En el Primer alborear del Mundo. Cuando el primer día. Al sonar la hora cumbre, el LOGOS se hizo carne y brotó –como de la entraña estática resplandeciente en el Paracleto- el primer “FIAT”. LA PALABRA que a todo precede… EL ALPHA que todo lo inicia… LA ENERGIA espermática que todo lo encarna… Y vino el orto purísimo de la PRIMERA Y DIVINA LENGUA… “EL VERBO DE DIOS”
Hay un idioma, un lenguaje natural. Este lenguaje de la Naturaleza, eternamente vivo y eternamente sonoro, tiene sus formas… sus caracteres indestructibles… su escritura de oro, invariable…
Estas formas, estos caracteres, esta escritura, únicos y primordiales, no se pueden hallar sin conocer la joya, la raíz escondida del lenguaje humano. ¿Qué se entiende, en el sentido humano, por lenguaje y por escritura? La causa-raíz, el orto-primordial del lenguaje humano, no se encuentra ni en su organización, ni en su estructura, ni por la investigación del sabio. Se encuentra en ÉL. Dentro de ËL. En su intimidad más recóndita. En la joya encendida.
Esta causa-raíz o primordial es el divino Sol de acontecimientos trascendentales.
Lenguaje y escritura son los únicos medios para el cultivo de la razón.
Todas las razas, todos los pueblos, todos los habitantes de la tierra, lograron su cultura por el lenguaje, pero… ninguno de los lenguajes del hombre logró la perfección.
La evolución y el progreso de la cultura en todos los pueblos, está en relación proporcional con su escritura y con su lenguaje. La perfección existente en todos los idiomas, en todas las lenguas, arrastra nuestra razón a aceptar la imprescindible existencia de un lenguaje único, solo, aislado, primordial, cristalino, de bellas y puras tonalidades armoniosas que, en todas sus expresiones, en todos sus vocablos, sea justo y perfecto para todo sentido.
El deseo del hombre de abarcarlo todo por medio del lenguaje, de saberlo todo aprendiendo muchos idiomas, nos obliga a suponer que ha existido una lengua perfecta, infinita, radical y rutas hay de esta existencia en los viejos pergaminos polvorientos de las tradiciones más antiguas.
Pero… Este idioma, este lenguaje, sensiblemente se ha perdido y la misma tradición nos lo dice en nuestra investigación.
Todas las lenguas antiguas, no son más que derivaciones de esta lengua primordial y a pesar de su imperfección, de sus defectos, prueban ellas mismas que son un eco, tal vez un remedo lejano, de la primitiva madre -raíz.
Siendo el lenguaje y la escritura los únicos medios de inteligencia entre los humanos y la causa de toda obra, de cultura, es forzoso pensar que la lengua primordial sobrepasó a todas, cuando una humanidad remota estuvo en sus conocimientos por encima de la actual humanidad.
Este idioma primero, fue un lenguaje lleno de verdad, de fuerza, de prístina pureza, de razón y de luz… y sus caracteres, por justos, invariables.
En toda obra de la Naturaleza, por todas partes, se encuentran estos invariables caracteres. Este lenguaje de luz, esencial, primordial, tenía diferentes ramas que contenían lo Divino, lo Espiritual y lo Físico. De aquí el lenguaje de luz, lenguaje de espíritu y lenguaje natural. El nexo de unión de todas estas ramas a un tronco común, dio origen al lenguaje primordial. El primer hombre es forzoso que tuviera ese lenguaje. Lo perdió.
Los Mohabitas, lo hablaban. Las generaciones sucesivas lo perdieron. Pero la tradición, el lazo de conexión de los Iniciados, ha hecho que lo conserve con autorización de la jerarquía blanca de la Fraternidad Rosa-Cruz.
Los Iniciados antiguos, también lo conocían.
En este idioma inefable y absoluto, recibió Moisés las Tablas de la Ley. Del Egipto y, sobre todo, de los bosques germanos cuando los hombres cantaban con el ritmo alegre que conduce las almas a través de los sueños, salía este divino lenguaje que fue considerado como idioma sagrado. Todos los Iniciados conocen este sagrado idioma.
La misión de todos los Iniciados, es trazar, poco a poco, la senda por donde vuelva a encontrarse.
Sobre la reconquista de este supremo lenguaje está basada toda iniciación. El hombre aprende a hablar con toda la legión de hermanos invisibles y es, como un río de oro, esta senda que conduce a la santa quietud que se derrama en la selva del Sol.
Los Apóstoles, lo recibieron como santa dádiva.
Los Rosa-Cruz, todos los Iniciados de la Fraternidad, lo recibieron del Espíritu divino y en sus vasos sagrados lo conservan como místicos depositarios.
A todos, se les abre el camino, la senda, la ruta mágica para reconquistarlo.
La base está en las prácticas de los Iniciados Rosa-Cruz.
En este lenguaje, radica la conexión, el camino y la comunicación de los mundos invisibles. En este lenguaje y escritura de luz, está la síntesis de todos los misterios intelectuales y físicos. Es este lenguaje de Poder, el PODER de los PODERES. Los senderos para lograr este lenguaje de luz, son: Fe, Conocimiento de sí mismo, Recuperación del Niño Interior, Modestia, Oración, Renunciación, Iglesia, Purificación, Observación, UNION MÍSTICA.
Dar este lenguaje a alguien, hacerle poseedor de la suprema dádiva, es MISERICORDIA de los Maestros y del Dios en nosotros. El Aleph de este idioma divino, es el divino Logos, es Krestos Cósmico.
Así como el aliento de nuestra boca, por el verbo físico, traslada un cuadro material con el tipo de nuestros pensamientos y sentimientos, suavemente, al alma de tercera persona, así el aliento –el espíritu divino- del TODOPODEROSO, lo logró mediante el LOGOS, como tipo de sí mismo, y produjo todo lo existente.
Cuando ese aliento, salido del Logos divino, se vuelva a convertir en nosotros en VERBO del supremo lenguaje, entonces lo Divino, lo que Espiritual y lo que el Físico, se unirá en un lenguaje de luz y, de este modo, el Iniciado estará en posesión de la Palabra perdida de Hiran –de los Masones- de la Palabra de Luz, y en posesión de todos los Poderes en los cuales Cristo, es el Todo en Él.
Hay un idioma, un lenguaje natural. Este lenguaje de la Naturaleza, eternamente vivo y eternamente sonoro, tiene sus formas… sus caracteres indestructibles… su escritura de oro, invariable…
Estas formas, estos caracteres, esta escritura, únicos y primordiales, no se pueden hallar sin conocer la joya, la raíz escondida del lenguaje humano. ¿Qué se entiende, en el sentido humano, por lenguaje y por escritura? La causa-raíz, el orto-primordial del lenguaje humano, no se encuentra ni en su organización, ni en su estructura, ni por la investigación del sabio. Se encuentra en ÉL. Dentro de ËL. En su intimidad más recóndita. En la joya encendida.
Esta causa-raíz o primordial es el divino Sol de acontecimientos trascendentales.
Lenguaje y escritura son los únicos medios para el cultivo de la razón.
Todas las razas, todos los pueblos, todos los habitantes de la tierra, lograron su cultura por el lenguaje, pero… ninguno de los lenguajes del hombre logró la perfección.
La evolución y el progreso de la cultura en todos los pueblos, está en relación proporcional con su escritura y con su lenguaje. La perfección existente en todos los idiomas, en todas las lenguas, arrastra nuestra razón a aceptar la imprescindible existencia de un lenguaje único, solo, aislado, primordial, cristalino, de bellas y puras tonalidades armoniosas que, en todas sus expresiones, en todos sus vocablos, sea justo y perfecto para todo sentido.
El deseo del hombre de abarcarlo todo por medio del lenguaje, de saberlo todo aprendiendo muchos idiomas, nos obliga a suponer que ha existido una lengua perfecta, infinita, radical y rutas hay de esta existencia en los viejos pergaminos polvorientos de las tradiciones más antiguas.
Pero… Este idioma, este lenguaje, sensiblemente se ha perdido y la misma tradición nos lo dice en nuestra investigación.
Todas las lenguas antiguas, no son más que derivaciones de esta lengua primordial y a pesar de su imperfección, de sus defectos, prueban ellas mismas que son un eco, tal vez un remedo lejano, de la primitiva madre -raíz.
Siendo el lenguaje y la escritura los únicos medios de inteligencia entre los humanos y la causa de toda obra, de cultura, es forzoso pensar que la lengua primordial sobrepasó a todas, cuando una humanidad remota estuvo en sus conocimientos por encima de la actual humanidad.
Este idioma primero, fue un lenguaje lleno de verdad, de fuerza, de prístina pureza, de razón y de luz… y sus caracteres, por justos, invariables.
En toda obra de la Naturaleza, por todas partes, se encuentran estos invariables caracteres. Este lenguaje de luz, esencial, primordial, tenía diferentes ramas que contenían lo Divino, lo Espiritual y lo Físico. De aquí el lenguaje de luz, lenguaje de espíritu y lenguaje natural. El nexo de unión de todas estas ramas a un tronco común, dio origen al lenguaje primordial. El primer hombre es forzoso que tuviera ese lenguaje. Lo perdió.
Los Mohabitas, lo hablaban. Las generaciones sucesivas lo perdieron. Pero la tradición, el lazo de conexión de los Iniciados, ha hecho que lo conserve con autorización de la jerarquía blanca de la Fraternidad Rosa-Cruz.
Los Iniciados antiguos, también lo conocían.
En este idioma inefable y absoluto, recibió Moisés las Tablas de la Ley. Del Egipto y, sobre todo, de los bosques germanos cuando los hombres cantaban con el ritmo alegre que conduce las almas a través de los sueños, salía este divino lenguaje que fue considerado como idioma sagrado. Todos los Iniciados conocen este sagrado idioma.
La misión de todos los Iniciados, es trazar, poco a poco, la senda por donde vuelva a encontrarse.
Sobre la reconquista de este supremo lenguaje está basada toda iniciación. El hombre aprende a hablar con toda la legión de hermanos invisibles y es, como un río de oro, esta senda que conduce a la santa quietud que se derrama en la selva del Sol.
Los Apóstoles, lo recibieron como santa dádiva.
Los Rosa-Cruz, todos los Iniciados de la Fraternidad, lo recibieron del Espíritu divino y en sus vasos sagrados lo conservan como místicos depositarios.
A todos, se les abre el camino, la senda, la ruta mágica para reconquistarlo.
La base está en las prácticas de los Iniciados Rosa-Cruz.
En este lenguaje, radica la conexión, el camino y la comunicación de los mundos invisibles. En este lenguaje y escritura de luz, está la síntesis de todos los misterios intelectuales y físicos. Es este lenguaje de Poder, el PODER de los PODERES. Los senderos para lograr este lenguaje de luz, son: Fe, Conocimiento de sí mismo, Recuperación del Niño Interior, Modestia, Oración, Renunciación, Iglesia, Purificación, Observación, UNION MÍSTICA.
Dar este lenguaje a alguien, hacerle poseedor de la suprema dádiva, es MISERICORDIA de los Maestros y del Dios en nosotros. El Aleph de este idioma divino, es el divino Logos, es Krestos Cósmico.
Así como el aliento de nuestra boca, por el verbo físico, traslada un cuadro material con el tipo de nuestros pensamientos y sentimientos, suavemente, al alma de tercera persona, así el aliento –el espíritu divino- del TODOPODEROSO, lo logró mediante el LOGOS, como tipo de sí mismo, y produjo todo lo existente.
Cuando ese aliento, salido del Logos divino, se vuelva a convertir en nosotros en VERBO del supremo lenguaje, entonces lo Divino, lo que Espiritual y lo que el Físico, se unirá en un lenguaje de luz y, de este modo, el Iniciado estará en posesión de la Palabra perdida de Hiran –de los Masones- de la Palabra de Luz, y en posesión de todos los Poderes en los cuales Cristo, es el Todo en Él.
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