Contemplar la posibilidad de que la
realidad sea una ilusión es una premisa milenaria, con antecedentes tan
antiguos como el concepto de maia (māyā), que en sánscrito significa ilusión o ilusorio, y aparece con frecuencia referido dentro del Rigveda,
el cual data de, aproximadamente, el año 1500 a.C. Evidentemente esta
noción resulta un tanto incómoda, o al menos confusa, ya que pone en
entredicho nuestro ‘realismo’, el de nuestro teléfono móvil y sí,
también, el de nuestros padres, mascotas y pertenencias materiales. Sin
embargo, desde una perspectiva científica, hoy es más probable que nunca
que el universo sea “sólo” una hipersofisticada proyección
holográfica.
Un grupo de investigadores, encabezados
por Yoshifumi Hyakutake, de la Universidad de Ibaraki, en Japón, están
cerca de probar la conjetura propuesta por Juan Maldacena en 1997, la
cual representa la ruta más viable para que se cumpla el principio
holográfico. Este brillante argentino encontró una forma de fundamentar
la la Teoría de Cuerdas, pues eliminaba inconsistencias entre la física
cuántica y la teoría gravitatoria de Einstein. Dentro del intrépido
modelo propuesto por Maldacena, la multidimensionalidad paralela y
simultánea que soporta nuestro universo sería una mera proyección
holográfica, mientras que las acciones reales solo ocurrirían en una
versión minimalista, ingrávida, del cosmos.
Si bien la propuesta de Maldacena es
teóricamente consistente, y como tal es popularmente aceptada dentro del
gremio, hasta ahora una demostración rigurosa de este modelo se ha
mantenido inaccesible. Pero gracias a los experimentos de Hyakutake, eso
podría cambiar pronto. De acuerdo con Ron Cowen, en un artículo que recién publicó la revista Nature,
en uno de sus trabajos los científicos japoneses lograron “computar la
energía interna de un agujero negro, la posición de su “horizonte de
eventos” (la frontera entre el agujero negro y el resto del universo),
su entropía, y otras propiedades, basados en las predicciones de la
Teoría de Cuerdas, así como en los efectos de las llamadas partículas
virtuales, que continuamente entran y salen del rango de la existencia.
En otro de sus trabajos, calcula, junto con sus colaboradores, la
energía interna del correspondiente cosmos, dimensionalmente
simplificado y que carece de gravedad. Y los dos cálculos computados
concuerdan”.
De acuerdo con Leonard Susskind, uno de
los ‘padres’ del concepto de universo holográfico, las simulaciones
generadas por los estudiosos nipones, refuerzan la noción de que
nuestro universo es un reflejo ilusorio de otro, en donde la realidad es
‘real’ y el cual funge como fuente de todas las apariencias
manifestadas en el nuestro:
Han confirmado
numéricamente, tal vez por primera vez, algo de lo que estábamos seguros
de que era cierto, pero aún se mantenía como una conjetura: que las
termodinámicas de ciertos agujeros negros pueden ser reproducidas desde
un universo dimensionalmente más bajo o simple.
Mientras que, interrogado sobre este
logro de Hyakutake y su equipo, el propio Maldacena reconoce que la
computación de datos parece ser correcta, lo cual “reta múltiples ideas
relacionadas a la gravedad cuántica y la Teoría de Cuerdas”.
Más allá de las implicaciones
científicas que el trabajo de estos investigadores japoneses tendrá en
el entendimiento de nuestro universo, y de los poco accesibles
tecnicismos propios de este tipo de contextos, tan solo imaginar que la
realidad no es real, sino el simple eco de otra realidad que sí lo es,
resulta fascinante. Y entre la efervescente confusión que nos puede
generar el tratar de concebir un modelo de universo que responde a una
proyección holográfica, tal vez nos podemos remitir a conceptos como el
de shunyata (Śūnyatā), propio del budismo, el cual se
utiliza para advertirnos que todo lo que percibimos (e incluso más allá
de nuestra percepción) es meramente ilusorio, pues en realidad lo único
que existe es la vacuidad.
En fin, en lo personal este tipo de
novedades representa, con riesgo de pecar de frívolo ante los
entendidos, un franco estímulo para regocijarme, difusamente, en un
juego mental de posibilidades imaginarias, lo cual, en la mayoría de los
casos, resulta en una deliciosa terapia: la incertidumbre en su más
sofisticada y elegante expresión. Vía: PIJAMA SURF
1 comentario:
Cada vez hay más autores que afirman que nuestro universo es una proyección holográfica...
Debe ser verdad entonces, ¿no?
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