros!!!
La tercera razón de la vida, es porque cuando ella se desdobla desde el mundo causal hacia la tierra, ella en sí misma no se conoce, porque ella no tiene la razón, ella únicamente tiene la inteligencia, y esa inteligencia no le es suficiente para poder ver como evoluciona ella misma en los diferentes organismos de que ya dijimos.
La vida cuando se desdobla del mundo causal viene a la tierra, pasando por los elementos que ya hablábamos y se entra en el organismos que le corresponde pero como digo, no tiene razón y por ende no se conoce si la vida que desciende como el elemento que activa un organismo, no se conoce con la vida espiritual habría un caos total en todos los mundos. Cuando la vida que evolucione en una planta, empieza a conocer la ciencia que lo rige, lo primero que hace es conocer a los devas que lo rigen, que los orientan, que los enseñan, esas esencias veneran a los devas, porque son los Dioses que allí están en ese reino, por eso hay una parte de la liturgia que dice: “respeta y honra a los Dioses el que desea llegar a ser Dios...”, esas criaturas respetan y veneran a los dioses que los enseñan, pero nunca les forman conflictos, ni nunca se rebelan contra el orden que la naturaleza les tiene. Cosa diferente cuando ya llegamos al estado humano, no es raro encontrar grupos de personas que se rebelan contra el Cristo, que se rebelan contra los Dioses y sobre todo niegan el mensaje que ellos traen. Esa razón de la vida, la encontramos en una forma más equilibrada en los reinos de la naturaleza que en el ser humano, por eso nosotros tenemos que ponernos en armonía con la evolución. Si no estamos en armonía con la evolución, se produciría en nosotros una desarmonía, como es la que tiene todo ser humano actualmente, y esa desarmonía con la evolución, lo conectaría indiscutiblemente con la desarmonía de la involución y no podría salirse de las leyes mecánicas de la naturaleza.
Si algo estamos diciendo aquí no es más que efectuando un llamando a la conciencia de ustedes, queridos hermanos, para que comprendamos que el ser estudiantes gnósticos no nos da el derecho de que seamos unos desordenados y unos violadores de la ley. Está terminantemente prohibido, si es que así se puede llamar, que nosotros tengamos enfrentamientos, diatribas y discordancias en los Lumisiales, en los hogares, porque eso trae indiscutiblemente una catástrofe a nivel de grupos.
Cuando nosotros admiramos todos estos aspectos que estamos viendo, no nos queda otro camino más, que darle gracias al altísimo por el hecho de tener un cuerpo físico de humano, tener un intelecto, tener una razón y por ende una comprensión que nos permite conocer la ciencia en que estamos y el nivel en relación a la evolución.
El cuarto aspecto de la razón de la vida está relacionada con el abismo, la razón de la vida, aunque a vosotros os parezca extraño, la encontramos en el abismo; pareciera contradictorio, pero eso es debido a que la gente nos han enseñado a nosotros a tenerle espanto y terror a la muerte, a tenerle terror al demonio, a tenerle terror al Lucifer; pero no han podido comprender estas gentes, que esas criaturas, si es que se pueden llamar así, cumplen una misión allá, en ese lugar donde nadie quisiera habitar. Esa misión que cumplen es producir ciertos aspectos -quizás inclusive psicológicos- en las personas, en la humanidad, porque allí es donde se condensan las energías lunares, que después de estar en abundancia, producen cierto rechazo a las energías solares y entonces el rechazo, si es que se puede llamar así (hay otros términos más adecuados) esas energías que se repelen del abismo y las energías que repelen los rayos del sol producen una condensación de elementos en la tierra, sobre la epidermis de la tierra, permitiendo que la tierra pueda fructificar, es decir, si no fuera porque el abismo, porque el infierno, tiene fuerzas negativas, nosotros no tendríamos prácticamente, un instinto de conservación que nos hace como buscar en alguna forma el elemento que nos permita no llegar hasta allá.
La reacción que hay de las fuerzas del abismo contra la energía del sol no la puede rechazar sino hasta el mundo de sexto orden, que es aquí. De aquí para arriba las energías que se escapan del averno, las fuerzas que se escapan de allá como materia de equilibrio, no pueden pasar de aquí, y las fuerza que vienen del Absoluto conducidas por los rayos del sol traen vida hasta el mundo de sexto orden, vuelvo a repetir, trayendo este fenómeno; la forma de nosotros, si es que hablamos en el aspecto espiritual, la podemos regenerar porque tenemos esas dos fuerzas, la una que nos invita y nos incita a la perversidad y la otra que nos invita o nos incita a la perfección, de allí es que extrae la conciencia o la comprensión, o algún elemento que toda persona tiene y sobre todo los que todavía tienen alma, a buscar esto que estamos haciendo nosotros; es un espacio donde ni las fuerzas del averno pueden pasar hacia arriba ni las fuerzas del sol pasar hacia abajo, en ese espacio entre la tierra, entre las fuerzas del averno y las fuerzas del sol, estamos nosotros.
Asimismo, esos rayos, que siguen desdoblándose como ultravioleta y otros tantos rayos de colores y vibraciones del los rayos del sol, siguen dándole un retro-alimento, a los mundos infiernos. Pareciera que son cosas como medio inverosímiles, pero que tienen una razón de ser, en lo que son los desideratos y la razón de la vida.
El quinto aspecto de la vida: es necesario que nosotros analicemos esto. El quinto aspecto de la vida se fundamenta en las miles de creaciones, como ya venimos diciendo, que tiene la naturaleza, pero que allí baja el Cristo a buscar las perfecciones, las perfecciones de todos esos elementos, porque si no fuera porque la inteligencia del Cristo llega hasta los elementales de la tierra, hasta los elementales de las plantas, hasta los elementales de los animales y desde luego al alma de nosotros, no podría continuar la evolución, quedaría la evolución estancada, dentro de un laberinto que no sabe para donde va, ni sabe por dónde salirse. Pero esa inteligencia que viene de arriba, que corresponde al Cristo , penetra en el centro motor de todas las criaturas que tienen cuerpo físico y algunos me dirían que una planta ¿qué centro motor tiene? y nosotros le diríamos que si lo tiene, porque si nosotros viajamos de norte a sur, para poner una pequeña comparación, el árbol viaja de la tierra buscando el sol, justamente porque ese elemental o ese deva de esa especie vegetal, induce a esa criatura a que se nutra de los rayos del sol, para que comprenda cuál es el camino que le queda para seguir sustentando la vida como una esencia que hace parte de la evolución del mundo y de los mundos. Volvemos nuevamente a justificar la razón de que matar un árbol es tanto como matar a una persona, cuando se hace sin una razón justificada.
El árbol necesita de esa comprensión, de esa conciencia, diríamos que él va consiguiendo cada día que amanece, cada día que los rayos del sol le dan, ese elemental va teniendo un cúmulo de conocimiento que le va a servir para posteriormente integrarse con los otros dos aspectos de la vida.
El sexto aspecto de la vida tiene relación con la ternura, con la contemplación, tiene relación en los elementos inferiores, en los elementos de la naturaleza, en que si nosotros conocemos y comprendemos la sabiduría y espontaneidad de ellos, invocamos a los gnomos y a los pigmeos y ellos llegan todos con sus herramientas y todos dispuestos a trabajar en beneficio de otra especie de la vida. Si invocamos a un elemental de las plantas todos están dispuestos inclusive piden que le quiten su cuerpo físico para que curen a un enfermo, porque ellos saben que el sacrificio, que el servicio y el sacrificio prestados a la evolución y a la vida que también a ellos hacen parte, les va a permitir estar en mejores condiciones en la escala de la evolución, si nosotros analizamos, los animales son criaturas que viven con el hombre, que viven para servirle, que ellos no protestan en ningún momento, porque en su instrucción interna que reciben les enseñan y eso ellos así lo entienden, que el hombre es un rey, pero desgraciadamente ese rey ha sido pervertido, y ahora todas esas criaturas le tienen que tener espanto y terror; sin embargo le obedecen porque ellos no infringen la ley. En ese aspecto de la vida vemos la ternura de la madre con el hijo, vemos la ternura del compañero, vemos la ternura del amigo, vemos la ternura de una criatura que solo le interesa servir porque en su interior aunque no tiene razón sabe que solo a través del servicio y del sacrificio, tiene derecho a seguir experimentando y conociendo los diferentes fenómenos de la vida.
Séptimo aspecto de la vida. Se relaciona con la sabiduría. Si nosotros vivimos y no nos interesa la sabiduría, hemos perdido el viaje por todos los otros elementos, a sido lamentable y triste y cuando la Divina Madre se acerca a un hijo para irle entregando los diferentes aspectos de la sabiduría de su Ser y él hace oídos sordos, entonces ella recurre al amor del Cristo, si el amor del Cristo no hace eco en el corazón del hombre o de la persona, se puede decir que es un caso perdido. Si nosotros no amamos la sabiduría y no la aprendemos a manejar, a encarnar y a vivir, estamos peor que los animales que a través de una enseñanza y de una obediencia a las leyes naturales, han venido por la evolución y no han llegado como fracasados. Nosotros si no hacemos un cambio radical en nuestro comportamiento mental, físico y psicológico, le estaríamos demostrando a Dios que ha sido un fracaso de su obra con nosotros. Sería terrible, lamentable, que el íntimo se tenga que retirar de nosotros porque no nos interesa la sabiduría que él nos da. No se puede tener amor si no tenemos sabiduría, y no se puede tener sabiduría si no tenemos amor.
Podríamos decir que en estas pocas palabras que hemos hablado con Uds. está la simbiosis de una vida orgánica y de una vida espiritual en la cual nosotros debemos de conocer, aprender a manejar y a respetar, no es justo que nosotros los estudiantes gnósticos le estemos dedicando tanto tiempo a la televisión, y le estemos dedicando tanto tiempo a la incongruencia del mundo y restándole tiempo que necesitamos para hacer meditaciones, para hacer oración y, por qué no decir, para tener diversiones sanas que nos lleven a todos a conocernos y formar masas, fuerzas que sean capaces de contrarrestar la maldad del mundo.

Queridos hermanos, quizás no sea este el momento más adecuado para pedirles a todos ustedes, que si no tomamos en serio esto, que si no tomamos... retomamos, sería la palabra, de hacer un cambio radical en nuestra vida, ¿QUE HACEMOS AQUI? ¿qué hacemos nosotros en los lumisiales? ¿de qué verdad nosotros estamos hablando? ¿de qué gnosis le estamos hablando a la gente? ¿cuál es el cambio que se está haciendo?...
Es necesario que ustedes todos, con nosotros, hagan cada día un examen de conciencia, hagamos auto-exámenes, y nos demos cuenta si es que verdaderamente estamos viviendo una enseñanza tal como nos la han entregado en este quinto evangelio. Por algo oímos a cientos de personas diciendo que somos “Samaelianos” y Samael nos entregó como síntesis de su doctrina, nos entregó nos dijo: morir, nacer y sacrificio; si eso se está haciendo es una prueba clara, sin equivocación, de que verdaderamente tenemos solvencia moral y esotérica para pararnos frente a un público a decirles que estamos mostrando una sabiduría que transforma al hombre; si no lo estamos haciendo así es una traición a nosotros mismos, es un engaño a nosotros mismos, es mejor no hacerlo.
Dios sabe que al cielo no llegan las grandes masas porque no son capaces de romper con esa ley de entropía, y con esa ley de nivelación, con aquella ley de... que todos manejamos... hacer el uno lo que ve hacer al otro, es decir una conducta gregaria; nosotros tenemos que salirnos del montón, queridos hermanos, si es que verdaderamente aspiramos hacer algo, olvidémonos de que uno puede estar en todo sin ser víctima de nada, eso lo escribió el Maestro como una... como una... muestra de su tolerancia, como una suma comprensión del Maestro para que nosotros fuéramos entrando dentro de esa comprensión de la doctrina. Después de que uno conoce que lo único que tiene el mundo para brindarnos es la perversidad, la maldad y la perdición, ¿que hacemos nosotros con toda esa tolerancia?, ¿con toda aquella dizque comprensión que vamos a tener con las personas? ¡Ellos no nos quieren escuchar a nosotros, pero si quieren que nosotros les escuchemos!!!, ¡ellos no quieren vivir como cristianos, pero si quieren que nosotros vivamos como demonios!!!, es decir, hay que aplicar esa lógica, y ese sentido común, si es que en realidad nosotros queremos continuar acompañando al Cristo en esa viacrucis, hasta que él descargue esa cruz en aquel monte del Calvario y desde allí le pronuncie esas siete sentencias que otrora pronunció a esa humanidad que se queda, porque no han sido capaces de transformarse en este corto tiempo que nos queda.

sábado, 12 de diciembre de 2009

La Virgen de Guadalupe: Develación de la Madre Cósmica Tonatzin Tlali

En la cosmovisión precolombina, Quetzalcóatl-Cihuacóatl representan el origen de la vida y de todas las cosas. En el pasado, Quetzalcóatl y Cihuacóatl son inseparables, aparecen ligados como las dos caras del principio dual, hembra y macho, creador universal. Tonantzin representa la parte femenina, la Madre Divina Universal. Ella es Cihuacóatl (mujer de la culebra) del mismo modo que la Virgen de Guadalupe representa a la Virgen María del Cristianismo. Es sorprendente que esto corresponda al mito común de la Mujer que pisará la serpiente que nos menciona el Génesis.Los nativos de esta tierra venían a rendirle culto en el cerro del Tepeyac a la diosa Cihuacóatl, llamada también Tonantzin que, según Fray Bernardino de Sahagún, significa nuestra madre. Los testimonios de los misioneros del siglo XVIII dan fe de esto.

Después de la aparición de la Virgen a Juan Diego, la casa de Tonantzin se convirtió en la casa de la Guadalupana, lo que con el tiempo hizo que también se convirtiera en “nuestra madre”. Y poco a poco Tonantzin y Guadalupe se fundieron en una sola. Y es que ciertamente el principio gnóstico universal de la Maternidad Divina es uno solo y puede ser denominado de muy diversas formas. A veces toma formas culturales de acuerdo a un tiempo y lugar determinado. Pero es la Misma Madre Cósmica Stella Maris que procrea la Naturaleza Incesantemente.Así, el color verde-azul del manto de la Virgen de Guadalupe, idéntico al azul jade de Quetzalcóatl y color fundamental de la religión mexicana.
La imagen de la Virgen María de Guadalupe, se convirtió en objeto de devoción oficial y popular en la Nueva España. El hecho de que se le hubiera aparecido a un indio, representa la dignificación e incorporación de esa raza, excluida por los recién llegados a la Nueva España. Así, criollos, mestizos e indios se unen y la devoción común ayuda a limar las diferencias de casta mientras los une el mismo fervor religioso y nacional frente a los agentes de la dominación peninsular.
La Virgen de Guadalupe está íntimamente relacionada con los misteros del número doce (su fiesta es el doce de diciembre : 12-12) y hay doce figuras en el análisis que se ha hecho de sus ojos. El capítulo 12 del apocalipsis dice: “Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer vestida de sol, con la luna bajo los pies y en su cabeza una corona de doce estrellas”.
Hay dos fechas significativas que dan cuenta de la evolución del culto a la Virgen de Guadalupe. La primera en 1629, cuando se apareció en una catástrofe por lluvias, lo que le da reconocimiento como la principal protectora contra las inundaciones. La segunda en 1737 cuando, a causa de sus apariciones imprevistas y misteriosas, la guadalupana logra ganar la batalla contra la peste, calamidad que azotaba a esos pueblos y que según sus devotos, sólo podía ser remediada mediante el conjuro colectivo de las fuerzas sobrenaturales.
Durante cuatro días la Virgen se había comunicado con Juan Diego hablándole en su propia lengua, el Náhualtl. Al identificarse, María usó la palabra "coatlallope"; un sustantivo compuesto formado por "coatl" o sea, serpiente, la preposición "a" y "llope", aplastar; es decir, se definió como "la que aplasta la serpiente". Otros reconstruyen el nombre como "Tlecuauhtlapcupeuh" que significa: "La que precede de la región de la luz como el Aguila de fuego". De todas formas el vocablo náhualtl sonó a los oídos de los frailes españoles como el extremeño "Guadalupe". relacionando el prodigio del Tepeyac con la muy querida advocación que los conquistadores conocían y veneraban en la Basílica construida por Alfonso XI en 1340. ¡La Virgen se comunicó de manera que la entendiesen tanto los indios como los españoles!.

PRODIGIOS:
Entre los prodigios de la Virgen de Guadalupe llama la atención el ocurrido el 14 de noviembre de 1921, a las 10:30 de la mañana, cuando Luciano Pérez Carpio subió «devoto» al altar y colocó a los pies de la Virgen de Guadalupe un enorme ramo de flores en el que escondida llevaba una poderosa bomba.

Los efectos de la explosión fueron aparatosos: destruyó las gradas de mármol del altar que sostenía la imagen, hizo volar por los aires los pesados candelabros, retorció un gran crucifijo de metal que todavía se exhibe en ese estado, convirtió en polvo jarrones, floreros y vidrios de casas cercanas a la basílica, y el cristal de un cuadro de San Juan colgado detrás de la Virgen de Guadalupe. Prodigiosamente la imagen de la Virgen de Guadalupe no recibió ni un rasguño. Más aún, quedó intacto el cristal que la protegía. Y entonces no había cristales antibala.
Si se eliminaran el ángel, la luna, etc., la imagen perdería la «proporción áurea» que es la expresión perfecta de la armonía estética, universalmente buscada en las obras de arte de Egipto, Grecia, Roma, Renacimiento, etc., y a la que responde perfectamente la imagen de la Virgen de Guadalupe según los estudios de Juan Homero Hernández.La imagen está grabada sobre un tejido de ayate hecho con fibra de maguey, parecido a la pita, sin preparar. Es un tejido burdo. Incluso se ve a trasluz el movimiento de un brazo, como a través del enrejado de una celosía. Es transparente a pesar de lo grueso que es el hilo. Sus dimensiones son 104 x 170 centímetros, y está formada por dos partes unidas en el medio por una burda costura vertical, efectuada con un hilo de maguey. El pintor Miguel Cabrera dice en su libro «La maravilla Americana», que la imagen está también en el revés de la tilma. Es imposible que manos humanas hayan pintado esta imagen sobre este lienzo sin prepararlo previamente con aparejo, apresto o imprimación, como se dice técnicamente.

El profesor Don Francisco Camps Ribera, de Barcelona, reconocido mundialmente como experto en técnicas pictóricas, que ha trabajado en las primeras pinacotecas de España, Italia, Francia, Bélgica, Holanda, Inglaterra, EE.UU. y Canadá, después de examinar la tela, observó que no estaba preparada para pintar sobre ella. Y concluyó: «Ningún artista humano hubiera elegido para realizar su obra un lienzo de esta calidad sin preparación».

Tanto los científicos americanos, Smith y Callaghan, que trabajaron en la NASA americana (aunque su estudio sobre la Virgen de Guadalupe lo realizaron a nivel particular), como el pintor Francisco Camps Ribera, en su dictamen elaborado en 1954, afirman que en la imagen de la Virgen de Guadalupe no hay huella de pincel.

El Dr. D. Ricardo Kühn, Director del Departamento de Química de la Universidad de Heidelberg (Alemania), y Premio Nobel de Química, analizó las fibras del ayate de Juan Diego. Su dictamen, sin conocimiento de la procedencia de las fibras, fue que no existía colorante, ni animal, ni vegetal, ni mineral, ni sintético. Se trata de un colorante desconocido.Es curioso que irregularidades del lienzo, por los hilos desiguales, resaltan más los rasgos. Por ejemplo: un hilo más grueso de lo normal pone de relieve el labio superior; y otro, el párpado del ojo derecho.

El Dr. Enrique Graue, oftalmólogo de fama internacional, director de un hospital oftalmológico en México, afirma: «Examiné los ojos con oftalmoscopio de alta potencia, y pude apreciar en ellos profundidad de ojo como al estar viendo un ojo vivo».

En estos ojos aparece el efecto Púrkinje-Sánsom: se triplica la imagen en la córnea y en las dos caras del cristalino. Este efecto fue estudiado por el Dr. Púrkinje de Breslau y Sánsom de París, y en oftalmología se conoce por el fenómeno Púrkinje-Sánsom. Este fenómeno, exclusivo del ojo vivo, fue observado también en el ojo de la Virgen de Guadalupe, por el Dr. Rafael Torija con la ayuda de un oftalmoscopio. Él lo certifica con estas palabras: «Los ojos de la Virgen de Guadalupe dan la impresión de vitalidad».

Lo mismo afirman los doctores Guillermo Silva Ribera, Ismael Ugalde, Jaime Palacio, etc. Desde el año 1950 los ojos de la Virgen de Guadalupe han sido examinados por una veintena de oftalmólogos.

En 1951 D. Carlos Salinas descubrió un rostro humano en el ojo de la Virgen de Guadalupe. D. Carlos Salinas hizo un experimento fotografiando el ojo de su hija Teresa donde se reflejaba una imagen de la persona que tenía delante. Es exactamente lo que encontramos en el ojo de la Virgen de Guadalupe.

Uno de los investigadores de los ojos de la Virgen de Guadalupe es el Dr. José Aste Tonsmann, peruano de nacimiento, doctor ingeniero, especialista en computadoras por la Universidad de Cornell, en Nueva York, y actualmente profesor de Investigación Operativa en la Universidad Iberoamericana de México, capital.

Fue a México para trabajar en el Centro de Investigación para el proceso digital de imágenes enviadas por satélite para estudiar la contaminación del aire de la capital de México, que con sus veintidós millones de habitantes es una de las más contaminadas del mundo. Y al enterarse del misterio de los ojos de la Virgen de Guadalupe, esto le atrajo su atención. El Dr. Aste hizo lo mismo que el Sr. Salinas con unas fotografías, tomadas sin cristal, del ojo de la imagen de la Virgen. El procedimiento consiste en dividir el ojo en cuadrículas de un milímetro cuadrado, y cada cuadrito de éstos en 1.600 cuadrículas de 15 x 15 micrones, por medio de un escáner o microdensitómetro, que es un microscopio electrónico de barrido.

Cada milímetro cuadrado del original queda fragmentado en 25.000 pequeñísimos cuadrados que se amplían 2.500 veces, con lo cual se captan detalles imposibles de captar con un microscopio convencional. El ojo humano capta alrededor de unos treinta tonos grises. Con el microdensitómetro se captan doscientos cincuenta y seis.

Esto hizo con los ojos de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Y de esta manera descubrió en una córnea de siete milímetros, al parecer, la escena que la Virgen tenía delante, formada por un grupo de doce personas. Algunos atribuyen al Dr. Aste una interpretación subjetiva de las imágenes. Pero un especialista en análisis de «proceso digital de imágenes» interpreta estas figuras mejor que nosotros. Lo mismo que un médico interpreta una radiografía mejor que nosotros.

El Dr. Aste ve en el ojo de la imagen la cabeza de un español, que fue la primera que descubrió D. Carlos Salinas. También ve el Dr. Aste al indio Juan Diego con un gorro. No es lógico que Juan Diego permaneciera cubierto delante del Obispo, pero tenía las manos ocupadas sujetando la tilma con las rosas, y no pudo quitarse el gorro. En el otro extremo se ve un indio sentado; probablemente algún enfermo o lisiado que fue a pedir socorro al Obispo. En medio se ve la cabeza de un anciano, que podría ser la del Obispo Zumárraga.
La cara del obispo Zumárraga que el Dr. Aste descubre en el ojo de la Virgen se parece a la del obispo Zumárraga en un retrato suyo, pintado al óleo, pintado en 1548, el año que murió, que se hizo para el Hospital del Amor de Dios, que fue fundado por él, y que hoy se conserva en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec, en México, D.F. Este cuadro fue copiado por el célebre pintor guadalupano Miguel Cabrera, que empezó su carrera de pintor a los veinticuatro años y los cuadros de Guadalupe los empezó a pintar a los cuarenta y seis, es decir, después de veintidós años de pintor.

Tal fue su profesionalismo, que resultó elegido para pintar la copia de la Virgen de Guadalupe que se mandaría oficialmente al Papa Benedicto XIV, y que llevó el padre Francisco López, de la Compañía de Jesús.
En el grupo aparece la figura de una mujer negra. En un principio pareció ser un error. No era lógico encontrar negros en México en 1531; pero revisando la «Historia de la Iglesia en México», del padre jesuita Mariano Cuevas, se enteró que Zumárraga nombró en su testamento a su sirvienta negra. Es sorprendente que el Dr. Aste descubriera una negra en la escena sin tener conocimiento previo del testamento de Fray Juan de Zumárraga.

Evidentemente que la identificación de las figuras del caballero español, Juan Diego, Zumárraga, etc. deberán ser comprobadas por ulteriores investigaciones, pero hay un hecho indudable: que las escenas gráficas que hay en estos ojos no pueden ser obra de mano humana.

Las imágenes están en los dos ojos y con la conveniente inclinación. El hecho de que en los dos ojos aparezcan las mismas imágenes, excluye toda posibilidad de casualidad. Ni siquiera con la tecnología actual sería posible «pintar» las figuras «rescatadas» por la computadora en una córnea de siete milímetros.

Los estudios científicos realizados en la Virgen de Guadalupe podían terminar con las siguientes conclusiones:

1) Científicamente no se explica la conservación del ayate cuatrocientos cincuenta años, pues lo normal es que no dure más de veinte.
2) Científicamente no se explica cómo no se ha deteriorado la imagen a los cuatrocientos cincuenta años, de los que ciento dieciséis estuvo sin cristal y sometida al contacto de toda clase de objetos.
3) Científicamente no se explica cómo no se destruyó el ayate cuando le cayó ácido nítrico de arriba a abajo.
4) Científicamente no se explica cómo el ayate no sufrió daño alguno cuando la explosión de la bomba del 14 de noviembre de 1921, que destrozó todo lo que había cerca.
5) Científicamente no se explica la diferencia de temperatura entre el ayate y la placa metálica.
6) Científicamente no se explica que esta imagen esté realizada en un lienzo de estas características sin preparación adecuada.
7) Científicamente no se explica cómo es posible que en esta imagen no haya colorante ni animal, ni vegetal, ni mineral, ni sintético.
8) Científicamente no se explica que el ojo de la imagen tenga las características de un ojo humano vivo con el efecto Púrkinje-Sánsom.
9) Científicamente no se explica que en un ojo de siete milímetros aparezcan doce figuras humanas.

Después de todo esto parece lógico concluir que esta imagen no es de origen humano, pues no tiene explicación científica natural. Es lógico pensar en una intervención sobrenatural. Como dijo Pío XII, esta imagen es obra de «pinceles que no son de acá abajo». Humanamente no hay explicación para los interrogantes que presenta.

SIMBOLOGÍA GNÓSTICA UNIVERSAL


Detalles de la imagen eran muy significativos para los indígenas, que podían descifrar cosas que pasaban inadvertidas a los españoles. La imagen les hablaba a través de los signos. Era un pictograma, un códice, como un libro que les hablaba por la imagen. Los aztecas se expresaban por signos que representaban ideas y objetos. Esta imagen era una evangelización.

El broche con la cruz indica que ella nos trae la joya de Cristo crucificado. Era la misma cruz que ellos veían en los estandartes de los españoles. El ceñidor era señal de embarazo, y a la altura que está lo da a entender claramente. Lo mismo que la caída del lazo con las puntas abiertas. El trébol de cuatro hojas es signo de plenitud, por eso simboliza a Dios. Al estar sobre el vientre de María quiere decir que Ella nos trae a Dios en su seno. Ella misma se presentó como la Madre del Verdadero Dios. Del Dios Autor de cielo y tierra, y que está en todas partes. La siempre Virgen María, Madre, no de los dioses falsos, en cuyo altar se derramaba sangre humana, sino del verdadero Dios.
El ángel, hombre alado, simboliza a Juan Diego, cuyo nombre era Cuautlatohuac, que significa «el que habla como el águila». Llevaba la camisa que usaban los indios convertidos; pues antes, debajo de la tilma, sólo llevaban el taparrabos. Juan Diego es el ángel mensajero que nos trae a la Virgen de Guadalupe: la sostiene con sus brazos. El pueblo azteca adoraba al Sol, a la Luna y a las estrellas. La Virgen de Guadalupe oculta al sol (sus rayos aparecen por detrás), pisa la Luna, y las estrellas adornan su manto. Todos al servicio de María.
Otro descubrimiento curiosísimo en la imagen de la Virgen de Guadalupe es la posición de las estrellas en el manto. Para los indios que las adoraban y las conocían debió ser muy significativo. El Dr. Hernández Illescas ha estudiado la posición de las estrellas en el altiplano de México durante el solsticio de invierno de 1531, año de las apariciones. Resulta que todas las estrellas del manto de la Virgen, corresponden a las principales estrellas de las constelaciones en aquellos días. Este estudio ha sido publicado por el Dr. Hernández Illescas en el libro «Las estrellas del manto de la Virgen de Guadalupe». Después de invitarme a comer, tuvo la amabilidad de enseñarme su telescopio del Observatorio «La Place», en México, D.F., con el que realizó sus observaciones en colaboración con el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional de México.

martes, 8 de diciembre de 2009

Cristología Gnóstica: El Cristo Místico

Ya nos acercamos a ese aspecto más profundo de la historia del Cristo que le da su más positiva influencia sobre los humanos corazones. Ya nos acercamos a esa vida eterna que brota de manantial invisible, y cuya espléndida corriente de tal modo envuelve a su representante, que deslumbra a los mortales y los agolpa en torno suyo, antes dispuestos a repeler aún los mismos hechos históricos, que a rechazar una verdad que como esencia de la vida superior intuitivamente reconocen. Nos acercamos al sagrado recinto de los Misterios, donde levantaremos una punta del velo que oculta el santuario.
Hemos visto que retrocediendo a la antigüedad cuan lejos es posible, siempre encontramos reconocida en todas partes la existencia de una enseñanza oculta, de una doctrina secreta transmitida por los Maestros de Sabiduría en condiciones rigurosas y ceñidas a candidatos aprobados. Eran estos candidatos iniciados en "Los Misterios", nombre que en la antigüedad comprendía, según hemos visto, lo más espiritual de la religión, lo más profundo de la filosofía, lo más valioso de la ciencia. Por estos Misterios pasaron todos los grandes Instructores de los tiempos antiguos, entre los cuales eran los más grandes los Hierofantes. Los que se dieron a la luz del mundo para hablar del Universo invisible, atravesaron antes el portal de la Iniciación y aprendieron allí el secreto de los Santos Seres de sus propios labios; todos ellos vinieron acompañados de la misma historia de la cual son versiones los mitos solares, idénticos en sus rasgos esenciales, y distintos sólo en el color local.
Esta historia es en su origen la del descenso del Logos a la materia; y el Dios Sol es su símbolo propio, puesto que el Sol es su Cuerpo, por lo que con frecuencia se le señala como "Aquel que mora en el Sol". Bajo cierto aspecto, el Cristo de los Misterios es el Logos que desciende a la materia, siendo el gran Mito del Sol la enseñanza popular de esta verdad sublime. Como en los casos anteriores, el Divino Maestro que trajo la Antigua Sabiduría y la publicó de nuevo en el mundo, fue considerado como una manifestación especial del Logos, y así fueron sucesivamente aplicadas al Jesús de las Iglesias las narraciones pertenecientes a este gran Ser; de este modo vino a quedar identificado en el lenguaje cristiano, con la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Logos o la palabra de Dios (1) , y los acontecimientos salientes referidos en el mito del Dios Sol, vinieron a ser los acontecimientos salientes de la historia de Jesús, considerado como la Divinidad encarnada, el "Cristo mítico". Y así como en el macrocosmo, o sea el Cosmos, el Cristo de los Misterios representa al Logos, o Segunda Persona de la Trinidad, así también en el microcosmo, o sea el individuo humano, representa el segundo aspecto del Espíritu Divino en el hombre; por donde en éste se le llame "el Cristo" (2) . El segundo aspecto del Cristo de los Misterios es, pues, la vida del Iniciado, la vida en que se entra a la gran Iniciación primera; durante ella, el Cristo nace en el hombre, y más tarde se desarrolla en él. Para comprender esto mejor, se hace preciso examinar las condiciones que al candidato a la Iniciación se imponen, y estudiar además la naturaleza del Espíritu del hombre.
Sólo aquéllos podían considerarse candidatos a la Iniciación que fuesen ya buenos, según entienden la bondad los hombres, conforme a la medida estricta de la ley. Puros, santos, sin mancha, libres de pecado, su vida sin trasgresión, eran frases empleadas para señalarlos (3). Debían también ser inteligentes, tener bien desarrollado su entendimiento y ser bien educados (4). La evolución realizada en el mundo, una vida tras otra, por el desarrollo y amaestramiento de los poderes mentales, de las emociones y del sentido moral, por las enseñanzas adquiridas de las religiones esotéricas, por el cumplimiento de los deberes y por el esfuerzo hecho para ayudar y elevar a los demás, cosa ésta perteneciente a la vida ordinaria del hombre que está en curso de desenvolverse. Cuando todo esto se ha logrado, el hombre se ha hecho "un hombre bueno" –el Chrîstos de los griegos- y todo esto ha de alcanzar, antes que pueda ser el Christos, el Ungido. Después que ha llegado al colmo de la vida buena exotérica, está a punto de ser candidato a la esotérica, y entonces comienza a prepararse para la Iniciación, mediante el cumplimiento de determinadas condiciones.
Estas condiciones señalan los términos de los atributos que debe adquirir, y en tanto trabaja para darles vida, va andando por el Sendero Probatorio, que así suele llamarse el Sendero que conduce a la "Puerta Estrecha", más allá de la cual está el "Camino Angosto" o "'Sendero de Santidad": el "Camino de la Cruz". No es indispensable que lleve a la perfección el desarrollo de estos atributos, pero sí que haya hecho ciertos progresos en todos ellos, para que el Cristo pueda nacer en él. Tiene que preparar una morada pura para el Divino Niño que en él ha de desarrollarse.
De estos atributos, mentales y morales todos, es el primero el Discernimiento; significa esto que el aspirante debe poner por obra el apartar en su mente lo Eterno de lo Temporal, lo Real de lo Ilusorio, lo Verdadero de lo Falso, lo Celestial de lo Terreno. "Las cosas que se ven son temporales" -dice el Apóstol- "mas las cosas que no se ven son eternas" (5). Viven los hombres constantemente sometidos al espejismo de lo que se ve, el cual los ciega para lo que no se ve. El aspirante debe aprender a distinguirlos, de modo que lo que para el mundo no es real, sea real para él, y lo que es real para el mundo, le aparezca ilusorio; pues sólo así es posible "andar por fe, no por vista" (6). Y así también debe el hombre llegar a ser uno de aquellos a quienes señalaba el Apóstol como de edad cumplida, aquellos, "que, por la costumbre, tienen ya los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal" (7). Seguidamente este sentido de la falta de realidad ha de producir en él Disgusto por lo ilusorio y pasajero, meras cortezas de la vida, impropias para satisfacer el hambre, a no ser el hambre de los cerdos (8).
Esta etapa del desarrollo se halla enérgicamente presentada por Jesús con su lenguaje enfático, encaminado a impresionar vivamente el ánimo de su auditorio, en estas palabras: "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, y mujer e hijos, y hermanos y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo" (9). Dura es, en verdad, esta sentencia, y, sin embargo, de semejante aborrecimiento, traído al discurso como antítesis de los afectos egoístas y exclusivos, tales como los entiende el mundo, ignorante de la Unidad Suprema que todo lo funde en un afecto único y sumo, habrá de surgir un día un amor más profundo y verdadero; etapa es ésta ineludible en el camino hacia la "Puerta Estrecha". Luego el aspirante debe adquirir el Dominio de sus pensamientos, lo que le llevará al Dominio de sus acciones, pues para el ojo interno es el pensamiento lo mismo que la acción: "Cualquiera que mira la mujer para codiciarla, ya adulteró con ella su corazón" (10). También ha de lograr el Sufrimiento, pues los que aspiran a andar "el Camino de la Cruz", tienen que afrontar penalidades amargas y duraderas, y deben apercibirse para sostenerse en ellas "como viendo al invisible" (11).
A esto añadirá la Tolerancia, si quiere ser hijo del Padre "que hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueva sobre justos el Equilibrio descrito por el Apóstol (12). Finalmente, debe adquirir la Fe, para la cual nada hay imposible (13). Además, debe sólo buscar “las cosas de arriba” (14) y aspirar con ansia a la bienaventuranza de la visión de Dios y de su unión con El (15).
El hombre que ha logrado estas cualidades en su carácter, es tenido por apto para la Iniciación, y entonces los Guardianes de los Misterios le abren la Puerta Estrecha. Así, y sólo así, logrará ser el candidato dispuesto. Ahora bien; el Espíritu que en el hombre mora, es don de la Suprema Deidad, que en sí contiene los tres aspectos de la Vida Divina (Inteligencia, Amor, Voluntad), por ser imagen de Dios. A medida que evoluciona, desarrolla en primer lugar el aspecto Inteligencia, esto es, desarrolla el intelecto, lo cual se verifica, en la vida ordinaria del mundo.
Realizado esto en alto grado, y unido al desarrollo moral, se eleva el hombre a la condición de candidato. El segundo aspecto del Espíritu es Amor, y su evolución es la evolución del Cristo. Este desarrollo se obtiene en los Misterios verdaderos; la vida del discípulo constituye el Drama del Misterio, y las Grandes Iniciaciones señalan sus diversos actos. Para mostrar los Misterios en el plano físico, se acostumbraba representarlos de un modo dramático, ajustándose las ceremonias, bajo muchos respectos, "al modelo" siempre seguido "en la Montaña", como sombras de las grandiosas Realidades del mundo espiritual: única cosa perceptible en tiempos degenerados.
Es, pues, doble el concepto del Cristo Místico: el Logos, la Segunda Persona de la Trinidad en su descenso a la materia, y el Amor, o el segundo aspecto del Espíritu Divino desarrollándose en el hombre. El uno representa procesos cósmicos que han tenido lugar en el pasado: es la raíz del Mito Solar. El otro representa un proceso que se realiza en el individuo, la etapa final de su evolución humana: es el origen de muchos de los pormenores del Mito. Ambos contribuyeron a las narraciones evangélicas, y juntos constituyen la Imagen del "Cristo Místico".
Consideremos primero al Cristo Cósmico, la Divinidad envuelta en materia, la encarnación del Logos, el Dios hecho carne. Cuando la materia que había de formar nuestro sistema solar fue separada del océano infinito de materia que llena el espacio, la Tercera Persona de la Trinidad, el Espíritu Santo, vertió su vida en ella para animarla y, en su consecuencia, hacerla apta para ser modelada. Esta función, o sea el agregarle y el darle forma, corresponde a la vida del Logos, la Segunda Persona de la Trinidad, la cual se sacrificó, imponiéndose las limitaciones de la materia, y constituyéndose en el "Hombre Celeste", en cuyo Cuerpo todas las formas existen, como partes integrantes suyas. Esta era la historia cósmica mostrada en los misterios a modo de drama -se entiende en los verdaderos Misterios, donde se representa conforme ocurrió en el espacio, pues en los Misterios del plano físico se representa por medios mágicos o de otra especie, y a veces con la intervención de actores.
Los procesos escritos están expuestos con gran claridad en la Biblia. Cuando el "Espíritu de Dios era llevado sobre las aguas", las tinieblas reinaban "sobre la haz del abismo" (16); el gran abismo de materia no exhibía forma alguna, estaba vacío; era el principio. La Forma la dio el Logos, el Verbo, del cual está escrito: "Todas las cosas por El fueron hechas; y sin El nada de lo que se ha hecho, fue hecho" (17). C. W. Leadbeater lo ha expresado muy bien: "El resultado de esta gran emanación primera (el "movimiento" del Espíritu) es el despertamiento de esa admirable y gloriosa vitalidad que compenetra toda la materia y electriza sus átomos en los diversos planos, los cuales, por más inertes que aparezcan a nuestra turbia mirada física, desarrollan, en su virtud, toda suerte de atracciones y repulsiones, antes latentes, y entran en combinaciones de todo género" (18).
Sólo cuando esta obra del Espíritu se hubo terminado, pudo el Logos, el cósmico Cristo Místico, revestirse de materia, entrando en el que es, a la verdad, el vientre de la Virgen, la matriz de la Materia, virgen todavía, -improductiva. Esta materia había sido vivificada por el Espíritu Santo, el cual, cobijando a la Virgen, vertió en ella Su vida, disponiéndola así para recibir la vida del Segundo Logos, que "tomó esta materia para vehículo de sus energías. Esta es la encarnación del Cristo, su hacerse carne- "Tú no desdeñaste el vientre de la Virgen."
En las versiones latina e inglesa del texto original griego del Credo de Nicea, han sido cambiadas las preposiciones de la frase que describe este aspecto del descenso, con lo cual se "ha cambiado también su sentido. El original dice: "y fue encarnado del Espíritu Santo y de la Virgen María"; mas la traducción dice: "y fue encarnado por el Espíritu Santo de la Virgen María" (19). El Cristo "tomó forma, no de la materia "Virgen" solamente, sino de la materia ya impregnada y palpitante con la vida del Tercer Logos (20), de modo que entrambas, vida y materia, Le envuelven como una vestidura" (21).
Este es el descenso del Logos a la materia, descrito como el nacimiento del Cristo de una Virgen; en el Mito Solar se convierten en el nacimiento del Dios Sol, cuando aparece el signo de Virgo. Comienzan luego los esbozos de la obra del Logos en la materia, simbolizados con propiedad en la infancia de que habla el mito. Sus majestuosos poderes se someten a todas las debilidades de la infancia, manifestándose muy poco a través de las tiernas formas que anima. La materia aprisiona y aun parece amenazar de muerte a su Rey niño, cuya gloria está velada por las limitaciones que se ha impuesto. Mas El la moldea lentamente en prosecución de altos fines, y la eleva a la virilidad, y se extiende entonces sobre ella en cruz, para verter desde allí todos los poderes de Su entregada vida. Este es el Logos de quien dijo Platón que estaba en forma de cruz sobre el universo; este es el Hombre Celeste, fijo en el espacio, los brazos extendidos en actitud de echar bendiciones; este es el Cristo crucificado, cuya muerte sobre la Cruz de la materia, la llena toda con Su vida. Muerto al parecer realmente y sepultado; mas se levanta de nuevo, revestido de la materia misma en que pareció sucumbir, y eleva al cielo Su ya resplandeciente cuerpo, y allí recibe la fluyente vida del Padre, y se constituye en vehículo de la vida inmortal del hombre, cuya alma el Logos envuelve a Su propia vida, haciéndole cesión de ella para que pueda existir a través de las edades, y desarrollarse y crecer hasta lograr Su misma estatura. En verdad, de El estamos revestidos, primero de un modo material, y después espiritualmente. El se sacrificó para llevar muchos hijos a la gloria, y con nosotros está siempre, hasta la consumación de los siglos.
Así, pues, la crucifixión de Cristo es parte del gran sacrificio cósmico; y la representación alegórica de él en los Misterios físicos, y el sacro símbolo del hombre crucificado en el espacio fueron materializados en una muerte real por crucifixión, y en un crucifijo con una forma humana moribunda; después esta historia, convertida ya en la historia de un hombre, fue aplicada al Divino Maestro Jesús, viniendo a ser la historia de Su muerte física; así como el nacimiento de una Virgen, la infancia rodeada de peligros, la resurrección y la ascensión vinieron también a ser incidentes de Su vida humana. Los Misterios desaparecieron, pero sus grandiosas y gráficas representaciones de la obra cósmica del Logos circundaron y realzaron la muy amada figura del Maestro de Judea; y así, el Cristo cósmico de los Misterios, con el perfil del Jesús histórico, llegó a constituir la Figura Central de la Iglesia Cristiana.
Pero no fue esto todo; faltaba el último toque para hacer arrebatadora la figura del Cristo, y éste lo dio a su historia otro Cristo de los Misterios, íntimo y caro al corazón del hombre: el Cristo del Espíritu humano, el Cristo que está en todos nosotros, que nace, vive, y es crucificado, y resucita de entre los muertos, y sube a los cielos en cada "Hijo del Hombre" sufrido y triunfante.
La biografía contenida en los Evangelios es la relación de la vida de todos los iniciados en los verdaderos Misterios, en los Misterios celestes, consignada en sus rasgos más prominentes. Por eso habla San Pablo, como hemos visto (22), del nacimiento del Cristo en el discípulo, y de Su evolución y completo crecimiento en él. Cada hombre es un Cristo en potencia, y el desarrollo de la vida del Cristo en un hombre sigue los rasgos de la historia evangélica en sus más notables incidentes, los cuales son universales, y no particulares, según hemos observado.
Cinco grandes Iniciaciones (o primer recorrido de las Montañas) hay en la vida de un Cristo, cada una de las cuales señala una etapa en el desarrollo de la Vida de Amor. En la actualidad se imponen, como en los tiempos antiguos; y la última determina el triunfo final del hombre que ha trascendido la naturaleza humana, que ha logrado la divina, que se ha convertido en Salvador del mundo.
Vamos a dar un bosquejo de la historia de esta vida, repetida una y otra vez en las existencias que se entregan a la espiritualidad, y veremos cómo el iniciado va pasando por la vida del Cristo.
A la primera gran Iniciación el Cristo nace (como asomo de la Consciencia, no en plenitud) en el discípulo; entonces, por vez primera, encuentra en sí mismo la explicación de lo que significa el saturarse del Amor divino, pues experimenta el maravilloso cambio de sentirse uno con todo lo que alienta. Esto es el "Segundo Nacimiento", por el cual se regocijan las huestes celestiales, pues él ha nacido en "el reino de los cielos", como un "pequeñuelo", como "un niño", nombres siempre atribuidos a los nuevamente iniciados. Esto significan las palabras de Jesús, de que un hombre tiene que volverse niño para entrar en el reino de los cielos (23).
Gran sentido tiene lo dicho .por algunos de los primitivos escritores cristianos de que Jesús "nació en una cueva" -"establo" en la narración evangélica. La "Cueva de la Iniciación " es una frase antigua muy conocida, y el Iniciado nace siempre en ella; sobre esta cueva, "donde está el tierno niño", brilla la "Estrella de la Iniciación", la Estrella que aparece al Oriente siempre que nace un niño Cristo. Cada uno de estos niños está rodeado de peligros y amenazas, extraños riesgos que no corren otros niños, pues aquéllos están ungidos del crisma del segundo nacimiento, y los Poderes Tenebrosos del mundo invisible ponen todo su empeño en destruirlos. Mas, a despecho de todas sus asechanzas, alcanzan la virilidad, porque el Cristo, una vez nacido, no puede perecer; una vez comenzado su desarrollo, tiene que llegar al término de su evolución; y su preciosa vida se ensancha y crece, y su sabiduría y talla espiritual van siempre en aumento, hasta que le llega la hora de recibir la segunda gran Iniciación -el Bautismo del Cristo por el Agua y el Espíritu-, que lo invierte de los poderes necesarios, para ser Maestro y ofrecerse al mundo, y trabajar en él como "el Hijo muy Amado".
Entonces desciende sobre él en amplia medida el Espíritu divino, y la gloria del Padre invisible in envuelve con sus irradiaciones purísimas; pero a partir de este momento de dicha suprema, es llevado por el Espíritu al desierto, y puesto una vez más a prueba de fieras tentaciones. Pues como entonces los poderes del Espíritu están desenvolviéndose en él, los Seres Tenebrosos hacen esfuerzos para deslumbrarlo y apartarle de su camino, procurando seducirlo con sus poderes mismos, a fin de que los emplee en provecho propio, en vez de entregarse a su Padre con paciente confianza. En las rápidas y súbditas transiciones que ponen a prueba su fortaleza y su fe, el Tentador encarnado murmura en sus oídos tan pronto como ha sonado la voz del Padre, y las ardientes arenas del desierto abrasan sus pies, poco antes bañados en las frescas aguas del río Santo. Vencedor de estas tentaciones, pasa al mundo de los hombres, para ayudarlos con el ejercicio de los poderes que no quiso emplear en la satisfacción de sus necesidades; y el que se resistió a convertir en pan una piedra, para calmar sus apremiantes deseos, alimenta "a cinco mil hombres, más las mujeres y los niños", con unos cuantos panes.
En su vida de sacrificio incesante goza de otro breve período de gloria: sube "a una alta Montaña apartada" -la sagrada Montaña de la Iniciación-, y allí se transfigura, y se reúne con algunos de sus grandes Predecesores, los Seres Poderosos de los antiguos tiempos, que anduvieron los caminos que él está andando. De este modo pasa por la tercera gran Iniciación, y entonces se le aparece la sombra de su Pasión cercana, a pesar- de la cual, rechazando las palabras tentadoras de uno de sus discípulos, se dirige con firmeza a Jerusalén, donde le aguarda el bautismo del Espíritu Santo y del Fuego.
Después del Nacimiento, la persecución de Herodes; después del Bautismo, la tentación en el desierto; después de la Transfiguración, la sombra del último trance en el Camino de la Cruz. Las pruebas siguen a los triunfos hasta que se alcanza la meta. Sigue aún creciendo la vida de amor, más completa y perfecta cada día, y cada vez con mayor notoriedad sigue el Hijo del Hombre apareciendo como el Hijo de Dios, hasta que, acercándose el momento de la lucha final, la cuarta gran Iniciación lo lleva en triunfo a Jerusalén, a la vista de Getsemani y del Calvario. En esa hora es el Cristo dispuesto a ser ofrecido, pronto para el sacrificio de la cruz. Tiene que afrontar entonces la amarga agonía del Jardín, cuando hasta sus elegidos duermen, mientras él, en la zozobra de su mortal angustia, ruega por un momento que la copa sea apartada de sus labios; pero al fin triunfa su voluntad poderosa, y, extendiendo su brazo, coge la copa y la apura, en tanto que un el se le aparece en su soledad y le fortifica, como hacen los ángeles siempre que ven un Hijo del Hombre abrumado bajo el peso de su agonía. Al salir de allí, otras bebidas amargas se le ofrecen: la traición, la negación, el abandono; y solo entre enemigos que le escarnecen, entra en la prueba extrema.
Atormentado por el dolor físico, herido por la espina cruel de la duda, despojado de sus hermosas vestiduras de pureza a los ojos del mundo, entregado en manos enemigas, y abandonado, al parecer, de Dios y los hombres, sufre con paciencia cuanto le sucede, esperando con ansia alguna ayuda en el último trance. Expuesto todavía al sufrimiento, crucificado para morir a la vida de la forma, para desprenderse de toda la vida que al mundo inferior corresponde, rodeado de enemigos triunfantes que se burlan de él, se ve envuelto por el último horror del negro abismo, y allí, en la oscuridad, se encuentra enfrente de todas las fuerzas del mal; su visión interna ha cegado; se siente solo, completamente solo; hasta el punto de que su corazón valiente, sumido en la desesperación, grita a su Padre, de cuyo amparo se considera privado; y su alma humana, en absoluto aislamiento, experimenta la terrible agonía de la aparente derrota.
Sin embargo, reuniendo toda la fuerza del "invencible espíritu", se desprende de la vida inferior, cuya muerte acepta voluntariamente; y abandonando el cuerpo de deseo, el Iniciado "desciende a los infiernos", para no dejar sin recorrer región alguna del universo donde pueda prestar su ayuda, para que no haya nadie tan proscrito que no pueda alcanzar su amor, que todo lo abarca. y luego, surgiendo de las tinieblas, ve la luz una vez más, se siente de nuevo el Hijo inseparable de su Padre, se eleva a la vida que no tiene fin, radiante con la conciencia de haber afrontado y vencido a la muerte, poderoso para auxiliar en todo extremo a cualquier hijo de hombre y capaz de derramar su vida en toda alma atribulada. Permanece algún tiempo entre sus discípulos para instruirlos, revelándoles los misterios de los mundos espirituales, y preparándoles además para hollar el sendero que él ha seguido; y agotada su vida terrestre, sube a su Padre, y en la quinta gran Iniciación se convierte en Maestro triunfante (en realidad en la Quinta Iniciación de Misterios Mayores el adepto se torna en un Buda; pero como se profundizará en los estudios gnósticos la verdadera Cristificación solo se consigue en lo que esotéricamente se denomina “La Tercera Montaña” que son pasos más allá de la Quinta Iniciación de Misterios Mayores), lazo entre Dios y el hombre (En este punto decisivo de la iniciación el Adepto debe elegir entre una vida de sosiego en el Nirvana o ascender más mediante el Sacrificio Desinteresado por el Prójimo).
Tal es la historia realizada en los verdaderos Misterios de los tiempos antiguos y modernos, y representada dramáticamente por medio de símbolos en los Misterios del plano físico, mitad velados, mitad manifiestos. Tal es el Cristo de los Misterios en Su doble aspecto cósmico e individual. Logos y hombre. ¿Es, pues, de maravillar, que esta historia, vagamente sentida por el místico, aun cuando la ignore, se haya enredado en el corazón, y haya servido de inspiradora a toda vida noble? El Cristo del corazón es, para la mayor parte, Jesús considerado como el Cristo místico humano, luchando, sufriendo, muriendo y, al fin, triunfando: el Hombre en quien la humanidad se ve crucificada y vuelta a la vida, cuyo triunfo es promesa de victoria para todo aquel que, como El, sea leal en la muerte y aun más allá: Cristo que jamás será olvidado mientras nazca una y otra vez entre los hombres, y el mundo necesite Salvadores, y los Salvadores se entreguen por el mundo.
Notas del presente post:
(1) Véase sobre este punto el principio del Evangelio de San Juan I, 1- 5. El nombre de Logos, adscrito al Dios manifestado, dando forma a la materia -"todas las cosas fueron hechas por El"- es platónico, y por tanto, se deriva directamente de los Misterios; siglos antes de Platón se usaba entre los hindúes la palabra Vák, Voz, derivada del mismo origen.
(2) Annie Besant; “Cristianismo Esotérico” pág. 82.
(3) Ibid, pág. 64.
(4) Ibid, pág. 59.
(5) II. Cor., IV, 18.
(6) Ibid, V, 7.
(7) Heb.. V, 144.
(8) San Lucas, XV, 16.
(9) Ibid. XIV, 26.
(10) San Mateo, V, 28.
(11) Heb., XI, 27.
(12) II. Cor., VI, 8-10.
(13) San Mateo, XVII, 20.
(14) Col., III, I.
(15) San Mateo, V, 8 y San Juan, XVII, 21.
(16) Gen. I, 2.
(17) San Juan I, 3.
(18) The Christian Creed, pág. 29. Es éste un librito de los más valiosos e interesantes, que versa sobre el significado místico de las creencias.
(19) The Christian Creed, pág. 42.
(20) Otro nombre del Espíritu Santo.
(21) Ibid, pág. 43.
(22) Antes, pág. 82.
(23) S, Mateo XVIII, 3.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Cristología Gnóstica: El Cristo Mítico


Hemos visto en qué forma se han aplicado los estudios de la Mitología Comparada a la destrucción de las religiones; pues bien; algunos de sus más demoledores ataques se han dirigido en contra del Cristo. Su nacimiento de una Virgen en "Navidad", la matanza de los inocentes, sus milagros y enseñanzas, su crucifixión, resurrección y ascensión, acontecimientos todos de la historia de su vida, se hallan también consignados en las narraciones de otras vidas, y en su consecuencia, se rechaza su existencia histórica, por considerarse tales identidades como imposibles. Por lo que hace a los milagros y a las enseñanzas, contestaremos en breves palabras. La mayor parte de los grandes Maestros han realizado hechos que en el plano físico aparecen como milagros a los ojos de sus contemporáneos, pero que los ocultistas reconocen como fenómenos naturales, producidos mediante el ejercicio de poderes que desarrollan todos los Iniciados que están por encima de cierto grado. Y por lo que respecta a las enseñanzas de Jesús, confirmamos que no son originales; pero cuando los profesores de Mitología Comparada creen haber probado que ninguna procede de inspiración divina, porque las mismas doctrinas morales salieron de los labios de Manu, de los de Buda y de Jesús, el argumento les da en el rostro, pues precisamente repitió Jesús las enseñanzas de sus predecesores, porque era un mensajero de la misma Logia. Las profundas verdades del Espíritu divino y humano eran tan ciertas veinte mil años antes de que Jesús naciera en Palestina, como después que nació; y decir que el mundo estuvo abandonado sin estas enseñanzas, y que el hombre fue entregado a las tinieblas morales desde el principio del mundo hasta hace veinte siglos, es asegurar que hubo una humanidad sin Maestros, hijos sin Padre, almas humanas que clamaban por luz en una oscuridad que ninguna respuesta les daba: conceptos todos tan blasfemos de Dios como desesperantes para el hombre; conceptos a que dan un mentís solemne las apariciones de Sabios tales, así como la potente literatura, las nobles vidas de las edades sin cuento anteriores a la venida de Cristo.
Reconociendo, pues, en Jesús, al gran Maestro de occidente, al Mensajero enviado por la Logia para dirigir el mundo occidental, vamos a examinar la dificultad que ha destruido esta creencia en el ánimo de mucha gente. ¿Cómo es que se encuentran en las religiones anteriores al Cristianismo las festividades conmemorativas de la vida de Jesús? ¿Cómo se celebran en aquéllas idénticos acontecimientos aplicados a las vidas de otros Maestros?
La Mitología Comparada, que en los tiempos modernos ha encaminado la atención pública hacia estos asuntos, cuenta apenas un siglo de existencia, pues tuvo origen cuando aparecieron la Historia Abreviada de los Diversos Cultos, de Dulaure, el Origen de todos los Cultos, de Dupuis, el Panteón Hindú, de Moor, y el Anacalypsis, de Godfrey Higgins. A estas obras siguieron otras muchas, cada vez más científicas y severas en la recolección y comparación de los hechos, hasta el punto de llegar a hacer imposible que una persona culta se atreva tan siquiera a discutir las identidades y semejanzas que por todos lados se ponen de manifiesto. Ya no se encuentran cristianos dispuestos a sostener que los símbolos, ritos y ceremonias del Cristianismo sean únicos, a excepción -ni hay que decirlo- de la gente ignorante, pues aun vemos la sencillez de las creencias mano a mano con la ignorancia de los hechos. Pero aparte de esta gente, no encontramos, ni siquiera entre los cristianos más devotos, quien niegue que el Cristianismo tenga mucho de común con religiones más antiguas. Después de todo, es bien sabido que en los siglos "siguientes a Cristo" tales semejanzas eran cosa corriente, no haciendo, pues, la moderna Mitología Comparada más que repetir con gran precisión lo que en la Iglesia primitiva universalmente se reconocía. Justino Mártir, por ejemplo, atestó sus obras de referencias a las religiones de su tiempo; y si cualquier moderno impugnador del Cristianismo desease hacer numerosas citas de los casos en que las enseñanzas cristianas son idénticas a las de religiones más antiguas, no encontraría seguramente depósito más abundante de ellas que los escritos de los apologistas del siglo segundo. Citan ellos enseñanzas, narraciones y símbolos paganos, y alegan que la identidad que con éstos tienen los cristianos, debería ser motivo bastante para que los últimos no fuesen rechazados desde luego como increíbles. Justino Mártir da de esta semejanza una razón muy curiosa que, a la verdad, no encontrará muchos valedores en los tiempos modernos. Dice así: "Los que enseñan los mitos formados por los poetas, no exponen prueba alguna a los jóvenes que los aprenden. Nosotros demostraremos que son debidos a la influencia de los demonios perversos, atentos a engañar y descarriar a la especie humana. Sabedores éstos de los anuncios de los profetas sobre la futura venida de Cristo y sobre el castigo de los malvados por el fuego, crearon muchos hijos de Júpiter, con la intención de despertar en los hombres la idea de que las cosas dichas de Cristo eran cuentos de maravillas, ni más ni menos que las que los poetas decían..." Y los diablos, por cierto, cuando oyeron al profeta publicar la ablución, indujeron a los que iban a sus templos y les rendían culto con libaciones y holocaustos, a que también se rociasen; y asimismo hacen que se laven por completo antes de marcharse..." "La cual (la Cena del Señor) han imitado los malvados diablos en los misterios de Mithra, ordenando que se haga lo mismo..." (1).
"En cuanto a mí, cuando descubrí el perverso disfraz que los malos espíritus habían puesto a las divinas enseñanzas de los cristianos, para impedir que otros las aceptasen, me eché a reír" (2).
Como se ve, pues, las semejanzas eran tenidas por obra de los demonios, copias de los originales cristianos, ampliamente difundidas por el mundo antes del Cristianismo, en previsión de su venida y con el fin de crearle obstáculos.
Cosa escabrosa es sin duda y difícil de aceptar, eso de que las enseñanzas más antiguas sean copias, y sus originales las aducidas en época relativamente moderna. Pero, así y todo, no tratamos de discutir con Justino Mártir sobre si las copias precedieron al original o el original a las copias, contentándonos con aceptar su testimonio respecto de la existencia de estas identidades entre las creencias que florecían en su tiempo en el Imperio romano y la nueva religión que estaba comprometido a defender.
Con la misma sencillez se explica Tertuliano al afrontar la objeción que por aquel entonces se hacía también al Cristianismo, de que "las naciones extrañas a toda inteligencia de los poderes espirituales, atribuían a sus ídolos la inmersión en agua como igualmente eficaz." "Así lo hacen -contesta con toda franqueza-, pero ellos se engañan a sí mismos con aguas que son viudas. La ablución es el medio por el cual son iniciados en algunos ritos sagrados de cierta Isis o Mithra conocidos; y a los Dioses mismos honran con abluciones.
En los juegos Apolinarios y Eleusinos son ellos bautizados; y suponen que esto tiene por efecto regenerarlos y remitirles las penas debidas a sus perjurios. y al par que reconocemos la realidad del hecho, reconocemos también el celo del demonio en emular las cosas divinas, pues hace practicar el bautismo a los que le están sujetos" (3).
Para desatar el nudo de estas semejanzas, vamos a estudiar el Cristo Mítico, el Cristo de los mitos o leyendas solares; pues estos mitos constituyen las formas pictóricas en que ciertas profundas verdades fueron dadas al mundo.
Ahora bien; un "mito" no es lo que se imagina la mayor parte de la gente, esto es, una historia fantástica fundada en un hecho real, y aun ajena por completo a toda realidad. Un mito contiene bastante más realidad que una historia; pues una historia es sólo narración de sombras, mientras que un mito hace referencia de las substancias que proyectan esas sombras.
Como lo de arriba, así es lo de abajo; y primero es lo de arriba, y lo de abajo después.
Existen grandes principios, conforme a los cuales nuestro sistema está constituido; existen ciertas leyes que regulan el desarrollo de estos principios en detalle; existen grandes Seres cuya constitución son los principios, y sus funciones las leyes; existen huestes de entidades inferiores que actúan como vehículos de estas funciones: son agentes, instrumentos; y vienen, por último, los Egos humanos, que, mezclados con todos ellos, son copartícipes en el desenvolvimiento del gran drama cósmico. Estos diversos trabajadores de los mundos invisibles proyectan sus sombras sobre la materia física, y estas sombras son "cosas"; los cuerpos, los objetos de que el universo físico está constituido. Las sombras dan sólo una pobre idea de los objetos que las lanzan, bien así como lo que aquí abajo llamamos sombras, dan una idea muy pobre de los objetos que las producen; son meras siluetas de fondo oscuro, desprovistas de pormenores, con longitud y latitud, pero sin profundidad.
Es la historia una narración muy imperfecta, y a veces desconcertada, de la danza de estas sombras en el mundo umbrío de la materia física. El que haya visto funcionar una linterna mágica y haya hecho comparación de lo ejecutado por un hábil jugador detrás del lienzo con lo que sobre él es percibido, podrá obtener una vívida idea de la naturaleza ilusoria de las acciones umbrosas y deducir de ello analogías no descaminadas
El mito refiere cómo se mueven los que hacen las sombras, y el lenguaje usado para ello es lenguaje de símbolos. Así como nosotros tenemos palabras que significan cosas -ejemplo, la palabra "mesa", que es símbolo de un objeto conocido de cierta especie- así los símbolos significan objetos de planos más elevados. Cada uno con su significación propia, constituyen un alfabeto pictórico, el cual emplean todos los escritores de mitos.
Todo símbolo lleva adaptada la designación de determinado objeto, a la manera con que las palabras se usan entre nosotros para distinguir una cosa de otra; por tanto, el conocimiento de los símbolos es necesario para la lectura de los mitos. Los expositores originales de los grandes mitos son siempre Iniciados, hechos a manejar el lenguaje simbólico y a emplearlo, por de contado, de un modo invariable y reconocido.
Cada símbolo tiene un significado principal y además otros varios subalternos que guardan relación con el primero.
Por ejemplo, el Sol es el símbolo del Logos, y éste es su significado principal o primario. Pero también significa una encarnación del Logos, o sea de los grandes Mensajeros que Lo representan temporalmente, al modo que un embajador representa a su Rey. Los altos Iniciados que para misiones especiales toman carne humana y viven entre los hombres por algún tiempo, como Directores o Maestros, son designados por el símbolo del Sol; pues aunque éste no sea su símbolo propio en un sentido individual, se convierte en tal por razón de su cargo.
Todos los Seres a quienes este símbolo designa, se distinguen de un modo notorio: sus condiciones características son especiales; determinadas las situaciones por que pasan; singulares las acciones que ejecutan. El Sol es la sombra física o cuerpo del Logos, y así se le llama; de aquí que su curso anual en la naturaleza sea un reflejo de la actividad del Logos, en la forma parcial en que una sombra es capaz de representar la actividad del objeto que la proyecta. En suma: es el curso anual del Sol la sombra del Logos, "del Hijo de Dios", cuando desciende a la materia; y esta es la significación del Mito Solar.
De aquí procede, también, el que cualquiera encarnación del Logos o sea uno de Sus altos emisarios, represente asimismo en su cuerpo mortal esa actividad, a manera de sombra. Por esto han de producirse necesariamente las semejanzas que se ofrecen en las historias de esos emisarios; y, consiguientemente, donde se note la falta de tales identidades, está la prueba de que la personalidad de que se trata, no tuvo plenos poderes: su misión fue de un orden inferior.
Es, pues, el Mito Solar una narración que, representando en primer lugar la actividad del Logos o el Verbo en el Cosmos, viene en lugar secundario a resumir la vida de una individualidad que es una encarnación del Logos, uno de Sus excelsos embajadores. El Héroe del mito es presentado comúnmente como Dios o Semidios, y su vida, según se comprenderá por lo que va dicho, ha de ser trazada conforme a la carrera del Sol, que es la sombra del Logos. La parte de carrera consumida durante la vida humana es la comprendida entre el solsticio de invierno y la llegada al zenit en el verano.
El Héroe nace en el solsticio de invierno, muere en el equinoccio de primavera, y, venciendo a la muerte, se eleva en medio del cielo. A este respecto son interesantes las siguientes observaciones, aunque se refieren al mito de un modo más general, como una alegoría que semeja verdades internas: "Alfredo de Vigny ha dicho que la leyenda a veces contiene más verdad que la historia, porque la leyenda no da cuenta de los hechos, a menudo incompletos y abortivos, sino del genio mismo de los grandes hombres y de los grandes pueblos. Este hermoso pensamiento es sobre todo aplicable al Evangelio, pues en él no se contiene la mera narración de lo que ha sido, sino además el relato sublime de lo que es y de lo que siempre será. Siempre será el Salvador del mundo adorado por los reyes de la inteligencia que representan los Magos; siempre El multiplicará el pan de la eucaristía para alimento y fortaleza de nuestras almas; cuando en negra noche y en medio de la tormenta le invoquemos, vendrá siempre a nosotros, andando sobre las aguas, y extenderá siempre Su mano para ayudarnos a caminar sobre las olas; siempre acudirá en los desórdenes de nuestra mente, y devolverá a nuestros ojos la luz perdida; y luminoso y transfigurado se presentará siempre en el Tabor a sus devotos, interpretando la ley de Moisés y desplegando el celo de Elías" (5).
Ya veremos que los mitos están íntimamente relacionados con los misterios, pues parte de éstos eran la vívida representación pictórica de lo que ocurre en los más elevados mundos, la cual venía al cabo a tomar la forma de mito. En los Pseudo-Misterios las reproducciones pictóricas de los misterios verdaderos se representaban mutiladas en un drama, ejecutado por actores; y muchos de los mitos secundarios son estos mismos dramas puestos en escritura.
El amplio bosquejo de la historia del Dios Sol es muy claro: su accidentada vida se comprende dentro de los primeros seis meses del año solar; los seis restantes se dedican a la protección y conservación general. Nace siempre en el solsticio de invierno, después del día más corto del año, a la media noche del 24 de Diciembre, cuando el signo de Virgo se eleva sobre el horizonte; nacido en tal coyuntura, nace siempre de una virgen después de haber dado a luz a su Hijo Sol, como el signo celeste de Virgo sigue inmutable e inmaculado cuando el Sol surge de él en el cielo. Débil y desvalido como niño ha venido a la vida durante los días más cortos y las noches más largas –para nosotros que estamos al Norte del ecuador-, se encuentra rodeado de peligros en su infancia. El reino de las tinieblas es mucho más largo que el suyo en sus primeros días.
Pero vive a pesar de todos los peligros que le amenazan; los días se prolongan hacia el equinoccio de primavera, y llega el momento de pasar de uno a otro extremo, de cruzar -la crucifixión-, cuya fecha varía con cada año. A veces se encuentra al Dios Sol esculpido dentro del círculo del horizonte, con la cabeza y los pies tocando la circunferencia al Norte y al Sur, y, extendidos los brazos, toca con las manos el Este y El Oeste. -"El está crucificado." Después de esto se eleva triunfante y sube a los cielos, y madura el grano y el racimo, dándoles de su vida misma para que se forme su sustancia, y, mediante ella, la de sus adoradores. El Dios nacido al amanecer del 25 de Diciembre, es crucificado siempre en el equinoccio de primavera, y siempre entrega su vida para alimento de sus adoradores-. Estos son los distintivos más salientes del Dios Sol. Lo fijo de la fecha del nacimiento y lo variable de la muerte tienen significación muy grande, cuando observamos que la primera es la de una posición fija del Sol, y la segunda la de una posición variable del mismo. "La Pascua de Resurrección" es movible, y se calcula por las posiciones relativas del Sol y de la luna: cosa impropia para fijar el aniversario de un acontecimiento histórico pero muy natural e inevitable cuando se trata de calcular una festividad del Sol. Fechas variables que no indican la historia de un hombre, sino que apuntan al Héroe de un mito solar.
Estos sucesos están reproducidos en las vidas de los diversos Dioses Solares, de cuyas imágenes hay ejemplos abundantes en la antigüedad. La Isis de Egipto, como María de Bethlehem, era nuestra Señora Inmaculada, Estrella del Mar, Reina del Cielo, Madre de Dios. Representábasela de pie sobre la media luna, y coronada de estrellas, dando de mamar a su hijo Horus, y con la cruz detrás del niño sentado en la falda de su madre. El signo de Virgo del Zodíaco se encuentra representado en antiguos dibujos por una mujer amamantando un niño; éste es el tipo de todas las futuras Madonas con sus divinos hijos, el cual muestra el origen del símbolo.
Así se ve también la figura de Devaki con el divino Krishna en sus brazos, y así la de Mylitta, o Istar, de Babilonia, con la especial corona de estrellas y su hijo Tammuz en las rodillas; Mercurio y Esculapio, Baco y Hércules, Perseo y los Dioscuros, Mithra y Zarathustra, tuvieron todos nacimientos divinos y humanos.
La relación del solsticio de invierno con Jesús es también significativa. El nacimiento de Mithra se celebraba en el solsticio de invierno con grandes regocijos, y Horus nacía también por entonces: "Su nacimiento es uno de los mayores misterios de la religión (egipcia). Sus representaciones aparecían pintadas en los muros de los templos. Era el hijo de la Divinidad. En la época de las pascuas, o sea en la correspondiente a esta festividad nuestra, su imagen se sacaba del santuario con ceremonias peculiares, lo mismo que la imagen del Divino Bambino se saca y se exhibe todavía en Roma" (6).
Sobre la fijación del 25 de Diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús, dice Williamson lo que sigue: "Todos los cristianos saben que el 25 de Diciembre es ahora el día designado para la festividad del nacimiento de Jesús, pero pocos están enterados de que no siempre ha sido así. Dícese que han habido ciento treinta y seis fechas distintas asignadas a tal hecho por las diversas sectas cristianas. Lightfoot da la del 15 de Septiembre, otros la de Febrero o Agosto. Epifanio menciona dos sectas, una que lo celebraba en Junio y otra en Julio. La cuestión fue resuelta al fin por el papa Julio I en el año 337; y San Crisóstomo escribía en 390: "Este día (esto es, el 25 de Diciembre) también se fijó últimamente en Roma para el nacimiento de Cristo, con el propósito de que mientras los paganos estuviesen ocupados en sus ceremonias (las Brumalias en honor de Baco), pudiesen los cristianos celebrar tranquilamente sus ritos." Gibbson, en su obra Decline and Fall of the Roman Empire, escribe: “Los ( cristianos) romanos, tan ignorantes como sus hermanos de la verdadera fecha del nacimiento de Cristo, fijaron la solemne festividad el 25 de Diciembre, día de las Brumalias o del solsticio de invierno, en el cual celebraban anualmente los paganos el nacimiento del Sol." King, en sus Gnostics and their Remains, dice también: "La antigua fiesta del 25 de Diciembre en honor del natalicio del Uno Invencible (7), celebrada con grandes juegos en el Circo, fue en adelante transferida a la conmemoración del nacimiento de Cristo, cuya fecha precisa confiesan muchos Padres de la Iglesia que era entonces desconocida."
Y al presente el canónigo Farrar dice que: "es inútil todo intento para descubrir el mes y día de la natividad; no existen datos con que poderlos determinar ni aun siquiera de un modo aproximado." De todo lo cual resulta que la gran festividad del solsticio de invierno se venía celebrando desde tiempos antiguos y en países apartados para honrar la memoria del nacimiento de un Dios, a quien casi invariablemente se designa como un "Salvador", y a cuya madre se llama una virgen pura. Las notables semejanzas que se han señalado, no sólo en lo que respecta al nacimiento, sino también en lo que se refiere a la vida de estos Dioses Salvadores, son demasiado numerosas para que se las considere como una mera coincidencia”. (8)
También vemos un mito relacionado con la personalidad histórica del Señor Buda. Bien conocida es la narración corriente en la India sobre su vida, donde la historia del nacimiento se presenta en forma sencilla y humana. Pero en las relaciones chinas nace de una virgen, Mayadevi con lo que el mito arcaico hace de El un nuevo Héroe.
Asimismo dice Williamson que los pueblos celtas encendían y aun encienden hogueras en las colinas el 25 de Diciembre, que entre los montañeses de Irlanda y Escocia llevan todavía el nombre de Bheil o Baaltine: esto es la denominación de su antigua Deidad, Bel, o Bal, el Dios Sol, aunque ahora las enciendan en honor de Cristo (9).
Bien pensado, las fiestas de Navidad deberán ofrecer a los amantes de Cristo nuevos motivos de santificación y de regocijo, al considerarlas como continuación de una antigua solemnidad celebrada en todo el mundo desde los tiempos más remotos.
Ciertamente, las campanas anunciadoras de tal festividad suenan a través de toda la historia humana, pues su armonioso repique sale del fondo de las tinieblas de las edades más primitivas. El sello de la verdad se encuentra en la aceptación universal, no en la posesión del exclusivismo.
Ya hemos dicho que la fecha de la muerte no es fija como la del nacimiento. La primera se calcula de conformidad con las posiciones relativas del Sol y de la Luna en el equinoccio de primavera, variando, por tanto, en cada año; y en tal relación vemos celebrarse la fecha de la muerte de todos los Héroes Solares. El animal elegido por símbolo del Héroe es el signo del Zodíaco en que está el Sol en el equinoccio primaveral del año correspondiente, el cual varía con la precesión de los equinoccios.
Oannes de Asiria tenía el signo de Piscis, el Pez, y en esta forma se le representaba. Mithra tenía el de Tauro, por lo cual figura montado en un toro; y a Osiris se rendía culto como Osiris-Apis, o Serapis, el Toro. Merodach de Babilonia era adorado como un toro, y así lo fue también Astarte de Siria. Cuando el Sol está en el signo de Aries, el carnero o cordero, vemos otra vez a Osiris como carnero, e igualmente a Astarte y a Júpiter Ammon. Este mismo animal vino a ser el símbolo de Jesús -el Cordero de Dios.
El empleo del Cordero como símbolo suyo con frecuencia puesto en la cruz, es muy común en las esculturas de las catacumbas. Sobre esto dice Williamson: "Andando el tiempo fue el Cordero representado en la cruz, hasta que el sexto concilio de Constantinopla, celebrado hacia el año 680, ordenó que en lugar del antiguo símbolo se pusiese la figura de un hombre sobre la cruz. Confirmó este canon el papa Adriano I" (10). Fue también aplicado a Jesús el muy antiguo símbolo de Piscis, y así se le encuentra pintado en las catacumbas.
La muerte y resurrección del Héroe Solar en el equinoccio de primavera o cerca de él, se encuentran tan ampliamente difundidas, como su nacimiento en el solsticio de invierno. En tal época moría Osiris a manos de Tifón, y se le figuraba en el círculo del horizonte, con los brazos extendidos, como si estuviese crucificado -postura que originalmente significaba que bendecía, no que padecía sufrimientos. Llorábase anualmente la muerte de Tammuz en Babilonia y en Siria por el equinoccio de primavera, así como también la de Adonis en Siria y Grecia, y la de Attis en Frigia, donde se hacía su efigie "como un hombre clavado con un cordero a sus pies" (11).
Igualmente se solemnizaba en Persia la muerte de Mithra. Y en Grecia la de Baco y Dionisio, que son uno mismo. En México reaparece la misma idea, como de ordinario acompañada de la cruz.
En todos los casos al duelo de la muerte sucedía inmediatamente los regocijos de la resurrección, y a este propósito es interesante observar que el nombre Easter (que es el nombre inglés de la Pascua de resurrección y que se pronuncia Ister) se remonta a la virgen madre del muerto Tammuz: Ishtar (12).
Es también interesante el hecho de que el ayuno que precede a la muerte en el equinoccio primaveral -la Cuaresma moderna- se encuentra en México, Egipto, Persia, Babilonia, Asiria, Asia Menor, y en algunos casos definidamente por cuarenta días (13).
En los Pseudo-Misterios se ponía en drama la historia del Dios Sol, y en los antiguos Misterios el Iniciado constituía su vida con ella: de aquí que los "mitos" solares y los grandes hechos de la Iniciación viniesen a quedar estrechamente enlazados. Por esto cuando el Cristo Maestro llegó a ser el Cristo de los Misterios, las leyendas de los Héroes más antiguos de estos Misterios se agruparon en torno suyo, y de nuevo se aplicaron al último Instructor divino las historias que, como representante del Logos en el Sol, le correspondían.
Entonces el festival de su natalicio se fundió en la fecha inmemorial cuando el Sol nació de la Virgen, cuando a la media noche, las tinieblas del espacio, se llenaron de regocijadas huestes de seres celestiales, y “Muy temprano, muy temprano nació Cristo”.
Cuando se le aplicó la gran leyenda del Sol, fue adoptado el signo del Cordero para Su crucifixión, así como el de la Virgen se habría adoptado para su nacimiento. Hemos visto que el Toro fue consagrado a Mithra y el Pescado a Oannes; por idéntica razón fue el Cordero consagrado a Cristo; era el signo del equinoccio de primavera en el período de la historia en que cruzó el gran círculo del horizonte, en que fue "crucificado en el espacio."
Estos mitos solares, siempre repetidos a través de los siglos, con un Héroe de diferente nombre en cada nueva aparición, no pueden quedar inadvertidos para el hombre estudioso, aunque los ignore, como es natural, el simple devoto; y cuando se les emplea como arma para mutilar o destruir la majestuosa figura de Cristo, hay que hacerles frente, no para negar los hechos sino para comprender el significado más profundo de las narraciones: las verdades espirituales que las leyendas expresan bajo su velo.
¿Por qué se han mezclado estas leyendas con la historia de Jesús, condensándose en torno suyo como personaje histórico? Son éstas, en realidad, narraciones que no incumben de modo particular a un individuo llamado Jesús, sino que pertenecen al Cristo universal, a un Hombre que simbolizaba a un Ser Divino y que representaba una verdad fundamental de la Naturaleza; a un Hombre que cumplió cierto cometido y tuvo una posición característica respecto de la humanidad, guardando con ella especial parentesco, renovando una edad tras otra, conforme las generaciones sucedían a las generaciones y las razas daban lugar a otras razas. De aquí que Cristo, como todos los otros, fuese el "Hijo del Hombre", título peculiar y distintivo, el título de un cargo, no de un individuo.
El Cristo del Mito Solar fue el Cristo de los Misterios; y así encontramos el secreto del Cristo mítico en el Cristo místico.




Notas del presente post:
(1) Vol. II, Justino Mártir, Apología Primera, párrafos LIV, LXII y LXVI.
(2) Ibid, Apología Segunda, pár. XIII.
(3) Vol. VII, Tertuliano. Sobre el Bautismo, cap. V.
(4) El lector estudioso puede ver la narración de la "Cueva" y de sus habitantes de
Platón, teniendo presente que era un Iniciado. República, lib. VII.
(5) Eliphas Levi. The Mysteries of Magic, pág. 48.
(6) Bonwick. Egyptian Belief, pág. 157. Citado en Great Law, página 26, por
Williamson.
(7) La festividad "Natalis Solis Invicti", natalicio del Sol Invencible.
(8) Williamson. The Great Law, págs. 40-42. Los que deseen estudiar este asunto de las
Religiones Comparadas, no pueden hacer nada mejor que leer The Great Law, cuyo
autor es profundamente religioso y cristiano.
(9) Ibid. págs. 36-37.
(10) The Great Law, pág. 116.
(11) Ibid, pág. 58.
(12) Ibid, pág. 56.
(13) The Great Law, págs. 120-123.


v.a. Annie Besant