sábado, 30 de abril de 2011

Juan Pablo II: ¿santo católico, adepto gnóstico o mago negro?

Quienes pretenden englobar el concepto “católico” entendiéndola como una unidad orgánica coherente desde sus orígenes en los primeros siglos hasta el día de hoy -ya sea con el fin de defenderla o ya con el fin de denostar de ella- cometen en realidad un grave error. No existe en la historia del catolicismo una verdadera coherencia histórica. Es muy probable así,  que un “católico” de los dos primeros siglos desconociera por completo las formas que su iglesia asumió en la etapa del Renacimiento, del mismo modo que es casi seguro que un Pontífice de hace cien años hubiese condenado sin chistar lo que hoy esa misma Iglesia predica.
 Juan Pablo II en uno de sus tradicionales
gestos de carácter esotérico e iniciático
Estudios suficientes hay al respecto. Pero baste señalar para el fin de nuestro tema el inmenso vuelco que significó para el catolicismo los postulados del Concilio Vaticano II. Los cambios no son simples e intrascendentes, al punto que muchos católicos de hoy en día hubiesen sido condenados como “herejes” sin ir muy lejos por un Papa como Pio X.
Concilio Vaticano II o el triunfo de la gnosis sobre Roma
Cuando a finales de la década de los 60, el Pontífice Juan XXIII –un papa que, por cierto, era iniciado en una fraternidad rosacruz-  daba a conocer los alcances del Concilio Vaticano II, muchas fueron las instituciones de carácter esotérico que saludaron dichos alcances. De inmediato muchas logias masónicas llevaron inclusive el nombre de dicho Papa y en los círculos iniciáticos se rumoreaba el enorme avance  que significaba dicho Concilio en la historia de la evolución espiritual. El propio Samael Aun Weor, líder visible del floreciente movimiento gnóstico latinoamericano señaló: Este ser (Juan XXIII) ha hecho algo muy importante al reconocer que su Iglesia no es la única Iglesia”. Y era cierto, entre los muchos alcances de dicho Concilio se tenía que: “El Espíritu Santo se manifiesta no solo en la Iglesia Católica, sino en todas las religiones”, un postulado ecuménico y de raíz absolutamente gnóstica que hubiera resultado imposible de aceptar solo diez años atrás en el seno del catolicismo tradicional.
Pero el encanto fue momentáneo, ya que si bien se realizó una apertura eclesial desde el viejo dogmatismo a una suerte de doctrina humanista de inspiración netamente masónica (mérito conseguido por los muchos sacerdotes iniciados en sociedades iniciáticas y esotéricas que participaron de dicho Concilio), el catolicismo perdió en cambio el impulso suficiente para forjar una mística que le había dado sus mejores frutos en el pasado. Como bien apuntó alguna vez el hijo de uno de los discípulos del gnóstico René Guenón: “la supresión de la misa tridentina por el rito moderno desacralizó por completo el ritual, quitándole el carácter iniciático que hasta entonces había tenido la misa”.
Apertura gnóstica de visión humanista en sustitución de los tradicionales dogmas por un lado, y un nada conveniente “aggiornamiento”, que condujo a la banalización de los rituales y la virtual desnaturalización de la figura del hombre o la mujer consagrados (sacerdote, monja, etc), fueron finalmente los que se impusieron en la Iglesia Católica. Semejante cambio coincidió también con el ingreso a la Era de Acuario; pero a la luz de los acontecimientos, podemos decir que el Concilio Vaticano II fue en realidad el principio del fin del catolicismo; una religión que pretendió adaptarse a las exigencias de la Nueva Era, pero que naufragó en su intento al forjar una doctrina ambigua, una gnosis sin disciplina y una apertura más política que espiritual.
Desde allí en adelante el destino espiritual de Occidente pareció dirigirse entonces en dos vertientes: el abandono absoluto de la espiritualidad para preferir los deleites  del mundo de la “ilusión”, la droga y el placer por un lado; el autoengaño que significa  la fijación mórbida  en cierto dogmatismo caduco por otro; o finalmente la búsqueda del despertar espiritual en visiones más absolutas de la comprensión, del amor y de la fe, como son las corrientes orientales del budismo o el yoga, la gnosis y todas las vertientes del new age.
Juan Pablo II : Un teósofo ecuménico que se hizo Papa
En ese contexto, nos toca estudiara Juan Pablo II, un papa indispensable para conocer el proceso de desfiguración absoluta de lo que fue el catolicismo tradicional, hasta el gnosticismo “light” y ecuménico que es hoy en día dicha secta cristiana. Ya desde sus primeros años, Karol Wojtila posee una vocación muy lejana al catolicismo tradicional y muy afín al ecumenismo proto-gnóstico o mas bien humanista masónico. Podría decirse que, de no haber existido un Concilio abiertamente pro ecuménico como el mencionado Vaticano II, Wojtila difícilmente hubiera optado por el sacerdocio.
El mismo manifiesta que uno de sus autores influyentes fue el teósofo Mircea Eliade a quien cita en su libro como alguien importante: «por eso, para el pensamiento contemporáneo es importante la filosofía de la religión; por ejemplo, la de Mircea Eliade.. (Cruzando el Umbral de la esperanza p. 56).
El autor Daniel Le Roux en su libro «Pierre m’aimes-tu?»(p. 64) manifiesta que hubo una estrecha amistad entre el entonces futuro pontífice con el director de teatro Klotlarczyk, el mismo que era gnóstico, -seguidor de la escuela antroposófica de Rudolf Steiner, específicamente-. Le Roux destaca que, para ellos, el teatro «era una misión, una vocación; era el sacerdocio del Arte. Los actores, como `sacerdotes del Arte’, dotados de una fuerza ilimitada para renovar el mundo, para rehacer la humanidad entera, para sanar la moral por medio de la belleza predicada, transmitían los más altos valores metafísicos. Tales eran las ideas cantadas por el `arcipreste’ Kotlarczyk».
El futuro Juan Pablo II fue ciertamente un adepto  gnóstico en su rama antroposófica y estuvo bien educado en los principios de la nueva religión a la que necesariamente debe abrirse el hombre en una nueva era. Es seguramente allí donde descubre la misión que tenía encomendada. Posteriormente ya dentro del Vaticano tendrá ocasión de frecuentar las logias de tinte masónico que se establecieron en Roma desde los días del Concilio Vaticano II.

Hacia el ecumenismo o religión universal: principio gnóstico asumido como dogma del nuevo catolicismo

El gnosticismo en todas sus épocas ha manifestado un tácito o expreso afán de ecumenismo o unificación de todos los credos a partir de sus principios comunes. Desde los tiempos ya lejanos del faraón Akenatón, los ideales de unificación fraternal universal bajo los postulados  comunes de los credos han sido un afán muy noble de los iniciados. Pero sería recién a partir de los procesos revolucionarios de la post revolución francesa y americana que los adeptos francmasones y rosacruces aprovecharon para propugnar un paso decisivo en este afán: la defensa hoy incuestionable de la libertad de credo. La doctrina establece en este sentido que la verdadera Caridad Consciente se basa en la Comprensión, de tal modo que quien combate los principios religiosos no tiene Caridad Consciente.
Todo adepto gnóstico o persona con mínimo criterio de espiritualidad consciente sabe bien que todas las religiones buscan que los seres humanos alcancen la divinidad que recuperen el paraíso perdido a causa del pecado, en otras palabras buscan que nos reencontremos con Dios, ese es su objetivo por lo tanto esto las hace especiales como piedras preciosas y aunque el hombre insista en crear divisiones están unidas por su propio objetivo "Dios" por el hilo de la divinidad es el que las une y relaciona entre sí.
Juan Pablo saluda a brujo vudú
Mientras el antiguo catolicismo condenaba a todas las demas religiones y sectas con etiquetas como herejes o infieles. El Concilio vaticano estableció con el decreto "Unitatis Redingratio" :" las Iglesias y comunidades separadas no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de la gracia y de la verdad que se confió a la Iglesia...Recuerden todos los fieles, que tanto mejor promoverán y realizarán la unión de los cristianos, cuanto más se esfuercen en llevar una vida más pura, según el Evangelio. Porque cuanto más se unan en estrecha comunión con el Padre, con el Verbo y con el Espíritu, tanto más íntima y fácilmente podrán acrecentar la mutua hermandad."


Hay una gran afinidad, más aún, una verdadera compenetración entre el ecumenismo de Vaticano II y la gnosis, así lo evidencia la siguiente cita de Mons. Delassus: "Numerosos católicos están seducidos, sobre todo, por esta afirmación que anteriormente hemos encontrado en boca de Weishaupt: 'Todas las religiones, sin exceptuar la religión católica, tienen una enseñanza esotérica'. Esta doctrina secreta de Jesucristo, -hasta hoy desconocida por la Iglesia oficial-, es la que hay que comunicar para iniciar en la verdadera sabiduría, en la gnosis, y preparar así los acontecimientos del verdadero catolicismo, de la religión verdaderamente universal" ("La Conj.", T.II, p.732). Esta religión universal de la cual habla el Gran Jefe de los Iluminados (Weishaupt), no es otra que la nueva religión ecuménica de Vaticano II.
El Ecumenismo, hecho irreversible, en opinión del mencionado  Juan Pablo II como tantas veces lo ha dicho, es el triunfo de la penetración gnóstica en la Iglesia en su designio de conducir el cristianismo hacia los principios del gnosticismo primigenio. El Ecumenismo es el triunfo de la Cábala en la Iglesia y, por ende, de su disgregación en sí misma (solve) y de su reabsorción (coagula). La disgregación de la Iglesia (culto, doctrina y moral) y su reabsorción dentro de los planes de la Gnosis Absoluta. El 'solve et coagula' de la Revolución, están en plena efervescencia para ganar la Iglesia al servicio de la Nueva Era.
Tal fue la misión teosófica del adepto Juan Pablo II, la de instaurar un verdadero y profundo cambio de conceptos rompiendo viejos esquematismos rígidos referentes a la Iglesia. Su nueva ecleseología buscó ser más abierta y elástica (ecuménica). Leamos: «se puede decir que nuestra Fe en la Iglesia ha sido renovada y profundizada de modo significativo por el Concilio (...) La renovación posconciliar es, sobre todo, renovación de esta Fe, extraordinariamente rica y fecunda. La Fe en la Iglesia, como enseña el Concilio Vaticano II, lleva a replantearse ciertos esquematismos demasiado rígidos: por ejemplo, la distinción entre Iglesia docente, que enseña, e Iglesia discente, que aprende, ... se trata pues de no sólo cambiar conceptos sino de renovar actitudes, como he intentado mostrar en mi estudio posconciliar ya citado y titulado La renovación en sus fuentes.» (Cruzando... p.178).

Queda bien claro y establecido que para Juan Pablo II la renovación posconciliar o renovación de la Fe consiste en un cambio de conceptos que generan un cambio en las actitudes. Esto es profundamente revolucionario . Nótese que menciona "renovación de la fe". Esto es, transformar absolutamente lo que la Iglesia ha concebido como fe hasta entonces, para adecuarla a una visión más gnóstica de la Verdad Absoluta.
Juan Pablo II hizo propia la enseñanza teosófica tradicional (seguida desde los neo esenios a los cátaros y rosacruces místicos)  sobre la Iglesia que se ha presentado de diversas maneras, unas veces distinguiendo la Iglesia de Pedro (jerárquica, rígida, jurídica, visible, etc.) y la Iglesia de Juan (mística, espiritual, invisible, trascendental, etc.).  Juan Pablo II manifestó en tal sentido: «Durante mucho tiempo, en la Iglesia se vió más bien la dimensión institucional, jerárquica, y se había olvidado un poco la fundamental dimensión de gracia, carismática, propia del pueblo de Dios.» (Cruzando... p. 178).
Sin embargo ¿por qué un adepto gnóstico se afiliaría a una institución históricamente hostil a los ideales revolucionarios del espíritu, perseguidora de iniciados y dura frente a la flexibilidad espiritual de las corrientes gnosticistas. Pues precisamente con la intención de revolucionarla o dar el pie a una progresiva transformación. Para ello se necesitaba pues lo puro y noble que hay en ella (como en toda religión, de acuerdo a los principios gnósticos), y a partir de allí edificar la cultura de fraternidad universal a la que se aspira. El propio Juan Pablo II lo afirma así : «Encontré la Iglesia como una comunidad de salvación... comprendí a qué precio hemos sido redimidos y todo esto me introdujo aún más profundamente en el misterio de la Iglesia que, en cuanto misterio, tiene una dimensión invisible (el concepto teosófico de la Iglesia Mística de Juan). Lo ha recordado el Concilio. Este misterio es más grande que la sola estructura visible de la Iglesia y su organización (la Iglesia de Pedro). Estructura y organización sirven al misterio. La Iglesia, como cuerpo místico de Cristo, penetra en todos y a todos comprende. Sus dimensiones espirituales, místicas, son mucho mayores de cuanto puedan demostrar todas las estadísticas sociológicas.» (Cruzando... p. 148-149).
La revolución gnóstico-ecuménica de Juan Pablo II llegó a su máxima expresión como nunca antes en la historia. Afirma así : «La Iglesia Católica se alegra cuando otras comunidades cristianas anuncian con ella el Evangelio, sabiendo que la plenitud de los medios de salvación le han sido confiados a ella. En este contexto debe ser entendido el ‘‘subsistit’’ de la enseñanza conciliar». (Cruzando... p. 147).

Juan Pablo II, tampoco le hizo desaires a las prácticas del budismo, las cuales complementan en comprensión a lo que el cristianismo carece en preferencia de la caridad. Juan Pablo afirmó así de la doctrina inmortal del Buda Sakyamuni:«Es necesario prestar una especial atención al budismo, que según un cierto punto de vista es, como el cristianismo, una religión de salvación.» (Cruzando p. 99).

Juan Pablo II y el Dalai Lama: "El budismo es una
religión de salvación" dijo.
Si hubo un Papa católico que oleó y sacramentó el gnosticismo. Ese fué precisamente Juan Pablo II.

Beatificación de Juan Pablo II, ¿anticipo del fin del monopolio religioso occidental romano?

El Padre Urrutia S.J. en un folleto aparecido en España el año 1988 cita un texto aparentemente relacionado con el nombre de pila de Juan Pablo: «San Anselmo, Obispo de Sinium, Grecia, siglo XIII, (vaticina illustrium virorum, Venecia, 1805): `¡Ay de tí, villa de las siete colinas (Roma), cuando la letra K sea aclamada dentro de tus murallas! (Karol, nombre de Juan Pablo II). Entonces tu caída estará próxima, tus gobernantes serán destruidos. Has irritado al Altísimo con tus crímenes y blasfemias, perecerás en la derrota y en la sangre’». («El tiempo que se aproxima»  p. 32).

La profecía ha cobrado especial vigencia en estos días en los que el mundo se apresta a celebrar la "beatificación" de este decidido defensor del gnosticismo . Profecía que nos recuerda también los clásicos textos proféticos  atribuidos a San Malaquías, de acuerdo a los cuales solo quedaría un Papa pendiente para el trono de Roma, luego de lo cual es absolutamente incierto lo que se aproxima para la religión occidental.

Juan Pablo II ¿un adepto caído?

A pesar de todo lo mencionado, no hay que obviar tampoco los múltiples cuestionamientos que se han hecho sobre este pontífice.
El caso Maciel y el lodo que ha envuelto a los legionarios de Cristo han salpicado la causa de beatificación de Karol Wojtyla. Sobre el tema han aparecido sendos libros de dos periodistas reconocidas que abordan el tema desde enfoques opuestos. El de  Carmen Aristegui, "Marcial Maciel. Historia de un criminal", de la editorial Grijalbo, y el otro firmado por Valentina Alazraki, "La luz eterna de Juan Pablo II", editorial Planeta. Esta última no esconde su admiración y veneración a Juan Pablo II y, con vehemencia, trata de demostrar que fue engañado tanto por Maciel, por la estructura de los legionarios, como por sus más cercanos colaboradores. El reiterado apoyo de Juan Pablo II a Marcial Maciel fue gracias a un “sistema Maciel”, así llamado por la autora, un sistema de ocultamiento y encubrimiento dentro y fuera del Vaticano. Pone de ejemplo el caso de Justo Mullor, nuncio apostólico en México 1997-2000, quien reportó las primeras acusaciones contra el pederasta hasta convertirse en una amenaza y por ello fue “promovido” a la academia pontificia, como los propios legionarios se ufanaron.

Saludo hermético entre Juan Pablo II
y el pedófilo Marcial Maciel
El sociólogo de religiones Bernardo Barranco analiza de este modo estos libros: "Las entrevistas recogidas por Carmen Aristegui, en cambio, son contundentes e implican de manera categórica al pontífice polaco. Jeff Anderson, abogado con 25 años de litigios de pederastia clerical, es rotundo: “Creo que no hay duda de que Juan Pablo II –a pesar de lo bueno que fue como Papa– sí protegió a Maciel” por su influencia y los recursos que aportaba al Vaticano. Jason Barry, reconocido periodista pionero en las investigaciones sobre los abusos de Maciel, considera que el apoyo al fundador de los legionarios es la mayor falla que tuvo como Papa; mientras que Alberto Athié, después de narrar su periplo sufrido a manos de Norberto Rivera, sostiene que el encubrimiento a Maciel fue estructural. Efectivamente, el Papa no creyó en su momento las denuncias sobre abusos, probablemente acostumbrado en Polonia a las falsas acusaciones contra la Iglesia por el Estado antagónico. Un complot contra la Iglesia, tesis que sigue utilizando la vieja guardia de la curia romana. Los hechos muestran que Maciel recibió de Juan Pablo II un apoyo sistémico y atención, no sólo él, otros pederastas célebres, como el caso de Hans Hermann Groer, purpurado de Viena. Su sucesor, el cardenal Shoenburn, reclamó airadamente a Angelo Sodano, secretario de Estado, haber frenado las investigaciones que a la postre habrían evitado escándalos mayúsculos.
También está el caso del arzobispo de Poznan, Juliusz Paetz, violador de seminaristas, quien recibió el apoyo y ocultamiento de Stanislao Dziwisz, secretario particular de Juan Pablo II. Si el secretario de Estado, el secretario personal, el jefe de prensa Navarro Valls, y por Talavera sabemos que también el propio Ratzinger, responsable de la Congregación de la Fe, sabían, difícilmente puede admitirse el desconocimiento de la máxima cabeza de la Iglesia. En una estructura tan piramidal y autocrática como la Iglesia, resulta inverosímil que la máxima autoridad del andamiaje clerical estuviese ajena a asuntos tan delicados como las denuncias a Maciel.
En ese sentido Valentina, embelesada en su admiración al pontífice, deja ver cómo Maciel y la Legión de Cristo compran voluntades en las altas esferas del Vaticano, por los sobres con dinero, los favores, los regalos, las fiestas, los apoyos logísticos con autos y personal de apoyo. Es decir, se suma a las filtraciones de algunos legionarios que ha retomado el National Catholic Report, esto es, corrupción al más alto nivel de la propia curia de Juan Pablo II; y como jefe de Estado, el Papa tiene una indudable responsabilidad.
Siguiendo a Marco Politi, estos personajes le deben una explicación pública a la feligresía y a la sociedad."

La pedofilia y la sodomía: prácticas comunes en los rituales de magia negra


Las prácticas esotéricas en sus altos grados se caracterizan por la particular importancia que se le da a los aspectos sexuales. Así, mientras en las más grandes iniciaciones de la magia blanca resulta imprescindible  el tantrismo o castidad científica como medio de activación de los chakras y  potencialización de las facultades ocultas, en la magia negra se hace uso de métodos tántricos  infames para conseguir sus siniestros propósitos.
Las órdenes secretas blancas y negras son a veces muy parecidas y tienen ritos y actos muy similares, sin embargo sirven a propósitos totalmente opuestos. Si la Logia Blanca se propone la santificación y salvación de todos los seres, la Logia Negra propone exactamente lo contrario.
Se sabe bien que los ritos tenebrosos de las logias oscuras usan niños con la finalidad de absorber la "energía" de las indefensas criaturas con tan abominables actos. Más aún el uso de la sodomía es muy común entre ellos, ya que activa de manera completamente pervertida el chakra coccígeo también llamado "punto G" masculino. Todos los que leen esto deben estar advertidos que quienes practiquen semejantes rituales de tantrismo negro condenaran sus almas a la involución.
Las logias tanto negras como blancas penetraron en Roma  con mayor impacto desde el Concilio Vaticano II. En sus ritos y juramentos usan fórmulas muy similares a las que usan por ejemplo los masones negros (que no debemos confundir con los masones blancos): Cuando estos hacen el juramento del 3er. Grado, prometen encubrir todos los crímenes cometidos por un compañero masón, excepto aquellos de traición y asesinato [Malcom Duncan, Duncan's Ritual of Freemasonry (Ritual de la masonería de Duncan), NuevaYork, David McKay Co., p. 94]. 
El verdadero adepto jamás debe ser cómplice de los delitos ajenos. Muy por el contrario debe denunciarlos a la manera de los profetas.
Si alguien se pregunta por qué  los pontífices u obispos  callan con respecto a los crímenes cometidos por otros sacerdotes debe encontrar en este principio común de las sociedades secretas la causa. Ya lo decimos, no debe meterse a todas las sociedades en el mismo saco. El hecho que tengas ritos y gestos parecidos no significa que no haya blancos y negros en estas órdenes.
Ya desde los primeros días del Concilio vaticano II ocurrieron esos casos. Por ejemplo eex sacerdote de North Attleboro James Porter le dijo al papa Pablo VI en 1973 que había estado abusando sexualmente de niños, casi 20 años antes de que las víctimas salieran a la luz pública a revelar el abuso que habían sufrido. Lejos de hacer algo, el pontífice de aquel entonces lo derivó a la Parroquia Sagrado Corazón en Fall River. El encubrimiento es una práctica común entre los adeptos de las órdenes secretas del catolicismo iniciático negro, lo mismo que lo es en ciertas fraternidades de inspiración masónica. han adoptado de ellas incluso algunos gestos como los saludos.
Juan Pablo II  haciendo el tradicional saludo tipo masónico  


Saludo masónico entre Benedicto XVI y presidente de España

Sacerdote pedófilo Shanley, estrecha la mano
-al estilo masónico- del cardenal Bernard Law


Conclusión
Queda claro después de la lectura que Juan Pablo siguió unos lineamientos filosóficos bien distintos a los del catolicismo tradicional de los santos (el anterior al Concilio Vaticano II de fines de la década del 60) . Lo suyo es más próximo al gnosticismo y los sustentos de las sociedades herméticas. Sin embargo, debemos recordar que aquella escalera que sirve para subir también puede servir para bajar. Quien quiera seguir a Dios debe apostar definitivamente por "negarse a si mismo, tomar la cruz y seguir al Cristo". La estrategia antigua de pretender servir a dos amos al mismo tiempo no ha dado resultado ni en los tiempos de Jeshuá Ben Pandhirá ni en el presente.

2 comentarios:

Rafael dijo...

En una de sus visitas a Mexico, lo visite en el plano astral y le pregunte directamente:

"?porque enganas a tanta gente?"

El estaba dentro de un salon de crital completamente transparente que flotaba en el cielo y solo ninos desnudos lo visitaban (?querubines?).

Me respondio: "yo no sabia exactamente como estaba todo este manejo hasta que llegue al papado y ya aqui he tratado de corregoir la situacion pero casi no me dejan estos mafiosos. Hago lo que puedo."

Debo reconocerle que quiza no estaba sirviendo a dos amos, sino procurando utilizar su privilegiada posicion para inclinar la balanza en favor de la luz. Tal vez no es el mejor camino pero entonces ?tenia que renunciar a "sus compromisos" y retirarse a un monasterio?

Un gnostico, un maestro de la luz, trabaja en la trinchera que le corresponde hacerlo (porque la ley del karma o de la katancia lo ha colocado ahi), no desde donde le parezca mas facil o comodo.

Entre mas duro sea el "gimnacio psicologico" y mayor sea el sacrificio por la humanidad, mas avanza interiormente hacia el triunfo de la verdad y la justicia, que es uno de sus primeros juramentos.

En la epoca de Jesus, uno de los mas grandes gnosticos -Jose de Arimatea- era miembro del sandrin, la cupula clerical judia (el vaticano actual?), donde los juegos de poder (de egos extremadamente perversos) eran muy densos tambien.

Gracias a la intervemncion politica de este gran rabino -quien despues fue responsable de custodiar el santo grial hasta ponerlo a salvo en el templo de Montserrat-, el cuerpo de Jesus fue sepultado inmediatamente al morir y no dejado en la cruz hasta que se lo comieran los perros y aves de rapina como se acostumbraba con los condenados a la pena de morir en la cruz.

Rafael dijo...

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