martes, 25 de mayo de 2010

Las dos magias

Hay 7 verdades, 7 señores sublimes y 7... El secreto, del abismo es uno de los siete grandes secretos Indecibles.
Abaddón es el Ángel del abismo Viste túnica negra y capacete rojo como los Dugpas y los Bhonsos del Tibet Oriental y de las comarcas de Sikkim y Bhután, como los magos negros del altar de Mathra (pronunciado Mazra por las rosacruces de la escuela de California, es decir, el “Cáliz de Fornicación”).

Magos de capacete rojo son también los Venerables Anagarikas y en fin, los grandes jerarcas de las cavernas tenebrosas.

Una cosa es la Teurgia y otra cosa es la Nigromancia. El Maestro interno del “Teúrgo” es su “Intimo”. El maestro Interno del Nigromante es su Guardián del Umbral, al cual llaman el guardián de su conciencia, el guardián del recinto, el guardián de su cámara, el guardián de su sanctum.

El “Intimo” es nuestro Espíritu Divinal, nuestro Yo superior, nuestro Ángel Interno.

El Guardián del Umbral es el fondo interno de nuestro yo animal.

El Intimo es la llama ardiente del Oreb. Aquel Ruach Eloim que según Moisés labraba las aguas en él principio del mundo, el Rey Sol nuestra Mónada Divina, el “Alter ego” de Cicerón.

El guardián del Umbral es nuestro Satán, nuestra bestia interna, la fuente de todas nuestras pasiones animales y apetitos brutales.

El Real Ser del Teúrgo es el “Intimo”. El yo superior del Nigromante, es el Guardián del Umbral.

Los poderes del Intimo son divinos. Los poderes del Guardián del Umbral son diabólicos.

El Teúrgo rinde culto al Intimo, El Nigromante rinde culto al Guardián del Umbral.

El Teúrgo se vale de los poderes del Intimo para sus grandes trabajos de magia práctica. El Nigromante rinde culto al Guardián del Umbral para sus trabajos de magia negra.

Hemos llegado al imperio omnipotente de la alta y baja magia.

La Luz Astral es el campo de batalla entre los magos blancos y negros. La Luz Astral es la clave de todos los imperios y la llave de todos los poderes. Ese es el gran agente universal de vida. En ella viven las columnas de Ángeles y de demonios.

Para llegar a la Teurgia hay que ser primero, alquimista, y es imposible ser alquimista sin una mujer.

Vitriolo, es una de las claves del Alquimista Gnóstico; esta palabra significa: “Visitan interiorem terre rectificatum invenias ocultum lapidum” —Visita el interior de nuestra tierra, que rectificando encontrarás la piedra oculta.

La clave está en el vidrio líquido flexible maleable, este vidrio es el “SEMEN”. Tenemos que hundirnos dentro de nuestro propio laboratorio orgánico y aumentar y rectificar nuestro vidrio líquido a fin de aumentar con heroísmo la piedra filosofal, la fuerza de Nous, el Logos Inmortal, la Culebra Solar, que en el fondo de nuestra arca duerme con silente inquietud.

La mujer es la Vestal del Templo, y la Vestal enciende el fuego sagrado de triple incandescencia.

El elíxir de larga vida es oro potable, y ese oro es EL SEMEN; el secreto está en conectarse sexualmente con la sacerdotisa y retirarse antes de derramar el semen

I A O: Esas tres letras vocales deberán pronunciarse durante este trance sexual así:

Iiiiiiiiiiiiii Aaaaaaaaaaaaa Ooooooooooooo

Cada letra requiere una exhalación completa de los pulmones, luego se llenan completamente y se pronuncia la segunda y luego la tercera. Esto se debe hacer mentalmente cuando la sacerdotisa no está preparada evitando así malas interpretaciones por su parte.

Con esta clave despierta nuestro Kundalini, y al fin llegamos al matrimonio de “Nous” y conquistamos a la bella Helena por la cual pelearon tantos ilustres guerreros de la vieja Troya.

La bella Helena es la mente ígnea del alma que ya se desposó con su amado eterno, con el Intimo. La bella Helena es la mente ardiente del teúrgo. Con esa mente el teúrgo transmuta el plomo en oro real y efectivo. El teúrgo empuña la espada y como un Rey de la Naturaleza, resucita los muertos, cura los ciegos y los cojos y los paralíticos, desata los huracanes y heroico se pasea por los jardines de fuego de la Naturaleza.

¿Qué lógica inductiva o deductiva sirve de base a los Neoplatónicos, Plotino y Porfirio para combatir la teurgia fenoménica?

Todas las existencias infinitas del universo son hijas de la teurgia fenoménica. Hay una enorme diferencia entre el espejo de la teurgia y el espejo de la nigromancia; el espejo de Eleusis es diferente del espejo de Papus y la escuela rosacruz de California.

El espejo de la escuela de Papus es Nigromancia y magia negra. El espejo de los misterios de Eleusis es pura y divina teurgia.

El Iniciado de Eleusis en estado mantéia (Éxtasis) pronunciaba la sílaba sagrada y entonces aparecía en el resplandeciente espejo, el Intimo del Iniciado, todo hecho de luz y belleza. Muchas veces el iniciado provocaba el estado Mantéia bebiendo el cáliz del Soma que lo transportaba al pleroma inefable del amor.

El nigromante de la escuela de California ruega al guardián del umbral para que aparezca en el espejo, y una vez hecha la visión, el candidato queda esclavo del guardián del umbral, y convertido en mago negro.

El ritual de primer grado de la secta pseudo-rosacruz de California es el crimen más monstruoso que se ha cometido contra la humanidad. El discípulo mirando al espejo invoca al monstruo del umbral con estas nueve preguntas que se hace a sí mismo:

1-¿Quisieras conocer el misterio de tu ser?

2-¿Quisieras conocer el terror del umbral?

3-¿Escucharás la voz que contesta?

4-¿Has oído hablar de la conciencia?

5-¿Sabes tú que la conciencia es la voz interna y que habla cuando se le da la oportunidad de hacerlo?

6-¿Darás a la conciencia libertad para que te hable?

7-¿Sabes que tu conciencia es tu guardián y por lo tanto el guardián de este Sanctum?

8-¿Y sabes que este sagrado guardián estará siempre presente en este sanctum para guiarte y protegerte?

Estas preguntas se las hace el ingenuo discípulo, y después de recitar algunos otros párrafos de magia negra ante el espejo, dice: “Ante mis fráteres y señores y en presencia del guardián del sanctum, proclamo que me he acercado al terror del umbral y que no he tenido terror por mi alma, ahora soy un morador en el umbral, me he purificado y he ordenado a mi verdadero “yo” (el Guardián del Umbral) que tenga dominio sobre mi cuerpo físico y mi mente. Así queda el ingenuo discípulo convertido en mago negro, esclavo del guardián del umbral y de las tinieblas.

Este ritual de magia negra adaptada hoy al siglo XX es antiquísimo. Belcebú después de haber pasado por él, en la antigua Arcadia, comenzó su horrible carrera de demonio. Con justa razón el reformador tibetano Tsong-Ka-pa en 1387 echó a las llamas cuanto libro de nigromancia encontró, pero algunos Lamas descontentos se aliaron con los Bhonsos aborígenes y hoy forman una poderosa secta de magia negra en las comarcas de Sikkín, Bhután y Nepal, entregados a los ritos negros más abominables.

Jámblico, el gran teúrgo dice: “La teurgia nos une mas fuertemente con la divina naturaleza”; esta naturaleza se engendra por sí misma, actúa por medio de sus propios poderes, es inteligente y lo mantiene todo; es el ornamento del Universo y nos invita a la inteligente verdad, a la perfección, y a compartir la perfección con los demás. Tan íntimamente nos une a todos los actos creadores de los Dioses, en proporción a la capacidad de cada cual, que luego de cumplir los sagrados ritos se consólida el alma en las acciones de inteligencia de los Dioses hasta que se identifica con ellas y es absorbida por la primieval y divina esencia; tal es el objeto de las sagradas iniciaciones de los egipcios.

Jámblico invocaba y materializaba a los dioses planetarios. Primero se es alquimista, luego mago, y por último teúrgo. Practicando magia sexual despertamos la culebra nos volvemos teúrgos. Todo el secreto está en aprender a conectarse con la mujer y retirarse sin derramar el semen.

En los misterios de Eleusis el baile al desnudo, la magia sexual y la música deliciosa eran algo inefable.

viernes, 14 de mayo de 2010

La razón objetiva

Debemos saber que hay dos tipos de razonamientos diferentes. La razón objetiva tiene por basamento, de todos sus funcionalismos, los datos aportados por la Esencia, la Conciencia. La razón subjetiva es diferente: elabora sus conceptos de contenido con los datos aportados por los cinco sentidos. Ya sabemos que éstos son: ver, oír, tocar, oler y gustar. Con esos datos aportados, pues, por los cinco sentidos, la razón subjetiva, mediante su sistema de asociaciones, elabora sus conceptos. Así pues, con tales conceptos la razón subjetiva hace sus razonamientos.

Miradas las cosas desde este punto de vista, o desde este ángulo, ¿qué puede saber la razón subjetiva sobre lo Real, sobre eso que se esconde tras el mundo de las apariencias? Lo único que percibe son fenómenos; lo único que puede realmente conocer, es la sucesión de causas y efectos meramente sensoriales, pero lo que es "la cosa en sí”, sobre lo que es lo Real, sobre eso que existe tras las mismas apariencias, sobre las leyes de la naturaleza en sí mismas tal y cual son y no como aparentemente son, nada sabe la razón subjetiva, y nada puede saber, puesto que sus datos se basan exclusivamente en las informaciones que dan los cinco sentidos y nada más.

Cuando uno quiere saber algo más, cuando uno desea saber algo más: conocer aquello que se esconde tras las meras apariencias ilusorias del mundo físico, necesita desarrollar la razón objetiva, porque ésta funciona, naturalmente, con los datos aportados por la mismísima Conciencia.

Pero, para que la razón objetiva pueda tener sus funcionalismos, para que pueda desarrollarse correctamente, se necesita inevitablemente que la Conciencia que está llamada, precisamente, a proveer de datos a la razón objetiva, para sus funcionalismos, pues esté completamente libre de todas sus envolturas, libre de todos esos receptáculos en que normalmente está metida. Ya lo sabemos, ya lo hemos repetido demasiado, hasta la saciedad, que tales receptáculos son precisamente, los agregados psíquicos, esos diversos elementos inhumanos que en su conjunto constituyen eso que se llama Ego, "yo", "mí mismo", "sí mismo". Mientras la Conciencia esté enfrascada es tales agregados psíquicos, mientras esté embutida en el ego, no es posible que esté libre, y no estando libre, pues no puede aportar datos para la razón objetiva.

Así pues, primero que todo, necesitamos desvestir a la Conciencia de sus vestiduras, de sus vanas vestiduras, cuales son los agregados psíquicos; destruir tales vestiduras, tales inhumanos trajes, cuales son -repito- los diversos elementos inhumanos que llevamos dentro.

Una vez destruidos esos elementos infrahumanos, queda libre la Conciencia, puede funcionar. En ella están los datos que la naturaleza misma nos ha proporcionado para nuestra propia regeneración.

En la Conciencia está la Religión, el Buda, la Sabiduría y también aquellas partículas de dolor de nuestro Padre que está es secreto. Él ha sufrido con nuestros errores y sus partículas de dolor están depositadas en la Esencia, es decir, en la Conciencia. Si sabemos aprovechar tales partículas de dolor, trabajando sobre nuestros errores, trabajando con alegría, con gusto, porque no hay cosa que más agrade que destruir uno lo que es inhumano, el resultado será pues, obviamente, que venga el despertar. Pero ya dije, y repito, que en la Conciencia están los datos que necesitamos para nuestra propia regeneración y cultura. Lo importante es que quede libre esa Conciencia.

Así pues, destruir el "yo" es indispensabilísimo para que la Conciencia quede libre. Una vez libre, ella aportará a la razón, los datos necesarios para el funcionalismo de los procesos razonativos y objetivos.
Las gentes, ¿qué pueden saber de lo Real, de la Verdad? ¡Pues nada! ¿Qué pueden saber los científicos materialistas ateos, enemigos del Eterno. Obviamente nada, ¿verdad? ¿por qué? Porque todos los procesos razonativos son subjetivos; tienen como fundamento los datos aportados por los cinco sentidos.

Pero, ¿qué pueden saber ellos sobre las leyes que rigen la mecánica de los fenómenos? ¡Nada! Podrán, por ejemplo, saber cómo funciona la célula viva, pero ¿qué saben ellos de las leyes que rigen la mecánica celular? Ellos creen que sí saben y tratan, con su racionalismo subjetivo, de enlazar fenómeno con fenómeno, de explicar un fenómeno con otro, pero tampoco, aunque ellos creen que han llegado a descubrir la "cosa en sí”, no la han descubierto.

Las leyes de la mecánica celular no son conocidas por los hombres de ciencia, aunque ellos creen que las conocen. Mejor dicho, para usar esta vez el estilo socrático: ellos no solamente no saben, sino que además no saben que no saben. Estando en el error, no solamente están, sino que además ignoran que están, y eso es lo más grave. Así pues, conviene ante todo comprender la necesidad de utilizar para nuestra razón los datos de la Conciencia. Pero si queremos usar tales datos necesitamos libertar la Conciencia. Libre ella de todos esos elementos egoícos que nos condicionan y nos hacen la vida tan miserable, podrá aportar a la razón datos extraordinarios. Basada la razón en tales datos, podrá ella elaborar sus conceptos de contenido y hasta verbalizar sus razonamientos.

La razón objetiva es grandiosa en sí misma. Hay necesidad de desarrollarla y desenvolverla.

V. M. Samael Aun Weor

sábado, 1 de mayo de 2010

El Alma por el V:.M:. Pitágoras

Porfirio, en su “Vita Pythagorae“, nos dice que el maestro Pitágoras sostenía «en primer lugar, que el alma es inmortal; segundo, que el alma cambia o emigra pasando de una forma de vida a otra; tercero, que todo lo que ha sucedido ha de repetirse en ciertos ciclos y que realmente no hay nada nuevo; y por último, que se deben considerar a todos los seres vivos como parientes. Parece que fue Pitágoras el primero en introducir estas creencias en Grecia».

La idea de un alma inmaterial e inmortal no era común a los griegos de los tiempos homéricos. En la antigua Grecia se concebía el alma como un soplo o principio vital que se encontraba en todos los seres vivos. La concepción del alma en occidente como algo distinto del cuerpo, con una naturaleza inmortal e inmaterial, sería desarrollada por algunas corrientes tales como el orfismo, el pitagorismo, el platonismo y el cristianismo.

Pitágoras probablemente asimiló la idea de la inmortalidad del alma debido a sus contactos con los misterios órficos y con la cultura egipcia. El orfismo contemplaba una visión dualista del hombre, al que comprendía integrado por cuerpo y alma (idea esta muy desarrollada posteriormente por el cristianismo).

Los pitagóricos consideraban el cuerpo como una cárcel o tumba para el alma, y usaban la fórmula “σωμα (soma: cuerpo) σήμα (sema: cárcel o tumba)”. Sin embargo, Pitágoras –como buen griego que era– predicaba el equilibrio y la armonía para mantener la salud física. Siglos después, algunos cristianos llevarán ese dualismo a un absurdo desprecio por el cuerpo.

La idea de la metempsicosis o transmigración del alma, también parece que Pitágoras la tomó del orfismo y, posiblemente, de sus contactos con las ideas sobre la reencarnación existentes en la India.

La concepción cíclica del tiempo o “Eterno Retorno”, es muy propia de los pueblos arios. El entendimiento del tiempo como un ciclo que se repite eternamente está muy enraizada en la cultura irania (recordemos los contactos que tuvo Pitágoras con el zoroastrismo mientras estuvo en Babilonia) y la cultura hindú (“los días y las noches de Brahma”, equivalente místico de nuestra actual teoría científica del “Big Bang”).

Pitágoras decía a sus alumnos: «Con este mismo bastón que cargo, nos volveremos a ver y volveré a enseñar ante vosotros».

Después de Pitágoras, Heráclito de Éfeso y Friedrich Nietzsche serán unos de los más famosos exponentes occidentales del “Eterno Retorno” –en contraposición con la visión lineal del tiempo que terminó de imponerse con el judeo-cristianismo–.

El argentino Jorge Luis Borges también dedicará algunos textos a esa doctrina. «Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras: / los astros y los hombres vuelven cíclicamente; / los átomos fatales repetirán la urgente / Afrodita de oro, los tebanos, las ágoras» (Borges, La noche cíclica).

La visión del parentesco de todos los seres animados es muy importante en la doctrina pitagórica. Al creer que el alma puede reencarnar en cualquier forma de vida, Pitágoras predicaba la compasión hacia los demás seres vivos.

Por eso impuso entre los pitagóricos la observancia de un régimen vegetariano y la negativa de vestir con lana.

Prohibió a sus seguidores matar animales y evitar los sacrificios sanguinarios ante los dioses. «Alimenta un gallo, pero no lo sacrifiques, pues está consagrado a la Luna y al Sol», aconsejaba Pitágoras.

Esa compasión hacia los animales está muy vinculada con la civilización india (donde surgen el brahmanismo, el budismo, el jainismo, etc.).

Diógenes Laercio nos transmite en su “Vidas de los filósofos más ilustres“, que Jenófanes contó que Pitágoras, en una ocasión, pasaba junto a un pobre perrito que era golpeado por una persona.

Al ver esto sintió compasión por el animalito y dijo al castigador: deja de apalearle, pues al oírle chillar he reconocido el alma de un amigo.

En fin, muchas de las ideas místicas de Pitágoras las tomó de sus viajes por Grecia, Egipto, Persia e India.

Platón y el cristianismo se nutrirán de ellas también.