domingo, 30 de septiembre de 2007

El relativismo moral contemporáneo

Nos resultaría auténticamente difícil comprender el abordaje cristiano auténtico (con sus rasgos de philokalia y metanoia) en e el mundo contemporáneo sin definir con precisión el tema tan complejo que significa el relativismo moral contemporáneo, y que a sido señalado con prontitud por los principales líderes de las distintas corrientes cristianas ortodojas. Vayamos por ejemplo a revisar el enfoque de don Raúl Cadena Cépeda en sus ensayos como " Ética y normatividad. " y Relativismo Moral. En esta segunda indica:

"La ética, pone en manos de cada cual, la definición de lo que es bueno o malo. La moral por el contrario, otorga a la autoridad civil o eclesiástica, el derecho de definir estos conceptos.
Esto coloca a los individuos que se rigen únicamente por su esquema ético, en una indefinición. Que se llama: Pragmatismo o relativismo moral.
Las sociedades, por otra parte, también tienen sus códigos de conducta. Y dentro de ese esquema, existen dos extremos: El relativismo moral, y el absolutismo moral.
El relativismo moral en las sociedades, es una ampliación del mismo concepto que se tiene para el individuo. En este caso, las sociedades alteran sus códigos de comportamiento, en función de las necesidades. Y por ello tienden al anarquismo.
Pero este concepto no es idéntico al anarquismo, pues el movimiento anarquista es la negación de toda autoridad. Sin embargo, otorga al individuo, la responsabilidad moral de su propia conducta. Teniendo en algunos casos, la exigencia de un estricto código ético.
El relativismo moral, por otra parte, es un fenómeno diferente. Su esencia se finca en que la definición del bien y el mal, depende de las circunstancias.
En estas sociedades relativistas, no existen códigos permanentes de conducta. Y cada quien vela solo por sus propios intereses.
Únicamente la ley, y la fuerza pública, frenan las pasiones desmedidas de los individuos. Pero no existe un control interno para cada cual. Y por lo tanto, el individuo es proclive a violar la ley, o a fingir su cumplimiento. En este caso, las sociedades tienden hacia la violencia, el crimen y la corrupción."


Hasta allí la posición laica de don Cadena, quien contrapesa esta postura con la "dictadira moral" o "absolutismo moral" que exige, incluso con medios coercitivos, una norma de vida en coalición a la autoridad civil que muchas veces desemboca en los famosos fariseísmos, fanatismos y mil dolores de cabeza mas.


Pero, sin dudas, no podemos negar que efectivamente el sino y el signo contemporáneo está regido por el relativismo moral de la comunidad laica. Para estas buenas personas el concepto de bien o mal está ceñido a las circunstancias. Vemos entonces el pontificado de una "nueva moral" que se acondicione a los convencionalismos, a lo circunstancialmente apropiado. Una ética laica que, como no es difícil observar, es promovida por las principales instituciones de aquí, de allá y acullá. Una ética laica patrocinada , por ejemplo, por las Naciones Unidad; las mismas que si bien permiten que tengamos un stablishment adecuado para evitar toda clase de atropellos, deja abierta la posibilidad - para el creyente sincero- de un límite muy abstracto de lo que beneficia a su alma.

En palabras de Catholic Net : "En realidad, el relativismo, en cuanto al conocimiento de la realidad en general, deviene en agnosticismo (la negación, o la puesta en duda, de la capacidad del ser humano de conocer la verdad objetiva); y, en cuanto al conocimiento de lo moral, en individualismo o subjetivismo.... El mundo se está dividiendo rápidamente en dos campos: los que creen que todo es relativo y los que creen que no todo es relativo, sino que existen unos principios morales objetivos, universales y absolutos; es decir, principios que gozan de existencia propia y que son aplicables a todos los seres humanos en toda circunstancia y lugar. Las categorías de "liberal" y "conservador" cada día son menos relevantes. En la práctica, las personas que se suscriben a una u otra clasificación lo hacen por motivos principalmente políticos, más que éticos. Y lo político, aunque es importante, no toca el fondo del problema, que es de índole moral, ya que la crisis actual es de valores y los valores deben ser el fundamento de todo actuar humano.

Por otro lado, cada día hay más personas "conservadoras" que aceptan principios "éticos" relativistas. Por ejemplo, en EEUU hay personas del Partido Republicano, considerado en general un partido "conservador", que o no consideran que el problema del aborto es fundamental o que aceptan el "derecho" al aborto, aunque en privado lo rechacen. Dentro del campo "liberal" (casi siempre representado por el Partido Demócrata), hay personas que, en una especie de "ética alternativa", enarbolan ciertos principios como si fueran absolutos: la tolerancia, el derecho a hacer cualquier cosa mientras "no dañe a nadie", la privacidad y el derecho a la libre opinión, entre otros. " Finalmente nos indica que "El relativista confunde el deber de respetar a la persona que opina y su derecho a opinar con el deber de respetar toda opinión."


Las doctrinas políticas y religiosas tradicionales entonces han adoptado para responder a aquello el viejo recurso de afiliarse con mayor fuerza y pasión a sus domas. Sin embargo los cristianos contemporáneos sabemos que no bastan los dogmatismos para responder este problema , ya que la sociedad moderna ha devenido precisamente en tales actitudes cansada de buscar resopuestas imposibles, y buscar acomodarse a posicuiones doctrinales que le resulten mas cómodas. Con el dogma no se resuelve necesariamente el problema de fondo, aunque si cumple la nada despreciable labor de frenar su manifestaciones. El dogma político y religioso nos permite todavía que l total de la masa humana no desemboque en el homicidio, la promiscuidad y tantas conductas que hoy son "de lo más normal que hay". Son un buen freno, pero insuficiente.

Como ya vimos, esta actitud dogmática si bien es efectiva como mecanismo de control para la grey, puede desembocar en poco apetecibles "absolutismos morales" bastante endebles desde su raíz. omo decía F.A. Hayek : "Vivimos en una sociedad civilizada porque hemos llegado a asumir, de forma no deliberada, determinados hábitos heredados de carácter fundamentalmente moral, muchos de los cuales han resultado siempre poco gratos al ser humano – y sobre cuya validez e intrínseca eficiencia nada sabía –".

Pero también esta alli el relativismo moral, que segun don Guillermo Andreau es "una filosofía consistente en la tesis de que todas las tesis son mas o menos igualmente defendibles. Desde el punto de vista intelectual: ¡vale todo!El relativismo lleva así a la anarquía, a la ilegalidad y a la violencia."

¿Qué hacer entonces? Los cristianos gnósticos de todos los tiempos hemos ofrecido la solución a este drama desde los principios históricos de nuestra percepción del mundo: Recurrir a la conciencia, analizarla, desgranarla, descubrir el motor secreto de lo correcto y de lo incorrecto en el analisis onbjetivo y hasta dialéctico del alma frente a las manifestaciones mentales, físicas y emocionales de los distintos egos (pecados). Si bien para Hume "Las normas morales no son conclusiones que derivan de la razón". Aducimos nosotros que ese imperativo categórico kantiano, esa actitud ética del día a día es solo posible a travès de la comunicaciòn con el alma, con el Întimo, con la Mónada, con ese "Padre que mora en secreto" de los evangelios.
Ese proceso se resume sencillamente en la frase "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, toma su cruz y sígame". La didáctica , sin embargo, solo la podemos aprender en meditación interior profunda de tipo psicológico.


1 comentario:

lazaro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.