De entre las augustas ceremonias cósmicas que ha tenido una correspondencia en las tradiciones culturales de los pueblos, es la fiesta cristiana de la asunción de la Virgen que se celebra el día quince de agosto, la que con particular regocijo nos comunica un aspecto de la sabiduría solar de aquella permanente danza zodiacal de los seres mas allá del tiempo y el espacio.
Sublime metáfora del propio tránsito iniciático de la Mónada en sus doce Catedrales de Resurección.
Saben los iniciados que las constelaciones precisan ser revisadas en forma inversa hasta detenerse en Leo, que es el símbolo del Templo Corazón y Morada Natural del Intimo. Es por esto que el regente planetario de Leo no es sino el Sol.
Resulta preciso recordar que este mismo tránsito lo realizan los planetas y los universos enteros en sus diferentes períodos cósmicos. Aquel es el tránsito de los Iniciados, la Comunión de los Santos, los Hijos de los Señores de la Llama, cuya morada es la constelación de LEO.
Esta evolución comienza y termina en LEO.
En el tránsito corriente de nuestro calendario de la Era del Kali Yuga, cuando el Sol, el INTI INRI de los inkas, concluye su tránsito por su Casa Natural, que es la Dorada Catedral de Leo; ingresa en una ceremonia cósmica en el templo de Virgo; esta magnífica procesión celeste acontece simbólicamente entre el quince de agosto y el veinticinco de ese mismo mes.
En el hemisferio sur del planeta tierra entonces se va disponiendo la tierra para la ceremonia de la Siembra Grande, porque la Madre Tierra, la Pacha Mama se encuentra lista para ser fecundada y ofrecer el fruto del trabajo. Esta fiesta concluye, en el hemisferio sur con la llegada del santo Equinoccio de Primavera el mes de septiembre, en la misma constelación de Virgo; sagrado mes de la Virgen.
Mas esta ceremonia solar es también una suave metáfora del propio tránsito iniciático.
El Universo entero, María o Virgo, la Naturaleza configuran el décimo sephirote, llamado MALCHUT. Entre Malchut y Keter hay diez pasos que el iniciado debe recorrer perfectamente. Quien no respeta su propio cuerpo físico (Malchut) es imposible que respete a su Padre que está en secreto (Keter). Así también se dice que quien no se respeta a si mismo luego ya no puede ser respetado por nadie. En esto se comprende por qué el iniciado se halla sometido a su propio juramento por el Honor y por la Vida. Pues el Honor es una gracia que solo puede conceder el Cristo, y quien respeta a su propio cuerpo físico-Malchut- y por ende a Dios –Keter- es un individuo ciertamente honorable.
La Vida, en tanto, es la misma Existencia Espiritual y Luminosa que solo puede ser alimentada por la leche del seno de la Virgen, por la Lluvia de la Primavera iluminada por el Sol, por la llama de la Venerable Kundalini que en Perfecta Castidad vierte su luz en el Templo Corazón del Padre Sol INRI. Quien pierde esta gracia ha perdido la vida. Y así son muertos los que transitan en este Valle De Lágrimas inconscientes de la Gracia Iniciatica. Un muerto es quien tiene estas características:
1- No ven, ni oyen nada de lo que sucede en los mundos internos.
2- Están sujetos a las enfermedades y a la muerte.
3- No saben manejar las fuerzas universales.
4- Están sujetos al dolor y a la amargura.
5- No tienen poder sobre los Misterios de la Vida y de la Muerte, ni los conocen;
6- Mueren contra su voluntad, y nacen contra su voluntad; y ni saben cómo nacen ni cómo mueren.
7- Son habitantes del abismo.
Pero el muerto es asistido por la inefable Abogada Nuestra, que vuelve a nosotros esos sus ojos misericordiosos, nuestra Madre Divina Stella Maris. Ella nos libera de este destierro y nos muestra al fruto bendito de su vientre ya purificado: El Cristo que ascenderá en la cósmica ceremonia iniciática de los Mayores Misterios.
El V:.M:. Samael Aun Weor nos dice lo siguiente: “En la Cámara Esotérica relacionada con el signo zodiacal de Virgo, se nos enseña que las raíces del árbol mismo de la existencia, residen en el vientre. Un examen de fondo sobre los intestinos nos permite corroborar esta afirmación. Obsérvese la curiosa analogía existente entre las raíces de los árboles y las raíces del árbol de nuestra propia vida. Estas raíces son nuestros intestinos, tan íntimamente relacionados con el signo Zodiacal de Virgo. Así como las raíces de los árboles absorben su vida del barro de la tierra para transformarla en Savia nutritiva, que se difunde por todas las venas y células del árbol, así también nuestras raíces intestinales extraen sabiamente de los alimentos, los más diversos principios vitales para nutrir con ellos al árbol maravilloso de nuestra propia biología orgánica. Así como en los asientos profundos de las raíces de los árboles se encuentra el barro de la tierra, así también en los asientos profundos de nuestro bajo vientre y de nuestro Hígado, se encuentran los infiernos del hombre, a modo de estratos, esferas o mundos sumergidos constituidos por los átomos del enemigo secreto.” (Las siete palabras).
Así pues, que el Divino Maestro nos conceda hoy y cada día nuestra respectiva asunción de la Virgen Stella Maris RAM IO particular, para que así florezca nuestra propia primavera del alma.
Que este camino sea emprendido con los dulces y apetecibles dones del Parákletos que son: LA FE CONSCIENTE, LA ESPERANZA Y LA CARIDAD y que todo esto sea en el perfecto cultivo de los TRES FACTORES DE LA REVOLUCIÓN CONSCIENTE, de acuerdo a lo revelado en el Evangelio de nuestro Avatara.
Sublime metáfora del propio tránsito iniciático de la Mónada en sus doce Catedrales de Resurección.
Saben los iniciados que las constelaciones precisan ser revisadas en forma inversa hasta detenerse en Leo, que es el símbolo del Templo Corazón y Morada Natural del Intimo. Es por esto que el regente planetario de Leo no es sino el Sol.
Resulta preciso recordar que este mismo tránsito lo realizan los planetas y los universos enteros en sus diferentes períodos cósmicos. Aquel es el tránsito de los Iniciados, la Comunión de los Santos, los Hijos de los Señores de la Llama, cuya morada es la constelación de LEO.
Esta evolución comienza y termina en LEO.
En el tránsito corriente de nuestro calendario de la Era del Kali Yuga, cuando el Sol, el INTI INRI de los inkas, concluye su tránsito por su Casa Natural, que es la Dorada Catedral de Leo; ingresa en una ceremonia cósmica en el templo de Virgo; esta magnífica procesión celeste acontece simbólicamente entre el quince de agosto y el veinticinco de ese mismo mes.
En el hemisferio sur del planeta tierra entonces se va disponiendo la tierra para la ceremonia de la Siembra Grande, porque la Madre Tierra, la Pacha Mama se encuentra lista para ser fecundada y ofrecer el fruto del trabajo. Esta fiesta concluye, en el hemisferio sur con la llegada del santo Equinoccio de Primavera el mes de septiembre, en la misma constelación de Virgo; sagrado mes de la Virgen.
Mas esta ceremonia solar es también una suave metáfora del propio tránsito iniciático.
El Universo entero, María o Virgo, la Naturaleza configuran el décimo sephirote, llamado MALCHUT. Entre Malchut y Keter hay diez pasos que el iniciado debe recorrer perfectamente. Quien no respeta su propio cuerpo físico (Malchut) es imposible que respete a su Padre que está en secreto (Keter). Así también se dice que quien no se respeta a si mismo luego ya no puede ser respetado por nadie. En esto se comprende por qué el iniciado se halla sometido a su propio juramento por el Honor y por la Vida. Pues el Honor es una gracia que solo puede conceder el Cristo, y quien respeta a su propio cuerpo físico-Malchut- y por ende a Dios –Keter- es un individuo ciertamente honorable.
La Vida, en tanto, es la misma Existencia Espiritual y Luminosa que solo puede ser alimentada por la leche del seno de la Virgen, por la Lluvia de la Primavera iluminada por el Sol, por la llama de la Venerable Kundalini que en Perfecta Castidad vierte su luz en el Templo Corazón del Padre Sol INRI. Quien pierde esta gracia ha perdido la vida. Y así son muertos los que transitan en este Valle De Lágrimas inconscientes de la Gracia Iniciatica. Un muerto es quien tiene estas características:
1- No ven, ni oyen nada de lo que sucede en los mundos internos.
2- Están sujetos a las enfermedades y a la muerte.
3- No saben manejar las fuerzas universales.
4- Están sujetos al dolor y a la amargura.
5- No tienen poder sobre los Misterios de la Vida y de la Muerte, ni los conocen;
6- Mueren contra su voluntad, y nacen contra su voluntad; y ni saben cómo nacen ni cómo mueren.
7- Son habitantes del abismo.
Pero el muerto es asistido por la inefable Abogada Nuestra, que vuelve a nosotros esos sus ojos misericordiosos, nuestra Madre Divina Stella Maris. Ella nos libera de este destierro y nos muestra al fruto bendito de su vientre ya purificado: El Cristo que ascenderá en la cósmica ceremonia iniciática de los Mayores Misterios.
El V:.M:. Samael Aun Weor nos dice lo siguiente: “En la Cámara Esotérica relacionada con el signo zodiacal de Virgo, se nos enseña que las raíces del árbol mismo de la existencia, residen en el vientre. Un examen de fondo sobre los intestinos nos permite corroborar esta afirmación. Obsérvese la curiosa analogía existente entre las raíces de los árboles y las raíces del árbol de nuestra propia vida. Estas raíces son nuestros intestinos, tan íntimamente relacionados con el signo Zodiacal de Virgo. Así como las raíces de los árboles absorben su vida del barro de la tierra para transformarla en Savia nutritiva, que se difunde por todas las venas y células del árbol, así también nuestras raíces intestinales extraen sabiamente de los alimentos, los más diversos principios vitales para nutrir con ellos al árbol maravilloso de nuestra propia biología orgánica. Así como en los asientos profundos de las raíces de los árboles se encuentra el barro de la tierra, así también en los asientos profundos de nuestro bajo vientre y de nuestro Hígado, se encuentran los infiernos del hombre, a modo de estratos, esferas o mundos sumergidos constituidos por los átomos del enemigo secreto.” (Las siete palabras).
Así pues, que el Divino Maestro nos conceda hoy y cada día nuestra respectiva asunción de la Virgen Stella Maris RAM IO particular, para que así florezca nuestra propia primavera del alma.
Que este camino sea emprendido con los dulces y apetecibles dones del Parákletos que son: LA FE CONSCIENTE, LA ESPERANZA Y LA CARIDAD y que todo esto sea en el perfecto cultivo de los TRES FACTORES DE LA REVOLUCIÓN CONSCIENTE, de acuerdo a lo revelado en el Evangelio de nuestro Avatara.
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