viernes, 2 de mayo de 2008

Simbología gnóstica en la Trilogía de Matrix

La trilogía de Matrix puede ser resumida en el tema de que toda la humanidad se encuentra en un estado de inconsiencia . La trilogía de Matrix es, en gran medida, gnosticismo puro. Los Wachowski utilizaron los esquemas del pensamiento gnóstico de principios de la era cristiana y los cruzaron con la CF más sofisticada. Genial. Peligroso. Quizá blasfemo. Pero así es y por ahí debiéramos leerlo.

El Arquitecto encarna al Demiurgo creador del mundo imperfecto en el que estamos 'prisioneros' y al que, por una no tan inesperada 'coincidencia', los gnósticos también denominaban 'matriz'. La matriz fué creada por el error -mas o menos deliberado- de algunos demiurgos creadores, que en determinadas corrientes de pensamiento se conocen como annunakis, de entre los que destacan Sakaki , el creador del abominable organo kundartiguador (causa del sueño de la conciencia), y Yahvé, el engañador (El falso Demiurgo del gnosticismo clásico). Estos demiurgos equivocados se oponen a los demiurgos positivos,- los Elohim -, de los cuales Jehová es el comandante. La escuela de estos Elohim busca entonces despertar al ser humano de ese sueño de la conciencia en la que se encuentra la creación humana. Algunos de los maestros que orientaron sobre el despertar y liberación de la Matrix fueron precisamente el Budha Sakyamuni y Jesucristo.
En el referido film, la Matrix es figurada semejante a una cárcel y sostenían que, por todos los medios a su alcance, los hombres debían liberarse de ella con la ayuda de un maestro iniciado (un Morfeo) que los 'despertara', es decir, los hiciera tomar conciencia de su condición de pobres seres arrojados en un orbe definitivamente defectuoso y maligno. Si el Arquitecto constituye el principio masculino de la creación, la Pitonisa representa su principio femenino (materno: el hecho de que suela aparecer en la cocina, horneando masitas y rodeada de niños compone una burda señal de ese rasgo. Esta es la Madre divina gnóstica, la Stella Maris Kundalini, la Virgen del Apocalipsis).

Ambos no se contraponen sino que se complementan. Por algo se encuentran -convergen- en el final que es una suerte de nuevo inicio. Él es un matemático, representa la Inteligencia creadora, pura e infalible (el Nous gnóstico). Ella, en cambio, se mueve en base a la intuición y viene a figurar la Sabiduría (La Madre Sophia). En términos orientales: el Yang y el Ying, respectivamente. Él supone la estabilidad inmutable de la ecuación, ella entraña el factor desestabilizante. Neo cumple el rol de Salvador y su relación con Cristo resulta evidente, representa al hombre que se cristifica en su proceso de liberación de la conciencia : la crucifixión final, el postrero resplandor de luz con forma central de cruz, el dar su vida por la salvación del 'mundo', denotan signos irrecusables. En el tramo final es además el ciego que ve, figuración tradicional del sabio, de aquél que posee la 'luz interior'. Neo: nuevo, no asociado al sentido de 'moderno', sino al de 'nuevo mundo' o 'nueva creación' en tanto 'vehículo' para acceder a ella. No por nada la nave que lo conduce a la Ciudad de las Máquinas y, después, al 'Cielo', lleva por nombre Logos. En este sentido debemos afirmar que en la enseñanza gnóstica, el ser humano que alcanza la liberación absoluta del Sueño (de la Matrix) se convierte en un cristificado.

Otro vocablo griego, otro término clave del gnosticismo, cuya traducción es 'La Palabra', 'El Verbo'. Así, el Logos conduce a la salvación y a la contemplación del supramundo. Recordemos a Trinity (¿tres?, ¿Trinidad?) al descubrir el 'cielo verdadero' -el sol y la luna, la límpida bóveda estrellada- negado a la visión (al conocimiento) de los hombres. Recordemos su mirada extasiada y sus palabras. Nos seduce la comparación de Smith con el Anticristo. La Pitonisa explica que es el 'doble negativo' de Neo y, en efecto, al vencerlo y 'tomarlo' la fusión de los opuestos determina su desaparición (¿se puede explicar de otra manera la conflagración final?)- Los gnosticos llaman a este proceso el misterio del Kristos-Lucifer. Esto por la sencilla razón de que el Ego guarda la energía de la Conciencia. Así, cuando el aspirante a la cristificación se va liberando del ego , incrementa su nivel de conciencia. Lucifer significa " dador de Luz" y fíjese que Jesucristo dijo "Yo soy la Luz del mundo". Por lo tanto Lucifer es precisamente la antítesis del Cristo.Smith, a nuestro modo de ver, figura la reproducción seriada de lo idéntico, ese perturbador rasgo del orbe global y postindustrial, de ahí su vinculación con los últimos estadios de la tecnificación y, por ende, del mal absoluto.

Smith, Príncipe de este Mundo, amo indiscutible aunque efímero de una ciudad colosal figurada como Babilonia (Babilonia la Grande en el cristianismo gnóstico representa precisamente el mundo falso de la inconsciencia, la realidad falsificada por el velo de Maya, la Ilusión). El Apocalipsis gnóstico según los hermanos Wachowski: la lucha de los ángeles bueno y malo para salvar o perder al mundo. La Luz versus la Tiniebla. Dualismo puro. Llegamos así al desenlace. Confesamos que nos descolocó. Muchos interpretaron que ese lugar tan idílico del final era la Verdadera Realidad. No creemos que así sea. Primero, porque si ahí se hallan metidos El Arquitecto, La Pitonisa y la pequeña Sati, que son sendos programas, el lugar debe ser, a su vez, un ámbito virtual a fin de que los contenga sin problemas. Segundo, porque el carácter virtual (no humano) del Arquitecto queda allí especificado por la respuesta que le da a la Pitonisa cuando ésta lo interroga acerca de si va a cumplir su parte del trato, permitiendo 'salir' (¿de la nueva Matriz?) a quienes así lo deseen. Él responde algo como: "Por supuesto, ¿acaso pensás que soy un hombre?". En consecuencia, se suma un tercero, y por ahora último, nivel de virtualidad: el de la Matriz regenerada. El sistema se reinicia pero no al modo del Arquitecto sino al de la Pitonisa. Este trabajo en su simbología gnóstica se refiere a las liberaciones sucesivas. Uno puede llegar a liberarase del sueño y alcanzar el estado de budeidad. Pero la budeidad no es el fin del camino: es preciso cristificarse.

Renace el ciclo, entonces, a la manera de una Edad de Oro. Esto permite pensar que las condiciones de vida de Sión, que como se dijo puede ser también virtual pero a otro nivel, deberán por fuerza ser distintas a partir de ahora. Sión representa el lugar sagrado oculto en los tiempos finales de un ciclo, los tiempos de penuria (la expresión es nada menos que de Hölderlin-un celebre poeta gnostico, como William Blake-). Los gnósticos cristianos identificabanm Sión con su propio corazón, morada de la Mónada Divina. El templo de Sión debía ser construído a partir de la liberación del ego. Como sea, en la Ciudad subterránea perdura una 'reserva' ante el avance incontrolado del orden tecnocrático. Un comentario final que refuerza la idea de reinstauración de la Matriz con la de recomienzo del tiempo en el marco de una Edad de Oro. Aquí cobra importancia fundamental el personaje de Sati, de indudable origen indio. En efecto, ¿para qué se introduce a esta nena en la última parte de la trilogía? ¿qué función cumple en la historia? ¿por qué se la liga a La Pitonisa? Ella significa, por su reaparición en el final, el umbral de un nuevo tiempo. De hecho, la palabra sánscrita satya tiene la misma raíz que la latina Saturno quien, recordemos, era el regente de la Edad de Oro. Satya Yuga es la designación india de esa primera (y perfecta) etapa de la humanidad. Satya loka es, en el sistema planetario indio, el lugar correspondiente a la órbita de Saturno. Además, en la tradición india la doctrina de los ciclos cósmicos encuentra justamente una de sus manifestaciones más acabadas. Así, al Kali Yuga, nuestra Edad, la de Hierro, la de la oscuridad, habrá de seguirle, al final del tiempo, una suerte de 'reinstalación' (y usamos esta palabra con toda nuestra mala intención, tal cual ocurre en la película con ese notabilísimo recurso del doble pasaje del gatito negro) de una nueva Edad de Oro. Sati viene a personificar, por ende, ese naciente orden de cosas ligado a una preponderancia de la Pitonisa, Sophia, ya que no del Arquitecto. Así es como la Matriz se reinicia. ¿De qué manera? Muy simple: conjugando armoniosamente (¿?) a la Naturaleza (visibles por vez primera, los signos naturales abundan en ese final: pastito verde -muy verde-, aguas cristalinas y un cielo de amanecer soleado ornado de vistosas nubes rojizas) con una tecnología medida y controlada (los esbeltos y para nada agresivos rascacielos que se observan a lo lejos así lo sugieren). He aquí el modelo de mundo ideal regido por la Pitonisa. El triunfo de la Madre Divina en la Edad de Oro , La Jerusalén Celestial del cristianismo gnóstico donde habitan los vencedores del Apocalipsis, los cristificados.

A partir de un articulo de Guillermo García

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