domingo, 10 de febrero de 2008

Tras las pistas de San Valentín

«Te doy amor en el cual está contenido todo el sumúm de la sabiduría». (Hermes Trismegisto)
Todos los días 14 de febrero se celebra en el mundo cristiano (y en otras partes también) el día de los enamorados, también conocido como San Valentín, en honor al antiguo santo, declarado patrono del amor. Demás está decir que si posiblemente la intención de la Iglesia Católica por hacer de este día una ocasión propicia para que los creyentes puedan reconocer el caracter sagrado del amor, la historia mas bien ha degenrado, como casi todas las celebraciones en su aspecto mas comercial. En EEUU por ejemplo, de acuerdo a un reciente estudio, los hombres gastan entre 6o y 90 dólares durante esa fecha en obsequios que van desde una cena romántica hasta el siempre eficaz ramillete de flores. Pero mas allá de la forma en que podamos recordar esta fecha, nunca está de más recordar que el amor cumple una misión importante tanto en la vida cotidiana del ser humano, asi como en su aspecto más trascendental y religioso. No en vano se dice que si el ser humano salió del Paraíso en pareja, lo lógico es que también retorne al paraíso en pareja. Las grandes tradiciones religiosas afirman que el ser humano alcanza la plenitud de su unión mística con el ser Supremo únicamente mediante el amor. Esto lo podemos encontrar en el Tantrismo de los budas; en las alegorías amorosas de la mística sufí y, entre los cristianos, ya en las sublimes poesías del Cantar de los Cantares o incluso los versos alegóricos con temas de amor en místicos como San Juan de la Cruz, tal como lo puede demostrar este bello fragmento que nos dice:

En el principio moraba
En aquel amor inmenso
Una esposa que te ame.
Hágase, pues, dijo el Padre
Con esta buena esperanza
En aquestos y otros ruegos
Ya que el tiempo era llegado
Entonces llamó a un arcángel
Ya que era llegado el tiempo

Mucho más completo, las Sagradas Escrituras en el capítulo 13 nos refieren:

El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.
No se alegra de lo injusto, sino que se goza de la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.
El amor nunca pasará. Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado. Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías son también algo muy limitado; y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá.
Luego remata diciendo: Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor.
El amor es pues lo mas grande que puede hallarse en el ser Humano; la sabiduria, la fe y la esperanza deben ser transmutadas en amor. Pero solo las grandes almas pueden y saben amar.

Ahora bien el día de los enamorados y la pareja tiene larga data. Podemos fecharla inclusuo desde los lejanos tiempos de la Lemuria, cuando en determinadas fechas las parejas eran conducidas por sus espíritus guías a fin de dar inicio al tiempo de la fecundidad. Estas fechas coincidían con nuestros periodos actuales de cercanía a la primavera, las lunas nuevas que dan inicio a las siembras y fiestas cósmicas como los solsticios y equinoccios. En recuerdo de esos largos viajes a quedado nuestra tradición de la luna de miel. Mucho después, en la antigua Roma, el 15 de febrero se celebraba el día de la fertilidad o lupercalia, en honor del dios Lupercus. En todas las culturas han existido siempre las fiestas de la fertilidad que generalmente coinciden con el advenimiento de la primavera. La cultura cristiana ciertamente no fue ajena a ello, de tal modo que en el año 494, el papa Gelasio I prohibió la celebración de la lupercalia, que tenía ribetes del paganismo más salvaje, sustituyéndolo por la fiesta en honor del mártir del cristianismo primigenio, San Valentín.
Pocos saben sin embargo quién fue verdaderamente este Valentín cristiano que dió inicio a la celebración cristiana del amor. La ignorancia respecto a este personaje es tan grande que la misma Iglesia Católica el año 1969, desconocedora de sus orígenes, "dió de baja" a San Valentín, incapaz de poder explicar los orígenes, misión y cualidades de este personaje.
Lo cierto es que San Valentín fue un personaje de la Iglesia Cristiana primitiva -mas bien de tendencia gnóstica- , he allí posiblemente una de las razones por las que la Iglesia Católica moderna da pocas luces copn respecto a este personaje. Valentín, fue un gran maestro del amor, formó una escuela denominada la de los valentinianos. Fue gente que se dedicó al estudio del esoterismo cristico en todos sus aspectos.
El recuento más temprano del Día de San Valentín en Inglés dice que las aves escojen su pareja en ese día. La gente usaba un calendario diferente antes del 1582, y Febrero 14 era lo que ahora es Febrero 24. Geoffrey Chaucer, un poeta Inglés de los 1300, escribió en el Parlamento de las Aves, "Por esto que fue enviado el día de San Valentín; Cuando cada ave su pareja ha de elegir". Shakespeare también mencionó esta creencia en su obra "Sueño de una Noche de Verano". Un personaje en el drama descubre a una pareja de amantes en el bosque y pregunta, "San Valentín ya ha pasado; Comienzan estos amantes a juntarse ahora?".
Terminamos este post por el día de San valentín con una reflexión respecto a estos días:
"Para que haya amor, se necesita que haya afinidad de pensamientos, afinidad de sentimientos, preocupación mental idéntica. El beso viene a ser la consagración de dos almas, ávidas de expresar en forma sensible lo que interiormente viven. El acto sexual viene a ser la consubstancialización del amor en el organismo psicofisiológico de nuestra naturaleza. Un matrimonio perfecto es la unión de dos seres, uno que ama más y otro que ama mejor. El amor es la mejor religión asequible. Cuán noble es el ser amado, cuán noble es la mujer cuando en realidad de verdad están unidos por un vínculo de amor. Una pareja de enamorados se torna mística, caritativa, servicial. Si todos los seres humanos viviesen enamorados, reinaría sobre la faz de la tierra la felicidad, la paz, la armonía, la perfección. Ciertamente un pañuelito, una fotografía, un retrato, provocan en el enamorado, estados de éxtasis inefables. En tales momentos se siente comulgar con su amada aunque se encuentre demasiado distante, así es eso que se llama amor. ..Cuando la pareja está en realidad de verdad enamorada se producen dentro del organismo transformaciones maravillosas. El amor es una efusión o una emanación energética que brota de lo más hondo de la conciencia, esas radiaciones del amor, estimulan a las glándulas endocrinas de todo el organismo y ellas producen millones de hormonas que invaden los canales sanguíneos llenándolos de extraordinaria vitalidad. Hormona, viene de una palabra griega que significa ansias de ser, fuerza de ser. Muy pequeña es una hormona pero cuán grandes poderes tiene para revitalizar el organismo humano. En realidad de verdad, uno se asombra al ver a un anciano decrépito cuando se enamora, entonces sus glándulas endocrinas producen hormonas suficientes como para revitalizarlo y rejuvenecerlo totalmente. Amar cuán grande es amar. Solamente las grandes almas pueden y saben amar. El amor en si mismo es una fuerza cósmica, una fuerza universal que palpita en cada átomo como palpita en cada sol. Las estrellas también saben amar. Aparte observemos en las noches deliciosas del plenilunio, ellas se acercan entre si, y a veces se fusionan o integran totalmente. «Una colisión de mundos» –exclaman los astrónomos–, más en realidad de verdad lo que en realidad ha sucedido es que dos mundos se han integrado por los lazos del amor. Los planetas de nuestro sistema solar giran alrededor del sol, atraídos incesantemente por esa fuerza maravillosa del amor. Los átomos dentro de las moléculas también giran alrededor de sus centros nucleares atraídos por esa fuerza formidable del amor. Observemos el centelleo de los mundos en el firmamento estrellado. Comulgan tal como un centelleo luminoso las ondas de luz, las radiaciones con el suspiro del amor. Hay amor en las estrellas, en la rosa que lanza bailes y su perfume delicioso." (*)

*) Extracto de la Conferencia "el amor y el matrimonio" de S.A.W

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