viernes, 2 de noviembre de 2007

Naturaleza del demonio y su aniquilación

Dentro del cristianismo clásico existen dos definiciones con respecto a los demonios:

a) Entidades tenebrosas que habitan en los inframundos de este universo.

b) Entidades tenebrosas que habitan dentro del individuo. Es el yo pecador o ego demonio que induce al pecado y el arror.

Ambos son igualmente peligrosos dentro del camino hacia la santificación y la cristificación mística interior. Pero de ambas definiciones, los más peligrosos e indeseables son precisamente los demonios que habitan dentro del ser humano. Samael Aun Weor nos lo presenta asi: "En sí mismo, el Ego es una suma de diversos elementos inhumanos que en nuestro interior cargamos; es obvio que a tales "elementos" los denominamos Ira, Codicia, Lujuria, Envidia, Orgullo, Pereza, Gula, etc., etc., etc...El "yo", en sí mismo, es tiempo; el "yo", en sí mismo, es un libro de muchos tomos; en el "yo" están todas nuestras aberraciones, todos nuestros defectos, aquello que hace de nosotros verdaderos animales intelectuales en el sentido más completo de la palabra.

El problema del dolor humano reside exclusivamente en nuestros defectos. Por culpa de ellos cada uno va sembrando en su vida el dolor, el sufrimiento, la miseria, la enfermedad, sufrimos y aun hacemos sufrir al resto de la humanidad aunque sea a nuestra propia familia.

Nuestro subconsciente es llamado en el cristianismo gnóstico "la ciudad psicológica", pues en ella viven muchas personas o defectos que son los que piensan, sienten y actúan por nosotros.
En ese sentido nosotros somos como títeres o marionetas manejados por hilos invisibles, así, un defecto nos hace reír, otro llorar, otro amar, otro pelear, otro sentirnos grandes, otro sentirnos infelices, otro robar, otro matar, etc.Todo lo que vamos hacer, primero lo pensamos, por ejemplo, si voy ha engañar a una mujer pienso lo que le voy ha decir, etc.
Si nosotros pudiéramos disponer de una practica que nos permitiera conocernos a nosotros mismos, a nuestras formas de pensar, sentir y actuar, es lógico que eliminaríamos nuestros defectos, no cometeríamos errores y haríamos de nuestras vidas algo mejor.
Pero la humanidad esta indefensa. Por culpa de los defectos sembramos nuestro propio dolor: cárcel, muerte, violencia, hogares separados, etc.
Un defecto de la ira nos hace matar y pagamos 10 o 15 años en una cárcel. Otro defecto nos hace engañar a una mujer, después mandamos a abortar a nuestro propio hijo, pero mas tarde lo pagaremos con la misma moneda, pues como dice el Cristo: “CON LA VARA QUE MIDES SERÀS MEDIDO”. Si una mata morirá al nacer en la próxima vida para pagar ese aborto.
Por un defecto de ira, por una insignificancia, se pelean los esposos, sufren los hijos y se separan los hogares.
Queremos recuperar de manera precisa, esa metanoia auténtica que significa la muerte de esos egos o yoes pecadores, yoes del error que moran dentro de nosotros. La realidad después de tantos años es que los métodos del cristianismo romano, griego ni germano, acatados tras el concilio niceno, no han dado resultado positivo en la tarea de liberar finalmente al pobre habitante de este mundo de sus sufrimientos y debilidades. Ni el sacaramento de la confesión, ni el arrepentimiento verbal, ni la mera penitencia son útiles para alcanzar la liberación absioluta del Yo Pecador.


HISTORIA Y DEFINICIONES:

Ya los padres del cristianismo se refirieron a los demonios interiores y exteriores afirmando sus características:

-Siempre está ojo avizor contra nosotros el enemigo antiguo; no nos durmamos. Sugiere halagos, pone celadas, introduce malos pensamientos y, para llevarnos a dolorosa ruina, pone delante lucros y amenaza con perjuicios. Todos ahora y cada uno es probado, cada cual a su modo (SAN AGusTiN, Sermon 6).

-Las cosas que proceden de la naturaleza y las que parten de nuestra voluntad, son de poca importancia, comparadas con la guerra implacable que nos tiene declarada el demonio (SAN JUAN CRISOSTOMO,en Catena Aurea,vol I, p.374).

-Nuestro enemigo el diablo nos rodea siempre, tratando de quitarnos la semilla de la palabra que ha sido puesta en nosotros (SAN ATANASIO, en Catena Aurea, vol. Vl, p. 396).

Los demonios o egos que actúan dentro de nosotros, se suceden unos a otros y nos hacen actuar mecánicamente. Verdaderamente, los pobres habitantes de este planeta, somos pues víctimas de estos elementos infrahumanos de nuestra subconciencia e inconciencia. Cada uno de estos Yoes, cada una de estas personas, lucha por la supremacía, quiere ser exclusiva, controla el cerebro intelectual o los centros emocional y motor cada vez que puede, mientras otro lo desplaza. Esperan la menor ocasión de descuido para atacar, tal como refieren los venerables patriarcas.
-Como general competente que asedia un fortín, estudia el demonio los puntos flacos del hombre a quien intenta derrotar, y lo tienta por su parte más débil (SANTO TOMAS, Sobre el Padrenuestro, 1. c., p. 162).

Como estos demonios poseen una parte de la energía del centro motor, emocional e intelectual, hacen que el ser humano cometa cosas que en estado de plena conciencia jamás realizaría. El demonio se aprovecha del sueño de la conciencia.

-El diablo no permite a aquellos que no velan, que vean el mal hasta que lo han consumado (SAN JUAN CRISOSTOMO, en Catena Aurea, vol. III, p. 345).

-El lobo roba y dispersa las ovejas, porque a unos los arrastra a la impureza, a otros inflama con la avaricia, a otros los hincha con la soberbia, a otros los separa por medio de la ira, a este le estimula con la envidia, al otro le incita con el engaño. De la misma manera que el lobo dispersa las ovejas de un rebaño y las mata, así también hace el diablo con las almas de los fieles por medio de las tentaciones (SAN GREGORIO MAGNO, Hom. 14 sobre los Evang.).

Ciertamente, como dijeron estos lúcidos seres, y todo creyente, se aparta el demonio con la actitud mística y devota, y con la voluntad de vencer el mal. Asi, philokalia y metanoia son útiles en la lucha contra las potestades infernales.

Mas no es suficiente para reducir a polvareda cósmica el ego en sí mismo. Hace falta una disciplina mas firme para eleiminar el yo demonio o pecador.

Samel Aun Weor nos dice, al respecto: Cuando uno de verdad quiere conocerse a sí mismo, debe auto-observarse y tratar de conocer los diferentes «Yoes» que están metidos dentro de la personalidad.
Si alguno de nuestros lectores no comprende todavía esta Doctrina de los Muchos Yoes, se debe exclusivamente a la falta de práctica en materia de Auto-Observación.

A medida que uno practica la auto-observación interior, va descubriendo por sí mismo a muchas gentes, a muchos «Yoes», que viven dentro de nuestra propia personalidad.
Quienes niegan la Doctrina de los muchos yoes, quienes adoran a un Yo Divino, indubitablemente jamás se han Auto-observado seriamente. Hablando esta vez en estilo Socrático diremos que esas gentes no sólo ignoran sino además ignoran que ignoran.
Ciertamente jamás podríamos conocernos a sí mismos, sin la auto-observación seria y profunda.
En tanto un sujeto cualquiera siga considerándose como Uno, es claro que cualquier cambio interior será algo más que imposible. "

PASOS PREVIOS PARA ELIMINAR LOS YOES PECADORES
Luego de este estudio de autoobservación, conoceremos por qué es necesario eliminar por completo estos elementos infrahumanos, y alcanzar la unión mística con Dios. Realmente los egos demoniacos impiden nuestra correcta relación con nuestro Cristo Intimo, con la Conciencia, con la Esencia o mónada pitagórica.
Por eso hay la necesidad de sacarla del Ego mediante trabajos concientes y de esfuerzos.El ego es la causa de que nuestra conciencia se encuentre dormida. Nuestra conciencia no puede expresarse porque somos víctimas de las circunstancias, títeres de los egos, yoes, demonios o defectos.
El cerebro es un órgano transmisor, él recibe las órdenes y las distribuye al cuerpo según el defecto que domina nuestra mente en ese momento. El cerebro es el centro que controla el cuerpo físico.
En la esencia, en la conciencia, se hallan depositados los datos indispensables para la regeneración, para la Auto-Realización íntima y la vivencia completa y verificación directa de las cosas.
Si en este elemento primario se encuentran los principios básicos de la regeneración, obviamente lo primero que debemos hacer es destruir, aniquilar esa segunda naturaleza de tipo infernal dentro de la cual se halla aprisionada la esencia.
Al liberar la esencia, al despertarla, tenemos varias ventajas:
-Primero: ella tiene la capacidad de orientarnos y dirigir sabiamente nuestros pasos por la senda del filo de la navaja, que ha de conducirnos hasta la liberación final. La auténtica redención cística operada por el mismo Cristo en nosotros.
-Segundo: nos permite vivir las experiencias directas, iluminación íntegra, vivencia luminosa, confirmación práctica.
Existen varios tipos de energía dentro de nosotros mismos: energía mecánica, energía vital, energía psíquica, energía mental, energía de la voluntad, energía de la conciencia, y energía del espíritu puro.
Por mucho que multipliquemos la energía mecánica jamás lograríamos despertar la conciencia, por mucho que incrementemos las fuerzas vitales dentro de nuestro organismo nunca llegaríamos a despertar conciencia.
Muchos procesos psicológicos se realizan dentro de nosotros mismos sin que por ello intervenga para nada la conciencia.
Por muy grande que sean las disciplinas de la mente o aunque multipliquemos hasta el infinito la fuerza de la voluntad, no conseguiremos despertar conciencia.
Todos estos tipos de Energía se escalonan en distintos niveles y dimensiones que nada tienen que ver con la conciencia.
La conciencia sólo puede ser despertada mediante trabajos concientes y rectos esfuerzos.
En la esencia está la religión, la sabiduría, las partículas de dolor de nuestro Padre que está en los cielos y todos los datos que necesitamos para la Autorrealización Íntima del Ser.
Nadie podría aniquilar el Yo Psicológico sin eliminar previamente los elementos inhumanos que llevamos dentro. Incuestionablemente cuando el Yo Psicológico ha muerto, resplandece en nosotros la Esencia. La Esencia libre nos confiere belleza íntima; de tal belleza emanan la felicidad perfecta y el verdadero Amor.
La Esencia posee múltiples sentidos de perfección y extraordinarios poderes naturales.
Con el despertar de la Conciencia se pueden conocer los Misterios de la Vida y de la Muerte, se puede experimentar eso que no es del tiempo, eso que es la Verdad.
Se tiene también acceso a la ciencia objetiva, universal y pura. Es por ello que no debemos dejarnos fascinar por la ciencia subjetiva de hoy en día.
Los fenómenos naturales en modo alguno, coinciden exactamente con los conceptos formulados por la mente. La vida se desenvuelve de instante en instante y cuando la capturamos para analizarla, la matamos.
Cuando intentamos inferir conceptos al observar tal o cual fenómeno natural de hecho dejamos de percibir la realidad del fenómeno y sólo vemos en el mismo el reflejo de las teorías y conceptos rancios que nada tienen que ver con el hecho observado.
Es necesario experimentar en forma directa todo lo que se nos enseñe. La experiencia de lo real es cardinal y definitivo para la Comprensión Creadora.
El lenguaje de la conciencia es simbólico, íntimo y profundamente significativo.
Cuando nosotros emprendamos un trabajo serio sobre sí mismos, vamos desintegrando el Yo y liberando proporcionalmente la Esencia que se encuentra embotellada en el Yo y, esas partículas de Esencia liberadas, se van sumando a la Esencia o chispa Divinal.
Cuando toda esta Esencia que llevamos dentro ha sido integrada, pasa a unirse al Alma, desde luego este trabajo tiene que ser o llevarse al unísono con la creación de los Cuerpos Superiores Existenciales del Ser o Cuerpos Solares que servirán de vehículo a esa Alma.
Este aprendizaje lo iremos desarrollando poco a poco a través de las didácticas milenarias del cristianismo gnóstico, que aquí se señalarán.

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