lunes, 21 de enero de 2008

Importancia y pasos de la meditación

El propósito de la meditación es pacificar y calmar la mente. Cuando nuestra mente está serena, dejamos de tener preocupaciones y problemas, y disfrutamos de verdadera felicidad. En cambio, si carecemos de paz mental, por muy agradables que sean las condiciones externas que nos rodean, no podemos ser felices. Un verdadero cristiano acompaña la oración con la meditación. La mente sola sin la devoción profunda es un acto mecánico nada útil. La oración sin meditación significa dar paso a las distracciones de la mente, a las perturbaciones emocionales de todo tipo que impiden una comunicación eficaz. A los cristianos la meditación nos permite comunicación y devoción profunda para hablar "con nuestro Padre que está en secreto " (Mt. 6: 6) . La meditación también nos resulta útiles para descubrir dentro de nosotros mismos los defectos de tipo psicológico que nos hacen errar nuestro camino de profunda conmversión cristiana de nuestra mente.

Por lo general, nos resulta difícil controlar nuestra mente. Es inestable y vulnerable a las circunstancias externas, como un globo a merced de los caprichos del viento. En el simbolismo cristiano primitivo la mente es representada como un asno al que hay que domar para poder entrar en la Jerusalén celestial que es nuestro corazón, morada de Dios mismo. Santa Teresa de Avila llama a la mente "la loca de la casa".

Si conseguimos nuestros objetivos nos ponemos contentos, pero en caso contrario nos enfadamos. Por ejemplo, si adquirimos un objeto que deseábamos o entablamos una nueva amistad, nos alegramos en exceso y nos aferramos a ellos con intensidad.Sin embargo, como no es posible cumplir todos nuestros deseos y es inevitable que algún día habremos de separarnos de nuestras posesiones y amigos, este apego sólo nos produce sufrimiento. Cuando no logramos lo que deseamos o perdemos algo que nos pertenece, nos enfadamos y desanimamos. Por eso dice Cristo: "mi reino no es de este mundo", y dice también que "no debemos aferrarnos en conseguir tesoros en la tierra sino buscar tesoros en el cielo donde no hay ladrón ni polilla". Esta opción puede ser alcanzada perfectamente cuando nos liberamos de los barrotes mentales que nos impiden acercarnos con pureza a nuestro interior, y comunicarnos sinceramente con Dios. Por medio de la meditación, aprendemos a crear un espacio en nuestro interior y una flexibilidad y claridad mentales que nos permiten controlar nuestra mente sin que nos afecten los constantes cambios en las circunstancias externas. De manera gradual, adquirimos una estabilidad mental que nos permite estar siempre felices, en lugar de oscilar entre los extremos de la euforia y el desaliento. Pero nunca debemos olvidar que la meditación y la oración van de la mano.

La oración meditativa ha sido desde los principios una parte integral de la experiencia cristiana. Pero nosotros estamos interesados no sólo por aquellos momentos especiales, meditativos y reflexivos, sino por una forma total de vida, una manera de vivir. En los inicios del cristianismo se le llamó Philokalia y fue la disciplina de todo buen cristiano.

Entre los primeros cristianos, la vida contemplativa era un aspecto integral de la vida de las comunidades. Mas tarde, se fue perdiendo, manteniéndose solo en algunos grupos minoritarios que eran mirados con sospecha, llegándose a identificar este aspecto solo con una vida restringida, célibe y enclaustrada. Sin embargo, Jesús llamó a todos a "ser perfectos" en el amor y la compasión, a dejar atrás el Ego, a despojarse de la ansiedad y el afán materialista, a aceptar su yugo, entrar en la habitación interior, cerrar la puerta de los sentidos y orar en lo secreto.
Fueron los Padres del desierto quienes conservaron y desarrollaron la oración contemplativa. Luego otros continuaron como los Padres de la Iglesia oriental, Santa Teresa de Avila, San Juan de la Cruz, el autor anónimo de "La nube del no saber", y muchos otros.
El mismo Jesús nos impulsa a reconocer como la mejor parte sentarse a los pies del Señor y contemplarlo.
Es de esta tradición que queremos alimentarnos para desarrollar una conciencia espiritual que nos permita descubrir el Ser que somos, manifestar la plenitud, la paz y el amor que de esa fuente fluye para trabajar por la paz y la justicia, identificarnos con los oprimidos, amar nuestro medio ambiente y toda la creación, y ser luz en el medio en el cual estamos insertos.

San Juan de la Cruz nos dice: " La Sabiduría de Dios, en que se ha de unir el entendimiento, ningún modo ni manera tiene, ni cae debajo de algún límite ni inteligencia distinta y particularmente, porque totalmente es pura y sencilla. Y como quiera que para juntarse dos extremos, cual es el alma y la divina Sabiduría, será necesario que vengan a convenir en cierto medio de semejanza entre sí, de aquí es que también el alma ha de estar pura y sencilla, no limitada ni atenida a alguna inteligencia particular, ni modificada con algún límite de forma, especie e imagen.(Subida al Monte Carmelo II,16,7)"

La practica de la meditación es usada en el cristianismo místico con objetivos principales:

Meditación en la Philokalia: Esta meditación es la que nos permite entrar en oración profunda, que es el rezo potenciado por la absoluta concentración en el misterio de Dios mismo, en un versículo bíblico a fin de comprender su significado, para adorarle en la profunda repetición del Padrenuestro o de un salmo y, finalmente, para poder presenciar cara a cara a Nuestro Padre que mora en secreto.

Meditación en Metanoia: Es la meditación que nos permite comprender y eliminar los distintos defectos pisicológicos que son ocasión de pecado, los yoes o egos que nos hacen caer en tentación. La psicología misma del cristianismo que nos encamina a la lucha auténtica contra el ego.

Todos nuestros hermanos están invitados a perfeccionar la fe a partir de la meditación, y estas meditaciones concreta las profundizaremos en su momento, pero mientras dejamos algunos consejos básicos antes de comenzar en esta disciplina cristiana.

Consejos Prácticos Para Comenzar a Meditar

1- Calma. El estado mental de la mañana es ideal para meditar. Lo mismo sucede al atardecer. La temperatura ambiental y la energía a esas horas es ideal para sumergirse en el estado de serenidad y contemplación que requiere la meditación. Pereo el devoto debe elegir el momento mas adecuado para su encuentro espiritual más íntimo. La hora de la meditación debe ser seleccionada con cuidado, debes seleccionar una hora en la que tengas tiempo para hacerlo, recuerda la meditación requiere que estemos tranquilos.


2- Rutina. Es importante establecer una rutina de meditación. Para esto hay que seleccionar un lugar especial (un sofá, la cama o cualquier otro lugar) y una determinada hora. Es recomendable meditar siempre a la misma hora y en el mismo lugar. De esa manera estamos aprendiendo a que a esa hora vamos a entrar en un periodo de calma para nosotros mismos. Recuerda el habito hace al monje.

3- Concentración. Antes de comenzar un periodo de meditación es importante mentalmente decirle a nuestro cuerpo y nuestro ser: calma, olvida el pasado, olvida el presente, olvida el futuro. Esto hace que nos condicionemos para concentrarnos. No es fácil al principio pero con un poquito de practica se logra.

4- Posición. Si te sientas para meditar trata de sentarte con la cara al norte o al este. Esta es una practica para beneficiarse de la energía en esas direcciones. El norte es el polo magnético, y el Este el lugar donde sale el sol.Siéntate cómodo en una posición en la estés relajado.

5- Espacio. Si te es posible debes tener un cuarto especial para meditar. De esta manera puedes usar ese espacio para crear un ambiento bonito, lleno de calma y tranquilidad, poner flores frescas, incienso y mantenerlo fresco y ordenado. Este será tu refugio.

6- Respiración. La primera actividad a la hora de meditar es respirar profundo, debes estar conciente de tu respiración. La respiración puede ser rítmica: primero inhalas, luego sostienes el aire y finalmente exhalas, trata de mantener en mismo tiempo en cada actividad. Recuerda la respiración mantiene el flujo la energía vital.

7- Despacio. No es fuerces la mente a pensar en algo rígidamente, respira y trata de concentrarte en la respiración deja que la mente se tranquilice poco a poco. Los pensamientos no necesitan que te pelees con ellos, observalos como quien observa algo totalmente ajeno sin identificarte con estos pensamientos.

8- Enfoque. Selecciona un punto focal en el cual concentrarte, puede ser el punto medio entre tus cejas o el corazón. Imagina al principio una luz, una vela, una rosa, lo que prefieras, lo importante es que no lo desenfoques de tu pantalla. Este punto tiene la función de hacer que tu mente se concentre sin esforzarte. Trata de enfocar tus pensamientos en ese punto, imaginariamente visualízalo. En el futuro usarás esa concentración para conocer tus defectos, o para orar con mayor profundidad.

9- Mantras. Si deseas puedes usar un mantra (la palabra que se repite constantemente) si tienes un mantra personal úsalo de lo contrario puedes usar cualquier mantra. Uno de los mantras más usados es OM, que es lo mismo que decir Amén. Es bastante útil también recitar el Padrenuestro o un salmo cualquiera concentrándote poco a poco y con mucha devoción en cada palabra.

10- Constancia. La practica perfecciona, si practicas estos pasos u otras técnicas de meditación veras como esto brinda tranquilidad a tu vida. No esperes resultados inmediatos, la meditación toma tiempo. Empieza con unos minutos e incrementa el tiempo paulatinamente.

La Meditación promueve un proceso de transformación interior, una conversación íntima con Dios en el silencio, que cambia nuestra manera de ver la realidad, tomando lugar un estado de conciencia que permite percibir y responder con una sensibilidad cada vez mayor a la Presencia Divina, dentro de nosotros, en y más allá de la creación.


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