Lucas-Sagitario (1)
Lucas es la Kábala. La Sagrada ciencia que nos ayuda a leer y descifrar el valor numérico. Es el apóstol que nos enseña que todo en el lenguaje cósmico se escribe en números. No existe verdadera ciencia ni verdadero arte que no contenga el número sagrado, la sabiduría pitagórica. Recordemos que, de acuerdo a esta sabiduría milenaria conservada por los gnósticos de todo el tiempo, a nosotros se nos mide la conciencia por números, se nos mide el valor iniciático por números, se nos instruye en grandes enseñanzas por medio de los números. Si uno no tiene esa integración con ese kabalista interior, nosotros viviremos siempre dependiendo de lo que se nos diga.
Uno puede tener un sueño revelador, pero no podrá interpretarlo, no conocerá ni las palabras, ni los valores de aquello. Tiene entonces que existir en nosotros un sentido de inspiración combinado con un conocimiento kabalístico para nosotros poder tener ese Lucas interior ya listo para corresponderle a la enseñanza que el Cristo Intimo nos va a seguir dando.
Algunos dicen que los Maestros o que ciertos hombres y mujeres se hacen sabios, pero no saben ilustrarnos acerca del trabajo de ese hombre o de esa mujer, no saben decirnos el proceso que condujo a que estos grandes personajes se realicen como sabios. Aquello no fue solo transmutar, no solo fue ser santo, yogui y/o fakir, no solo fue sacrificarse por la humanidad. Es también un incesante proceso de comprensiones íntimas, es un saber oír la voz del Íntimo que se manifiesta a través de la intuición, de la inspiración, de la voluntad. Es un proceso tan personal que a veces es inefable, imposible de revelar con humanas palabras. Es algo que sin ver es capaz de ser vivido.
La Kábala configura esos principios anímicos espirituales: es el mismo infinito; el número es santo, es eterno, ese es el número, ese es Lucas allí.
Se dice que los números son entidades vivientes porque constituyen cierta pluralidad de átomos vivos, átomos que están condensados en un número y porque son pluralidad, porque un 1 junto a otro 1 se transforma en un 11 y mas otro 1 se hace 111, etc. Esto ya no es una unidad, hay cantidad de entidades que se van multiplicando. Es así como opera el Universo, la creación entera; tanto la anatomía interna como la constitución del Cosmos astronómico. Dios geometriza.
Esto también acontece en nuestros procesos íntimos. De pronto alguien se encuentra con un Maestro en sus mundos internos y le pregunta por cómo va su trabajo, y el Maestro le dice: “mire su trabajo va así (16)”, ¿Qué hace usted? Pues simplemente necesita comprender el valor kabalístico de esa revelación, revisar kábala, tarot.
A veces uno sueña “cinco monedas”, “un reloj que da las 11”, o ve una cifra que se repite en la vida diaria, un número persistente en la mente, etc. Esa es la forma en la que Dios se comunica con nosotros. El Maestro Interno o un Maestro no va frente a decirle “mire usted, no veo que va bien, tiene que comer un poquito menos”. El Maestro no cuestiona ahí tanto, si no lo entendió lo deja esperando 3 o 4 años, a los 4 años viene y le pregunta si ya hizo la tarea. Si no uno se queda estancado. Si uno es tan lerdo que no puede comprender los designios que Dios manifiesta a través de la Kábala ciertamente va muy por detrás en este camino y es bastante poco lo que está aprendiendo objetivamente.
A nosotros no nos debe interesar involucrarnos hasta el sueño en ese mundo de afuera que está a punto de entrar en la convulsión absoluta; lo importante aquí es “nuestro mundo”, nuestro camino interior; un mundo que tenemos que tener bien organizado y que lo debemos conocer a la perfección. Nadie ama lo que no conoce, por tanto si uno no conoce ese mundo esotérico interior en el que se mueve difícilmente será capaz de integrarse plenamente a su iniciación íntima. Y bien ¿cómo hacemos para conocer nuestro mundo? Ya lo dijo Tales de Mileto: tenemos que conocer primero una serie de aspectos que ahora los escribimos (instrucción, enseñanza) pero que después de escribirlos y conocerlos hay que vivirlos, de lo contrario estaríamos en el mismo punto del cual partimos.
Andrés- Capricornio
Andrés es el Señor de la Cruz. Por tanto es preciso conocer los misterios de la cruz. Es fácil decir que la cruz está el hombre y la mujer, decir que resulta de la intersección del sendero vertical y horizontal, de los cuatro elementos, y está bien; pero detrás de todo eso se esconden profundas verdades que nos dan la pauta en este sendero del cristianismo esotérico. En estos misterios está ciertamente los arcanos de la Cruz de Andrés.
La cruz de San Andrés no es así (+), y esto precisamente porque los misterios de la cruz de Andrés representa la integración en iguales proporciones de un andrógino interno que tiene que nacer en nosotros, ese andrógino interno no puede nacer si no existen los dos polos. Esos dos polos, ya saben ustedes, que son un hombre y una mujer, el Dios Padre y el Dios Madre. La cruz de San Andrés es así (X), y nos muestra los cuatro elementos distribuidos de manera casi horizontal, pero a igual altura. Simplificando diremos que en el proceso de nuestro nacimiento interno no podemos ser mas mujer que hombre ni mas varón que dama. Para que haya esa equidistancia entre ese hombre y esa mujer que constituyen la cruz de San Andrés ¿Qué tiene que haber? un hombre que se feminiza y una mujer que se “varoniza”. Como quiera que es Andrés el individual, no es el Andrés de una pareja, entonces qué tiene que haber INFINITO AMOR e INFINITA SABIDURÍA, los equivalentes de la cruz de Andrés son el amor y la sabiduría (los aspectos femeninos y masculinos de la divinidad que todo individuo necesita encarnar independientemente del sexo con el que haya nacido en esta encarnación).
En la cruz común y corriente lo que se ve es el amor y la fuerza, ¿se dan cuenta el cambio que hay?, en la cruz que conocemos la línea vertical representa el camino de la directa. La horizontal es el camino de las pobres gentes de este mundo que solo les interesa la materia. Por la horizontal va Lucifer con toda la humanidad, en el camino vertical no va sino el Cristo. Desde el Norte hacia el Sur va su Via Crucis.
Es necesario que nosotros comprendamos entonces que si no existe un total equilibrio entre la sabiduría del Ser y el amor del Cristo, no se estaría elaborando dentro de nosotros los elementos fundamentales alquímicos, físicos y espirituales que se van a constituir en nuestro andrógino interior. La presencia de Andrés en el camino de nosotros es indispensable, de lo contrario el Cristo no tendría a quien entregarle una sabiduría que viene del Padre y un Amor que se está procesando en él. Esto es fundamental, no en vano después de Simón Pedro es Andrés el siguiente discípulo en ser llamado. Andrés tiene que hacerse presente en ese drama tan extraordinario, y por eso la representación de Andrés es la “X” que es la Cruz que está en iguales condiciones, no es a una por la horizontal y una por la vertical, están las 2 tendiendo a la vertical, porque ya se está relacionando su “evangelio” con la sabiduría y con el amor, que es la doctrina de la nueva era. La doctrina de la nueva Era no se va a llamar “la Gnosis”, se llamará el Amor y la Sabiduría, el amor y la sabiduría es el pan de cada día de los hombres y de las mujeres de la nueva Era.
La Cruz de San Andrés es de igual altura, pero guardando una equidistancia a la misma altura. Allí no está el hombre ni la mujer, están las almas, están en una misma altura constituyéndose en una cruz y así es el San Andrés interno. El Andrés interno lleva su cruz, uno de sus maderos representa el amor y el otro representa la sabiduría.
Quien lea la obra “Rosa Ígnea” en el capítulo “Mente y Sexo” del Maestro Samael Aun Weor, comprenderá que es un gran error creer eso de que “me voy a casar para hacer la Gran Obra”, eso no es así, el matrimonio es parte de la Obra, pero no es toda la Obra, ahí hay mucho error en eso, por eso es mejor un soltero bien fundamentado psicológicamente y anímicamente que un casado cometiendo diabluras. Un matrimonio mal llevado allí es la antesala del infierno. Por ello es necesario que los matrimonios vivan la doctrina, vivan la enseñanza a plenitud, porque de lo contrario es muy difícil, se hace muy pesado, se hace la Obra con mucho sacrificio; al menos el inteligente sale rápido pero el otro se queda y aquí necesitamos que haya un equilibrio en el ascenso de los dos.
En el matrimonio de dos gnósticos, en esas Bodas alquímicas de Caná, cada quien tiene que tener su Andrés, tienen que tener cada uno su apóstol y este San Andrés les exige a ambos el amor y sabiduría. La sed de sabiduría es fundamental como dice el Libro de los Proverbios y el de la Sabiduría; el propio Cristo afirma: “No dejéis noche de buscar hasta que hayas encontrado los misterios del reino de la luz”.
Se cuenta que en cierta ocasión se acercó a la escuela de Sócrates un discípulo que decía querer encontrar la sabiduría. Sócrates entonces sumergió a este discípulo en el estanque hasta el punto de casi ahogarle para luego retirarlo. Luego le dijo: “Cuando ansíes la sabiduría con ese mismo afán con el que allí en el estanque buscabas el aire que ahora has encontrado, entonces estarás listo para la sabiduría”.
Se necesita que nosotros cooperemos con la sabiduría y que cuando tenemos un chispazo de inspiración, le sigamos, le sigamos a ver que nos va a enseñar, porque esos chispacitos son gurús que vienen a nosotros para enseñarnos algo.
Tomas-Acuario
Tomas es el apóstol que nos enseña a conocer la diferencia entre las tres mentes: la mente sensual, la mente intermedia, la mente interior. Tomas nos enseña a no dejarnos engañar por la mente. Quienes no son capaces de leer las Sagradas Escrituras a la luz del ocultismo lo consideran un hombres desconfiado, por cuanto es conocido por aquellas palabras que pronunció tras la resurrección del Cristo Jeshuá Ben Pandhirá “Si meto los dedos en su llagas creeré en él” . Pero no era propiamente Tomás, sino un aspecto de la mente sensual. Por eso la tradición exotérica nos dice que Tomas era dudoso, desconfiado. Lo cierto es que Tomás se dijo esas palabras con la finalidad de demostrar a su mente sensual que sí era real esta evidencia. No era dudoso, sino analítico y radical para con su mente sensual. Por ello, el Tomás interno es quien nos enseña a que nos dejemos guiar por la mente del Espíritu, la mente Interior y que no nos dejemos engañar por una mente llena de dudas, de fanatismos, de pesimismo, de desconfianza. “La duda es el cáncer del alma” y se expande precisamente gracias a la mente terrena, a la mente que sueña en el “maya”, en la ilusión de los sentidos.
Acuario, a su vez, es un signo de aire. El aire se caracteriza por su volatilidad, por su indecisión, por su devaneo. Los pensamientos incontrolados de la mente, asimismo, están tutelados por el elemento aire. Por tanto son mudables. Un momento pensamos algo, al minuto siguiente estamos pensando en otro asunto, tal vez completamente opuesto. La mente sensual debe ser adiestrada con el látigo de la voluntad. No podemos seguir con ese huracán de pensamientos que nos hacen marionetas del ego. Es necesario vivir en el “eterno presente” en donde muere el incesante devenir de pensamientos vagos.
Nosotros tenemos también que ser objetivos en lo que pensamos, tiene que nacer en nuestro interior ese Tomas para que podamos decir con claridad y convicción la realidad de nuestra experiencia esotérica. Un hombre que ya encarna el Tomás interior no puede ya chapotear en las teorías mundanas y blasfemas que afirman que el Cristo fue un hombre mas de la historia que anduvo por allí diciendo unas cuantas cosas, como cualquier pensador de los muchos que hay. Un hombre que tiene la experiencia objetiva de la gnosis en su vida no puede darse a la tarea penosa de andar dudando del Evangelio Gnóstico, de los Maestros, del Cristo, de la Divina Madre. Un hombre que hace carne al Tomás sabe “lo que es”. No duda solo porque allá apareció un predicador o un teórico pseudo-ocultista o pseudo-religioso que le dice que tal tema es falso. Solo un esclavo de la mente dudosa y animal puede dejarse derribar por semejantes majaderías. Solo un hombre esclavizado a la mente de la vieja era puede darse el lujo seguir habitando en el Purgatorio de las teorías contradictorias. Esas gentes tienen una mente pobre y miserable que mendiga teorías para sobrevivir. Son mentes diabólicas y, por lo tanto, no tienen a Tomás encarnado ni de lejos.
Nosotros creemos en la Doctrina por la lógica que tiene, por su sentido común, porque tenemos en nuestro interior ya a ese Tomas que nos dice “No se deje engañar, métale el dedo en la llaga y verá que Él es”. Como se ve, esto es precisamente lo contrario de la duda. Tomás no era un hombre dudoso, él afirmaba por los hechos que el Maestro le mostraba, era un convencido del Maestro. A nosotros nos saca el diablo de la verdad poniendo comparaciones que nos siembran duda. El que siembra dudas es Satanás.
El Apóstol Tomas nos enseña a no estar -como dice el Capitán Mora- “ni tan calvo ni con dos pelucas”, es decir, no se puede andar por la vida dudando de todo, pero tampoco creyendo cada cuento que nos narran cual si fuéramos niños ingenuos. Los cristianos esotéricos lo que necesitamos es ser OBJETIVOS; y el Maestro Samael dice nos dice al respecto: “tenemos que ser exhaustivos en la investigación y matemáticos en la expresión”.
Si conseguimos sembrar la semilla de la Doctrina Gnóstica, de los Maestros, del Cristo en nuestro corazón, entonces no habrá ninguna fuerza infernal que nos la pueda quitar. ¡Benditos sean los dones del Espíritu Santo que nos conceden tan alto privilegio! Sabed que la Doctrina es el Cristo y la Gnosis la tenemos en la sangre y el día que nos quiten este cuerpo, que no llevemos ya esta sangre en los huesos, la llevaremos en la Conciencia, hasta donde se vaya. Es allí donde guardamos ese tesoro maravilloso de la enseñanza del Maestro.
Ojalá, quiera la Divina Providencia, que todos ustedes se esfuercen por tener impresa la Gnosis aquí en el corazón; el día que uno tiene el Evangelio Gnóstico escrito en su corazón no traicionará jamás al Cristo, porque ¿quién sería capaz de traicionar a su corazón?
La inteligencia del Ser no tiene nada que ver con los razonamientos intelectuales, que son engendros del ego animal. La Inteligencia del Ser es mas bien próxima a los dones de la Imaginación, de la Inspiración y de la Intuición. La Inteligencia del Ser es esa Mente Interior, es también el fruto del Centro Intelectual Superior que precisa ser forjado. Quien se decida por forjarla está en la senda de Tomás.
Bartolomé-Piscis
Bartolomé es el que nos enseña la mística.
La Carta Astral o Natal se ha hecho para ser trascendida mediante la revolución de la conciencia. De tal modo que aunque uno sea Aries, Leo o Escorpio, uno tiene que hacer nacer en sí esa Mística que siempre se ha atribuido como cualidad de Piscis. La Mística es pues Bartolomé. Un Bartolomé interno que debe nacer y crecer en la medida que decidimos hacemos varones y mujeres místicos. Cada cristiano gnóstico debe ser capaz de hincarse ante el Altar Sagrado y fundirse dentro del aura de su Real Ser Interno, de su Íntimo para pedirle perdón, para implorar sabiduría, para invocar la comprensión. Uno ha de ser capaz de descubrirse a los pies de su Santo Gurú Interior y pedirle orientación ante los azares de la vida y del sendero, disponer el corazón para atender sus enseñanzas. Dice el Maestro Samael que si hay un motivo por el cual un hombre tenga que llorar es para pedirle perdón a su Madre Divina, es decir, ahí está Bartolomé con la mística.
A cristianos les hace falta el don de la mística. Un cristiano no debe proferir insultos, burlas ni sarcasmos con respecto a sus sagrados oficios litúrgicos, ni sobre sus ministros. Un cristiano que profana sus Templos con chismes, con conversaciones profanas, con actos egoícos o pecaminosos, es una persona sin mística, y por lo tanto está bastante lejos de percibir los misterios de Dios. En los Santuarios mora el Cristo mismo, allí están los Maestros esperándonos para derramar su gracia sobre nuestras almas; pero aquello solo puede ocurrir a quien tiene la disposición de estar una o dos horas con suficiente recogimiento espiritual.
Es un sacrilegio salir de un santuario para discutir, es un ultraje que muchos sacerdotes tomen el altar para regañar a la gente. Allí no hay mística, porque una cosa es una enseñanza y otra bien distinta el maltrato, eso no puede ser justo, tenemos que pedir a Dios, a la Divina Gracia que nazca ese Bartolomé interior para que nosotros podamos verdaderamente ser hombres que expresemos la sabiduría del Cristo que está contenida en estos 12 principios que acabamos de enumerar.
Ese Bartolomé es importantísimo, cuando nosotros tenemos que poner la fuerza, porque necesitamos hacer énfasis en algo, no necesariamente tiene que estar ausente Bartolomé, porque también en las palabra reales que se expresan por una enseñanza está la mística, ahí está la necesidad de que el pueblo comprenda qué se les está enseñando.
Si alguien tiene algo que decir, sin mística la obra de cada quien estaría castrada, está incompleta. Es una rosa que no tiene perfume.
La mística es algo que hace parte de la inspiración continua, de la auto-observación constante. No debemos confundir la mística con la pose pietista, con la santurronería, porque eso es egoico, es un misticismo falso. No se olvide que también en el humo del incienso se esconde el delito. Comprendamos que la palabra es sagrada, que los pensamientos hay que saberlos elegir, que la transmutación es una cosa sagrada. Quien comprenda eso, va por el camino correcto de San Bartolomé.
Resumiendo, los doce apóstoles nos enseñan : La Piedra de la Alquimia, El Verbo, La Inteligencia, El Ocultismo, La Ciencia Pura, El Laboratorio de la Alquimia, Los Misterios Crísticos, El Despertar del Kundalini, La Kábala, Los Misterios de la Cruz, La Mente Interior y La Mística. Eso nos interesa .
(1) Levi de Alfeo
Lucas es la Kábala. La Sagrada ciencia que nos ayuda a leer y descifrar el valor numérico. Es el apóstol que nos enseña que todo en el lenguaje cósmico se escribe en números. No existe verdadera ciencia ni verdadero arte que no contenga el número sagrado, la sabiduría pitagórica. Recordemos que, de acuerdo a esta sabiduría milenaria conservada por los gnósticos de todo el tiempo, a nosotros se nos mide la conciencia por números, se nos mide el valor iniciático por números, se nos instruye en grandes enseñanzas por medio de los números. Si uno no tiene esa integración con ese kabalista interior, nosotros viviremos siempre dependiendo de lo que se nos diga.
Uno puede tener un sueño revelador, pero no podrá interpretarlo, no conocerá ni las palabras, ni los valores de aquello. Tiene entonces que existir en nosotros un sentido de inspiración combinado con un conocimiento kabalístico para nosotros poder tener ese Lucas interior ya listo para corresponderle a la enseñanza que el Cristo Intimo nos va a seguir dando.
Algunos dicen que los Maestros o que ciertos hombres y mujeres se hacen sabios, pero no saben ilustrarnos acerca del trabajo de ese hombre o de esa mujer, no saben decirnos el proceso que condujo a que estos grandes personajes se realicen como sabios. Aquello no fue solo transmutar, no solo fue ser santo, yogui y/o fakir, no solo fue sacrificarse por la humanidad. Es también un incesante proceso de comprensiones íntimas, es un saber oír la voz del Íntimo que se manifiesta a través de la intuición, de la inspiración, de la voluntad. Es un proceso tan personal que a veces es inefable, imposible de revelar con humanas palabras. Es algo que sin ver es capaz de ser vivido.
La Kábala configura esos principios anímicos espirituales: es el mismo infinito; el número es santo, es eterno, ese es el número, ese es Lucas allí.
Se dice que los números son entidades vivientes porque constituyen cierta pluralidad de átomos vivos, átomos que están condensados en un número y porque son pluralidad, porque un 1 junto a otro 1 se transforma en un 11 y mas otro 1 se hace 111, etc. Esto ya no es una unidad, hay cantidad de entidades que se van multiplicando. Es así como opera el Universo, la creación entera; tanto la anatomía interna como la constitución del Cosmos astronómico. Dios geometriza.
Esto también acontece en nuestros procesos íntimos. De pronto alguien se encuentra con un Maestro en sus mundos internos y le pregunta por cómo va su trabajo, y el Maestro le dice: “mire su trabajo va así (16)”, ¿Qué hace usted? Pues simplemente necesita comprender el valor kabalístico de esa revelación, revisar kábala, tarot.
A veces uno sueña “cinco monedas”, “un reloj que da las 11”, o ve una cifra que se repite en la vida diaria, un número persistente en la mente, etc. Esa es la forma en la que Dios se comunica con nosotros. El Maestro Interno o un Maestro no va frente a decirle “mire usted, no veo que va bien, tiene que comer un poquito menos”. El Maestro no cuestiona ahí tanto, si no lo entendió lo deja esperando 3 o 4 años, a los 4 años viene y le pregunta si ya hizo la tarea. Si no uno se queda estancado. Si uno es tan lerdo que no puede comprender los designios que Dios manifiesta a través de la Kábala ciertamente va muy por detrás en este camino y es bastante poco lo que está aprendiendo objetivamente.
A nosotros no nos debe interesar involucrarnos hasta el sueño en ese mundo de afuera que está a punto de entrar en la convulsión absoluta; lo importante aquí es “nuestro mundo”, nuestro camino interior; un mundo que tenemos que tener bien organizado y que lo debemos conocer a la perfección. Nadie ama lo que no conoce, por tanto si uno no conoce ese mundo esotérico interior en el que se mueve difícilmente será capaz de integrarse plenamente a su iniciación íntima. Y bien ¿cómo hacemos para conocer nuestro mundo? Ya lo dijo Tales de Mileto: tenemos que conocer primero una serie de aspectos que ahora los escribimos (instrucción, enseñanza) pero que después de escribirlos y conocerlos hay que vivirlos, de lo contrario estaríamos en el mismo punto del cual partimos.
Andrés- Capricornio
Andrés es el Señor de la Cruz. Por tanto es preciso conocer los misterios de la cruz. Es fácil decir que la cruz está el hombre y la mujer, decir que resulta de la intersección del sendero vertical y horizontal, de los cuatro elementos, y está bien; pero detrás de todo eso se esconden profundas verdades que nos dan la pauta en este sendero del cristianismo esotérico. En estos misterios está ciertamente los arcanos de la Cruz de Andrés.
La cruz de San Andrés no es así (+), y esto precisamente porque los misterios de la cruz de Andrés representa la integración en iguales proporciones de un andrógino interno que tiene que nacer en nosotros, ese andrógino interno no puede nacer si no existen los dos polos. Esos dos polos, ya saben ustedes, que son un hombre y una mujer, el Dios Padre y el Dios Madre. La cruz de San Andrés es así (X), y nos muestra los cuatro elementos distribuidos de manera casi horizontal, pero a igual altura. Simplificando diremos que en el proceso de nuestro nacimiento interno no podemos ser mas mujer que hombre ni mas varón que dama. Para que haya esa equidistancia entre ese hombre y esa mujer que constituyen la cruz de San Andrés ¿Qué tiene que haber? un hombre que se feminiza y una mujer que se “varoniza”. Como quiera que es Andrés el individual, no es el Andrés de una pareja, entonces qué tiene que haber INFINITO AMOR e INFINITA SABIDURÍA, los equivalentes de la cruz de Andrés son el amor y la sabiduría (los aspectos femeninos y masculinos de la divinidad que todo individuo necesita encarnar independientemente del sexo con el que haya nacido en esta encarnación).
En la cruz común y corriente lo que se ve es el amor y la fuerza, ¿se dan cuenta el cambio que hay?, en la cruz que conocemos la línea vertical representa el camino de la directa. La horizontal es el camino de las pobres gentes de este mundo que solo les interesa la materia. Por la horizontal va Lucifer con toda la humanidad, en el camino vertical no va sino el Cristo. Desde el Norte hacia el Sur va su Via Crucis.
Es necesario que nosotros comprendamos entonces que si no existe un total equilibrio entre la sabiduría del Ser y el amor del Cristo, no se estaría elaborando dentro de nosotros los elementos fundamentales alquímicos, físicos y espirituales que se van a constituir en nuestro andrógino interior. La presencia de Andrés en el camino de nosotros es indispensable, de lo contrario el Cristo no tendría a quien entregarle una sabiduría que viene del Padre y un Amor que se está procesando en él. Esto es fundamental, no en vano después de Simón Pedro es Andrés el siguiente discípulo en ser llamado. Andrés tiene que hacerse presente en ese drama tan extraordinario, y por eso la representación de Andrés es la “X” que es la Cruz que está en iguales condiciones, no es a una por la horizontal y una por la vertical, están las 2 tendiendo a la vertical, porque ya se está relacionando su “evangelio” con la sabiduría y con el amor, que es la doctrina de la nueva era. La doctrina de la nueva Era no se va a llamar “la Gnosis”, se llamará el Amor y la Sabiduría, el amor y la sabiduría es el pan de cada día de los hombres y de las mujeres de la nueva Era.
La Cruz de San Andrés es de igual altura, pero guardando una equidistancia a la misma altura. Allí no está el hombre ni la mujer, están las almas, están en una misma altura constituyéndose en una cruz y así es el San Andrés interno. El Andrés interno lleva su cruz, uno de sus maderos representa el amor y el otro representa la sabiduría.
Quien lea la obra “Rosa Ígnea” en el capítulo “Mente y Sexo” del Maestro Samael Aun Weor, comprenderá que es un gran error creer eso de que “me voy a casar para hacer la Gran Obra”, eso no es así, el matrimonio es parte de la Obra, pero no es toda la Obra, ahí hay mucho error en eso, por eso es mejor un soltero bien fundamentado psicológicamente y anímicamente que un casado cometiendo diabluras. Un matrimonio mal llevado allí es la antesala del infierno. Por ello es necesario que los matrimonios vivan la doctrina, vivan la enseñanza a plenitud, porque de lo contrario es muy difícil, se hace muy pesado, se hace la Obra con mucho sacrificio; al menos el inteligente sale rápido pero el otro se queda y aquí necesitamos que haya un equilibrio en el ascenso de los dos.
En el matrimonio de dos gnósticos, en esas Bodas alquímicas de Caná, cada quien tiene que tener su Andrés, tienen que tener cada uno su apóstol y este San Andrés les exige a ambos el amor y sabiduría. La sed de sabiduría es fundamental como dice el Libro de los Proverbios y el de la Sabiduría; el propio Cristo afirma: “No dejéis noche de buscar hasta que hayas encontrado los misterios del reino de la luz”.
Se cuenta que en cierta ocasión se acercó a la escuela de Sócrates un discípulo que decía querer encontrar la sabiduría. Sócrates entonces sumergió a este discípulo en el estanque hasta el punto de casi ahogarle para luego retirarlo. Luego le dijo: “Cuando ansíes la sabiduría con ese mismo afán con el que allí en el estanque buscabas el aire que ahora has encontrado, entonces estarás listo para la sabiduría”.
Se necesita que nosotros cooperemos con la sabiduría y que cuando tenemos un chispazo de inspiración, le sigamos, le sigamos a ver que nos va a enseñar, porque esos chispacitos son gurús que vienen a nosotros para enseñarnos algo.
Tomas-Acuario
Tomas es el apóstol que nos enseña a conocer la diferencia entre las tres mentes: la mente sensual, la mente intermedia, la mente interior. Tomas nos enseña a no dejarnos engañar por la mente. Quienes no son capaces de leer las Sagradas Escrituras a la luz del ocultismo lo consideran un hombres desconfiado, por cuanto es conocido por aquellas palabras que pronunció tras la resurrección del Cristo Jeshuá Ben Pandhirá “Si meto los dedos en su llagas creeré en él” . Pero no era propiamente Tomás, sino un aspecto de la mente sensual. Por eso la tradición exotérica nos dice que Tomas era dudoso, desconfiado. Lo cierto es que Tomás se dijo esas palabras con la finalidad de demostrar a su mente sensual que sí era real esta evidencia. No era dudoso, sino analítico y radical para con su mente sensual. Por ello, el Tomás interno es quien nos enseña a que nos dejemos guiar por la mente del Espíritu, la mente Interior y que no nos dejemos engañar por una mente llena de dudas, de fanatismos, de pesimismo, de desconfianza. “La duda es el cáncer del alma” y se expande precisamente gracias a la mente terrena, a la mente que sueña en el “maya”, en la ilusión de los sentidos.
Acuario, a su vez, es un signo de aire. El aire se caracteriza por su volatilidad, por su indecisión, por su devaneo. Los pensamientos incontrolados de la mente, asimismo, están tutelados por el elemento aire. Por tanto son mudables. Un momento pensamos algo, al minuto siguiente estamos pensando en otro asunto, tal vez completamente opuesto. La mente sensual debe ser adiestrada con el látigo de la voluntad. No podemos seguir con ese huracán de pensamientos que nos hacen marionetas del ego. Es necesario vivir en el “eterno presente” en donde muere el incesante devenir de pensamientos vagos.
Nosotros tenemos también que ser objetivos en lo que pensamos, tiene que nacer en nuestro interior ese Tomas para que podamos decir con claridad y convicción la realidad de nuestra experiencia esotérica. Un hombre que ya encarna el Tomás interior no puede ya chapotear en las teorías mundanas y blasfemas que afirman que el Cristo fue un hombre mas de la historia que anduvo por allí diciendo unas cuantas cosas, como cualquier pensador de los muchos que hay. Un hombre que tiene la experiencia objetiva de la gnosis en su vida no puede darse a la tarea penosa de andar dudando del Evangelio Gnóstico, de los Maestros, del Cristo, de la Divina Madre. Un hombre que hace carne al Tomás sabe “lo que es”. No duda solo porque allá apareció un predicador o un teórico pseudo-ocultista o pseudo-religioso que le dice que tal tema es falso. Solo un esclavo de la mente dudosa y animal puede dejarse derribar por semejantes majaderías. Solo un hombre esclavizado a la mente de la vieja era puede darse el lujo seguir habitando en el Purgatorio de las teorías contradictorias. Esas gentes tienen una mente pobre y miserable que mendiga teorías para sobrevivir. Son mentes diabólicas y, por lo tanto, no tienen a Tomás encarnado ni de lejos.
Nosotros creemos en la Doctrina por la lógica que tiene, por su sentido común, porque tenemos en nuestro interior ya a ese Tomas que nos dice “No se deje engañar, métale el dedo en la llaga y verá que Él es”. Como se ve, esto es precisamente lo contrario de la duda. Tomás no era un hombre dudoso, él afirmaba por los hechos que el Maestro le mostraba, era un convencido del Maestro. A nosotros nos saca el diablo de la verdad poniendo comparaciones que nos siembran duda. El que siembra dudas es Satanás.
El Apóstol Tomas nos enseña a no estar -como dice el Capitán Mora- “ni tan calvo ni con dos pelucas”, es decir, no se puede andar por la vida dudando de todo, pero tampoco creyendo cada cuento que nos narran cual si fuéramos niños ingenuos. Los cristianos esotéricos lo que necesitamos es ser OBJETIVOS; y el Maestro Samael dice nos dice al respecto: “tenemos que ser exhaustivos en la investigación y matemáticos en la expresión”.
Si conseguimos sembrar la semilla de la Doctrina Gnóstica, de los Maestros, del Cristo en nuestro corazón, entonces no habrá ninguna fuerza infernal que nos la pueda quitar. ¡Benditos sean los dones del Espíritu Santo que nos conceden tan alto privilegio! Sabed que la Doctrina es el Cristo y la Gnosis la tenemos en la sangre y el día que nos quiten este cuerpo, que no llevemos ya esta sangre en los huesos, la llevaremos en la Conciencia, hasta donde se vaya. Es allí donde guardamos ese tesoro maravilloso de la enseñanza del Maestro.
Ojalá, quiera la Divina Providencia, que todos ustedes se esfuercen por tener impresa la Gnosis aquí en el corazón; el día que uno tiene el Evangelio Gnóstico escrito en su corazón no traicionará jamás al Cristo, porque ¿quién sería capaz de traicionar a su corazón?
La inteligencia del Ser no tiene nada que ver con los razonamientos intelectuales, que son engendros del ego animal. La Inteligencia del Ser es mas bien próxima a los dones de la Imaginación, de la Inspiración y de la Intuición. La Inteligencia del Ser es esa Mente Interior, es también el fruto del Centro Intelectual Superior que precisa ser forjado. Quien se decida por forjarla está en la senda de Tomás.
Bartolomé-Piscis
Bartolomé es el que nos enseña la mística.
La Carta Astral o Natal se ha hecho para ser trascendida mediante la revolución de la conciencia. De tal modo que aunque uno sea Aries, Leo o Escorpio, uno tiene que hacer nacer en sí esa Mística que siempre se ha atribuido como cualidad de Piscis. La Mística es pues Bartolomé. Un Bartolomé interno que debe nacer y crecer en la medida que decidimos hacemos varones y mujeres místicos. Cada cristiano gnóstico debe ser capaz de hincarse ante el Altar Sagrado y fundirse dentro del aura de su Real Ser Interno, de su Íntimo para pedirle perdón, para implorar sabiduría, para invocar la comprensión. Uno ha de ser capaz de descubrirse a los pies de su Santo Gurú Interior y pedirle orientación ante los azares de la vida y del sendero, disponer el corazón para atender sus enseñanzas. Dice el Maestro Samael que si hay un motivo por el cual un hombre tenga que llorar es para pedirle perdón a su Madre Divina, es decir, ahí está Bartolomé con la mística.
A cristianos les hace falta el don de la mística. Un cristiano no debe proferir insultos, burlas ni sarcasmos con respecto a sus sagrados oficios litúrgicos, ni sobre sus ministros. Un cristiano que profana sus Templos con chismes, con conversaciones profanas, con actos egoícos o pecaminosos, es una persona sin mística, y por lo tanto está bastante lejos de percibir los misterios de Dios. En los Santuarios mora el Cristo mismo, allí están los Maestros esperándonos para derramar su gracia sobre nuestras almas; pero aquello solo puede ocurrir a quien tiene la disposición de estar una o dos horas con suficiente recogimiento espiritual.
Es un sacrilegio salir de un santuario para discutir, es un ultraje que muchos sacerdotes tomen el altar para regañar a la gente. Allí no hay mística, porque una cosa es una enseñanza y otra bien distinta el maltrato, eso no puede ser justo, tenemos que pedir a Dios, a la Divina Gracia que nazca ese Bartolomé interior para que nosotros podamos verdaderamente ser hombres que expresemos la sabiduría del Cristo que está contenida en estos 12 principios que acabamos de enumerar.
Ese Bartolomé es importantísimo, cuando nosotros tenemos que poner la fuerza, porque necesitamos hacer énfasis en algo, no necesariamente tiene que estar ausente Bartolomé, porque también en las palabra reales que se expresan por una enseñanza está la mística, ahí está la necesidad de que el pueblo comprenda qué se les está enseñando.
Si alguien tiene algo que decir, sin mística la obra de cada quien estaría castrada, está incompleta. Es una rosa que no tiene perfume.
La mística es algo que hace parte de la inspiración continua, de la auto-observación constante. No debemos confundir la mística con la pose pietista, con la santurronería, porque eso es egoico, es un misticismo falso. No se olvide que también en el humo del incienso se esconde el delito. Comprendamos que la palabra es sagrada, que los pensamientos hay que saberlos elegir, que la transmutación es una cosa sagrada. Quien comprenda eso, va por el camino correcto de San Bartolomé.
Resumiendo, los doce apóstoles nos enseñan : La Piedra de la Alquimia, El Verbo, La Inteligencia, El Ocultismo, La Ciencia Pura, El Laboratorio de la Alquimia, Los Misterios Crísticos, El Despertar del Kundalini, La Kábala, Los Misterios de la Cruz, La Mente Interior y La Mística. Eso nos interesa .
(1) Levi de Alfeo
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