lunes, 13 de agosto de 2007

Recordando a Miguel de Servet

Recordemos ahora a ese insigne médico, teólogo e iniciado gnóstico del oscuro siglo XVI de las reformas, contrareformas y recontrareformas cristianas. Un buscador incesante de la verdad a quien condenaron por igual la inquisición católica y la inquisición protestante. El grandiosos, e injustamente vilipoediado, Miguel de Servet.
El Instituro sijense nos cuenta su historia: nacido en en Villanueva de Sigena, aunque hay investigadores que mantienen la opinión, de que nació en Tudela de Navarra, Servet inició su periplo bibliográfico teológico a la edad de 20 años, publicando su primera obra De Trinitatis Erroribus (De los errores acerca de la Trinidad), desde entonces proseguiurá una fructífera obra que abraca desde la teología, la geografía, y ciertamente la medicina, luego de cursar dichos estudios en la Universidad de París en 1537 . Allí estudia junto a los grandes médicos de la época, enseñando Matemáticas y Medicina en la Universidad. Sin embargo, pronto se encuentra en dificultades, puesto que dicta un curso de Astrología, en el que defendía la influencia de las estrellas en los eventos futuros (astrología judiciaria), lo cual, junto con un opúsculo en el que describe el uso de jarabes para administrar los remedios de la época, le enfrenta con la comunidad universitaria.

PENSAMIENTO GNOSTICO DE SERVET:
Los principales que podemos ubicar en su obra son:

Astrología en su Obra, MEDICUM APOLOGETICA DISCEPTATIO PRO ASTROLOGÍA: En esta obra, Servet hace una defensa de la astrología judiciaria y de la necesidad de que los médicos la practiquen para conocer la influencia de los astros sobre el hombre sano y enfermo. Servet afirma que las enfermedades pueden ser adecuadamente conocidas mediante la astrología al permitir predecir tanto la constitución del enfermo como el curso futuro de la enfermedad y su erradicación.

El Emanatismo, o como dice el Prof. Bainton : “Dios es el Sumo Uno, fuente de ser dinámico comprometido en perpetua autoelaboración a través de emanaciones de sí mismo por medio de intermediarios tales como la razón, la sabiduría y la palabra, comparables en su manifestación a los rayos de sol. Estas emanaciones descienden del Uno y así la realidad queda graduada en niveles según su destino de la fuente”. Servet no fué propiamente un "panteista" como se ha dicho con frecuencia, ya que su doctrina a diferencia de Bruno o Spinoza, afirma que dios subyace en esencia en todos los seres vivos, pero que cada ser vivo no es en sí mismo Dios, sino un reflejo de él, una aspiración. esta doctrina es perfectamente gnóstica: el hombre posee la esencia divina, pero necesita forjarla a fin de construirlo.

Respecto a la Trinidad. Se ha acusado absurdamente que Servet no creía en la Trinidad, realmente Servet estaba mas bien en discrepancia al concepto niceno de la Trinidad. A diferencia de los defensores tradicionales del misterio de la Trinidad, para Servet no existe una distinción real entre las tres personas de la Trinidad. Éstas no son personas sino modos o formas de manifestación de la divinidad. Para Servet, Cristo fue Dios cuando se hizo hombre y, por ello, carecía de esa cualidad divina con anterioridad. Servet admitía que Jesucristo era hijo de Dios, pero sólo después de su aparición en la tierra. El Verbo es la forma y preexistió con el Padre. Pero la carne es materia. Cristo es la combinación de ambas y, por lo tanto, no ha podido preexistir a esa unión.
Con estas afirmaciones, Servet disentía de católicos y protestantes (que afirmaban la consustancialidad de Cristo con Dios, por lo que Jesucristo debía decirse “eterno”), pero también de aquellas sectas o movimientos religiosos escindidos del protestantismo que negaban abiertamente el carácter divino de Jesucristo.
Todo gnóstico comprende bien el caracter de esta afirmación.

Cristocentrismo . Está manifestado en estas palabras:
“Nuestro hombre interior no es sino Cristo mismo. Lo cual no equivale a decir que somos lo mismo que Cristo, pues nadie es lo mismo que otra persona. Pero Cristo nos comunica su gloria: ‘La gloria que tu me diste, yo se la he dado a ellos, para que yo esté en ellos como tú, Padre en mí´ [(Juan 17)]. Cristo es llamado nuestro hombre interior, porque nos comunica su espíritu que nos renueva cada día. Cuanto más renueva Cristo nuestro espíritu por el fuego del suyo, más penetra en nuestro cuerpo, más crece en Cristo nuestro hombre interior: mientras El se forma en nosotros, declina el hombre exterior. Nuestro hombre interior consiste en el elemento divino, de Cristo, y el humano, de nuestra naturaleza, de modo que con toda propiedad se nos llama partícipes de la naturaleza divina y se dice que nuestra vida está escondida en Cristo. ¡Oh gloria incomparable! ¿No estará en nosotros el Reino de Dios, si Cristo que está en los cielos está en nosotros, haciéndonos lo que El es? Nuestro hombre interior es realmente celestial. Del cielo ha venido, de la substancia de Dios, de la voluntad de la carne, sino de Dios. Nuestro hombre interior es Dios, como Cristo es Dios. Nuestro hombre interior es Dios, como Cristo es Dios y el Espíritu Santo es Dios. Como previendo esta verdad dijo el Salmista: ´Yo lo he dicho, sois dioses’. Y como el Dios uno en mucho los hace Dioses, así el Cristo uno en muchos los hace a la vez cristos y dioses.”("Christianismi Restitutio", p. 557-59.) Todo gnóstico entiende también estas palabras.

APORTES CIENTIFICOS DE SERVET:

LA CIRCULACION PULMONAR DE LA SANGRE:
Servet descubre la circulación de la sangre porque el conocimiento del mundo sensible le permite comprender la relación entre Dios y el hombre. Para Servet, el hombre puede aspirar a comunicarse con Dios siguiendo el ejemplo de Cristo. Para que esta comunicación se produzca, debe de haber en el hombre una “chispa” de divinidad, el nephesh gnóstico, que Servet identifica con el “pneuma”. En esta época, el “pneuma”, lo respirado era sinónimo de alma. El alma, según la tradición bíblica, fue inyectada por Dios al hombre a través de la respiración.
Servet pensó que, si el alma estaba en la sangre, la mejor forma de comprenderla era estudiar la circulación sanguínea. Por ello, a Servet le interesaba más el circuito recorrido por el alma o espíritu que el curso de la sangre en sí misma. En su búsqueda,
Servet descubre que, contrariamente a la concepción galenística de la circulación, la transmisión de la sangre del ventrículo derecho del corazón al ventrículo izquierdo no se produce a través de los poros del tabique del corazón, sino a través de un “magno artificio”, por el que la sangre es impulsada desde el ventrículo derecho hacia los pulmones para su oxigenación, pasando luego al ventrículo izquierdo del corazón.

PSICOLOGIA GNOSTICA:
IMPORTANCIA DE IMPRESIONES SENSORIALES:
Menciona: "No sólo está enriquecido el entendimiento por la vista, que nos hacer descubrir muchas diferencias entre las cosas, sino también por los objetos de los otros sentidos, todos los cuales presentan cierta afinidad con nuestro espíritu luminoso. Dicha afinidad proviene de la forma sustancial de todos, que es la luz, y del mismo modo espiritual de obrar de cada uno. Pues el sonido y el olor son a manera de espíritus, y como tales son percibidos y actúan en nosotros. La percepción auditiva se realiza excitando el espíritu interior, en el que residen la luz del alma y el ritmo de la armonía espiritual"..."Algo semejante cabe decir del olfato. En cuanto a los objetos del gusto y el tacto, aunque parecen más corporales, tienen, no obstante, capacidad para estimular el alma: aquéllos por la humedad, éstos por la resistencia"
DESENLACE:
Años antes de que fuera impreso, Servet envió un ejemplar manuscrito de su obra cumbre Christianismi Restitutio al reformador protestante Calvino. A través de un testaferro, Calvino lo denuncia ante las autoridades de Viena del Delfinado. Procesado y encarcelado, Servet logra huir de la prisión el 7 de abril de 1553.
El 26 de octubre de 1553, el Consejo de Ginebra dicta, a instancias de Calvino, una sentencia condenatoria. Según consta en la sentencia se condena a Servet, por negar el dogma de la Trinidad, cuestionando el carácter eterno de Jesucristo, y rechazar el bautismo de los párvulos.( Servet abogaba mas bien por la "iniciación consciente de los adultos").
Anteriormente la INQUISICION CATOLICA , había logrado detenerle, aunque finlamnte Servet logró evadirse,y el 17 de junio es sentenciado a muerte in absentia, siendo quemado en efigie.
Posiblemente mientras iba rumbo a Italia, por alguna razón Servet acaba haciendo una estancia en Ginebra, donde fue reconocido en la iglesia donde predicaba el propio Calvino (13 de agosto). Tras ser detenido y juzgado por hereje , fue condenado a morir en la hoguera de la INQUISICION PROTESTANTE (26 de octubre de 1553).


COROLARIO:
Solo sabe Dios y los testigos si allá en el Juicio Celeste, donde los argumentos dialécticos son como ladridos de canes vagabundos, los dogmas menos que un bulto y la retórica semejante al flato que ocurrió con Servet, con Calvino y con el Papa. Ocurriendo en ese siglo negro de reformas que no se reformó nda, tan solo el terror, erl odio y la intolerancia.



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